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  • Los Trinitarios ensalzan a su reformador

    » Diario Cordoba

    Fecha: 09/02/2025 02:25

    La gran Familia Trinitaria de Córdoba inició el pasado uno de febrero un Jubileo por el 50 aniversario de la canonización del reformador de la Orden, san Juan Bautista de la Concepción, que se prolongará hasta el próximo 15 de junio, solemnidad de la Santísima Trinidad. En palabras del actual Superior de la comunidad de los PP. Trinitarios, Sergio García, «Córdoba es un lugar de referencia para todos los trinitarios del mundo porque es donde se encuentran sus reliquias, es donde él murió y desde aquí se promovió su beatificación, en septiembre de 1819, por Pío VII y, después su canonización, que tuvo lugar el 25 de mayo de 1975, oficiada por el papa Pablo VI. Las reliquias que están aquí en Córdoba viajaron por varios lugares de España, los más significativos para su reforma, con la publicación de sus obras». Ciertamente, san Juan Bautista de la Concepción es un gran místico, reconocido por la Iglesia durante el Siglo de Oro, al mismo nivel de santa Teresa de Jesús o san Juan de la Cruz. En el amplio programa de actos preparado por la familia trinitaria y que abarca no sólo actos religiosos, como la novena que se ha celebrado la pasada semana, sino también, caritativos, culturales y lúdicos, he tenido el honor de participar con una «conferencia-encuentro», titulada «San Juan Bautista de la Concepción y el mundo de hoy», celebrada en el salón de actos del convento. Quise dirigir tres miradas: primera, al santo reformador; segunda, al mundo de hoy; y tercera, a nuestro propio corazón. Subrayé con fuerza los «tres amores» de san Juan Bautista de la Concepción: «La Santísima Trinidad, los pobres y los cautivos». Los vivió intensamente en la oración, en el encuentro con Dios y en la formación, con su palabra que llevaba el aroma de un Cristo vivo, compasivo y tierno, con las personas más necesitadas, y con sus escritos copiando el estilo de Teresa de Jesús, utilizando muchos ejemplos cotidianos, narrando cómo Dios lo va llamando y va fundando los conventos, superando mil dificultades y obstáculos. Hubo muchísimas vocaciones, saliendo tambien varios santos, como san Miguel de los Santos, del que se celebra el cuarto centenario de su muerte en este año. Fue una ola de santidad y para la Orden, una bendición, que cosechó abundantes frutos. Quise destacar tambien en mi ponencia, que este «reformador» es un santo que «toca todos los palos», con un lenguaje sencillo, intercalando fábulas y cuentos, un santo «muy de la vida y del pueblo cotidiano», como subraya el padre superior. «Mi Trinidad, el pobre y yo», solía decir. Curiosamente, cuando san Juan Bautista llegó a Córdoba, nadie quería más fundaciones, porque había muchas Órdenes religiosas. Entonces, el santo reformador decide construir una casa-convento en la muralla, que era la periferia de nuestra ciudad, convirtiéndose así en el «precursor» de lo que el papa Francisco ha propuesto en su pontificado: «salir a las periferias». Va a allí donde no había absolutamente nada, sólo una capilla con una imagen de la Virgen, la Virgen de Gracia, sin medios para «levantar» nada. El santo «pide agua» y debajo de la Virgen «nace» un pozo, con agua para edificar el nuevo convento. Me ha encantado «bucear» en la vida de san Juan Bautista de la Concepción, con motivo de los cincuenta años de su canonización y presentar en la «conferencia-encuentro», organizada por la comunidad trinitaria, los «frutos» de la presencia y de la obra del «reformador», en Córdoba, que se han multiplicado en el transcurso de los años. Los pobres, los marginados, los que viven en soledad, tienen un lugar en los Trinitarios, en la «Casa de día», en la Fundación «Pro-libertas», en los brazos abiertos de par en par de la gran familia trinitaria, recordando aquellas palabras del santo, cuando susurraba ante el Crucifijo, a la hora de su muerte en el convento de Córdoba: «Bien sabéis, Señor, que he hecho lo que he podido». Al fin, como decía Jaime Siles, en uno de sus versos: «El hombre es el sueño de una claridad». Para los creyentes, añadiríamos nosotros, de una «claridad divina». *Sacerdote y periodista

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