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Concordia » Hora Digital
Fecha: 11/02/2025 00:27
La fe ha tomado un rol clave en la vida personal de Denzel Washington (REUTERS/Aude Guerrucci) Denzel Washington ha construido una carrera basada en personajes imponentes, desde Malcolm X hasta el corrupto Alonzo Harris en Training Day (2001). Sus interpretaciones están marcadas por una autoridad inquebrantable y una presencia que impone respeto. Pero, en su vida personal, Washington ha encontrado un propósito distinto: la fe. Además, está a punto de regresar a Broadway con Othello, en un montaje dirigido por Kenny Leon y co-protagonizado por Jake Gyllenhaal como Iago Su camino hacia la fe “Me bauticé y ahora debo tomar cursos para obtener una licencia”, cuenta el actor en una entrevista con The New York Times. Aunque muchos lo consideran ya un ministro, él aclara: “No soy un ministro ordenado”. Este giro en su vida no es casualidad. Su padre fue predicador y, en su juventud, una mujer en la peluquería de su madre le hizo una profecía: “Me dijo que viajaría por el mundo y hablaría ante millones de personas”. En ese momento, Washington creyó que lo estaba cumpliendo a través de su trabajo en el cine. “Ahora intento ser más específico, hablando sobre mi fe”, explica. Cuando se le pregunta si dejaría la actuación por completo para dedicarse al ministerio, responde con cautela: “No lo sé”. Washington comparte que su evolución espiritual no es una coincidencia REUTERS/Mario Anzuoni El teatro como experiencia espiritual Para Washington, el teatro sigue siendo la máxima expresión de su arte. “Creo que eso es lo que todavía me da la mayor alegría: actuar en el escenario, más que en las películas”. El entrevistador menciona un ensayo de James Baldwin, The Devil Finds Work, donde se compara el teatro con la iglesia. Baldwin argumenta que ambas son experiencias colectivas donde la audiencia participa activamente. Washington está de acuerdo: “Sí, coincido con eso”. Pero en un contexto global de crisis e incertidumbre, Washington también pone su carrera en perspectiva: “Con todo lo que está pasando en nuestro mundo, en nuestro estado, en nuestra ciudad… es solo una obra de teatro. Estoy agradecido por la oportunidad, pero cuando lo pones en perspectiva, es solo una obra”. La actuación como negocio Washington nunca ha ocultado la realidad económica de su profesión. “He tomado cada trabajo por dinero”, dice sin rodeos. “Nunca dije: ‘Quédense con el dinero, estoy tan feliz de ser actor que ni lo quiero’”. Washington reconoce la importancia del dinero en sus decisiones laborales (REUTERS/Steve Marcus) Pero admite que hubo una diferencia en cómo eligió ciertos proyectos. Mientras que filmes como Malcolm X (1992) tenían un peso histórico y cultural, otros como Virtuosity (1995) respondían a necesidades más inmediatas. “Tenía cuentas que pagar”, reconoce entre risas. El impacto de la paternidad Tener hijos cambió su perspectiva sobre la industria. “Sí, lo cambió todo”, confiesa. Su hijo John David Washington siguió sus pasos en la actuación y consiguió su primer gran papel en Ballers sin que su padre lo supiera. “Pauletta (su esposa) no me lo dijo, así que obtuvo el trabajo antes de que yo me enterara”, recuerda. La familia de Washington está llena de talento artístico. Su esposa es actriz, cantante y pianista de formación clásica. “¿Conoces la competencia Van Cliburn?”, pregunta, refiriéndose a uno de los concursos de piano más prestigiosos del mundo. “Mi esposa compitió ahí. Estudió en Juilliard. Me casé en ascenso”. “No soy muy reflexivo” A pesar de su éxito, Washington no se considera un artista en el sentido tradicional. “Actuar simplemente me eligió a mí, y seguí adelante”, dice. “Pero ella (Pauletta) es una artista. Aprendí mucho de ella, sobre disciplina, apreciación…”. Washington destaca la influencia de su esposa Pauletta en su vida (REUTERS/Aude Guerrucci) Pero cuando se le pregunta si ahora se ve a sí mismo como un artista, responde con humor: “Intento no mirarme a mí mismo en absoluto”. Fe y propósito Su fe guía cada vez más su vida. “A este punto, todo lo que hago es a través del lente de lo que Dios piensa, no de lo que ellos (el público) piensan”, explica. Para él, la verdadera prueba no está en cómo reacciona la gente a sus actuaciones, sino en lo que cada espectador aporta a la experiencia. “Cuando me preguntan: ‘¿Qué quieres que la gente obtenga de esta película?’, siempre respondo: ‘Depende de lo que traigan con ellos’”. En su próximo papel como Othello, la obra adquiere nuevos matices en un mundo hiperconectado. “Los temas de los celos, la envidia, el dolor y la muerte toman un nuevo significado en la era de la información”, reflexiona. “A veces solo hay que saltar al agua” En un punto de la entrevista, Washington desafía al entrevistador a que le haga preguntas más personales. “Quiero saber más sobre ti”, dice. Cuando el entrevistador admite que no es lo suficientemente asertivo y que evita el conflicto, Washington profundiza: “¿Eso tiene algo que ver con tu padre?”. El actor cierra la conversación con una enseñanza. “A veces, un hombre baja a la orilla del océano e intenta meter todo el conocimiento del mar en su pequeña cabeza en lugar de simplemente saltar al agua y disfrutarlo”, dice. Luego, agrega con una sonrisa: “La próxima vez, trae tu traje de baño. Vamos a saltar al agua juntos”. “A veces, un hombre intenta meter todo el conocimiento del mar en su cabeza”, dice Washington (REUTERS/Phil McCarten/Archivo) Más allá de los premios Cuando se le pregunta si le afectó no haber sido nominado al Oscar por Gladiador II (2024), Washington no duda en responder: “Estaba sonriendo, pensando: ‘Mira dónde estoy. El día en que no obtuve una nominación al Oscar, estoy ensayando Othello en Broadway. ¿Estás bromeando? ¡Ay, qué tristeza!’“. A estas alturas de su vida, los premios y reconocimientos son secundarios. “Estoy aprendiendo a hablar menos y a entender más”, dice. “Y eso me emociona”. Para Denzel Washington, el mensaje que quiere dejar es claro: “Cree en algo más grande que tú mismo. Cree”.
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