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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 08/02/2025 14:31
Yamandú Orsi, presidente electo de Uruguay (AP Foto/Matilde Campodonico) El próximo 1 de marzo, Yamandú Orsi asumirá la presidencia de Uruguay con una visión clara: la política exterior debe basarse en la cooperación, más allá de las diferencias ideológicas. Durante una entrevista con la revista Quorum (propiedad del empresario de medios Gabriel Hochbaum, del grupo El Observador), el ex intendente de Canelones reafirmó la necesidad de fortalecer la relación bilateral con Argentina, destacando su disposición a trabajar con el presidente Javier Milei en áreas estratégicas. Con un enfoque pragmático, el mandatario entrante subraya que su país debe consolidar su estabilidad política y económica como un atractivo para inversionistas, al tiempo que avanza en una reforma clave: la creación del Ministerio de Justicia para garantizar el acceso equitativo a la justicia en todo el territorio. Desde el inicio de su campaña, Orsi dejó claro que la relación con Argentina no es opcional, pese a las diferencias ideológicas con Milei: “Tiene que ser muy buena. No tenemos otra chance”, afirmó en su momento. Ahora, ya electo presidente, refuerza ese mensaje con un llamado al pragmatismo. Orsi reconoce que su perfil político dista del de Milei, pero no ve en ello un obstáculo insalvable: “Javier Milei es el Presidente legítimo de la Argentina y yo soy el Presidente que los uruguayos decidieron tener. No tenemos derecho a no hacer uno y mil intentos para lograr coincidencias, no para nuestros gobiernos sino para nuestros pueblos”. Uno de los primeros signos de acercamiento entre ambas administraciones se dio con el compromiso de Milei en la histórica disputa por el dragado del Río de la Plata, un tema que había generado fricciones durante años entre Montevideo y Buenos Aires. Orsi reconoció este gesto como una señal positiva y expresó su voluntad de consolidar acuerdos que beneficien a ambas naciones. Yamandú Orsi aseguró que buscará una estrecha relación con el gobierno de Javier Milei (Pierdomenico/Bloomberg) “Uruguay seguirá estando donde está, geográficamente hablando, y Argentina lo mismo. ¿Es inteligente, es lo procedente, es de sentido común vivir enfrentados? Francamente creo que no”, agregó. En un contexto donde las etiquetas ideológicas suelen ser un factor determinante en la política, Orsi se definió de manera clara: “Soy un progresista pragmático. Progresista y pragmático, las dos cosas”. Esta visión, según él, es la que guió su gestión en Canelones y será el eje de su presidencia. Si bien reconoció que las diferencias con Milei son evidentes, insiste en que la política debe basarse en hechos concretos y no en afinidades personales o partidarias. “A veces ciertas presuntas afinidades ideológicas dejaron en claro un sinfín de sinsabores, al menos para los uruguayos. El episodio de los puentes cortados no es un recuerdo grato”, sostuvo, en referencia al conflicto que paralizó el tránsito fronterizo entre ambos países durante el gobierno de Tabaré Vázquez. Para Orsi el verdadero desafío es construir una relación de confianza que trascienda los liderazgos individuales: “Podremos acordar o no, pero jamás debemos renunciar a conversar y procurar los acuerdos”. En ese sentido, afirmó que pretende entablar con Milei “la mejor relación posible”: “Descuento que el presidente Milei tiene idéntico propósito. Confío absolutamente que ambos gobiernos apostamos a tener una relación fructífera, por supuesto, no exenta de debates, polémicas y naturales desacuerdos”. Por su parte, y más allá de la relación política entre los gobiernos, el presidente electo enfatizó que Uruguay debe consolidar su imagen como un destino confiable para la inversión extranjera, especialmente la argentina. Durante su gestión en la Intendencia de Canelones, numerosos empresarios del país vecino apostaron por desarrollar proyectos en su departamento, algo que, según Orsi, ocurrió gracias a un ambiente de seguridad jurídica y reglas claras. “Uruguay es un país con una clara separación de poderes y con un sano nivel de convivencia política”, destacó. En su opinión, este es un valor que trasciende a los partidos y que ha sido construido por todos los gobiernos democráticos del país. La portada de la última edición de la revista Quorum En lo que respecta a su agenda interna, uno de los proyectos más ambiciosos de Orsi es la creación del Ministerio de Justicia, una iniciativa que cuenta con amplio respaldo político. Sin embargo, el presidente electo aclaró que no será una medida improvisada ni una simple promesa electoral. “Crear un ministerio es bastante más que dar una orden. A mi me eligieron Presidente. Tomo decisiones y actuaré con mi consejo de ministros. Pero, subrayo, fui electo como Presidente de una república y por tanto no soy ni seré un monarca”, señaló, con firmeza. Su administración ya trabaja en la planificación de esta nueva cartera, que tendrá como objetivo mejorar la administración de justicia en el país y garantizar un acceso equitativo para todos los ciudadanos. Desde el inicio de su campaña, Orsi destacó la desigualdad en el acceso a la justicia como uno de los principales problemas del país. Aseguró que su gobierno se enfocará en corregir esta situación, aunque reconoció que la reforma no será inmediata. “Los ciudadanos tienen el derecho a acceder en igualdad de condiciones a la Justicia y el Estado la obligación de hacer eso viable. Ese es el norte de nuestro gobierno”, apuntó. Orsi se mostró consciente de las dificultades que enfrentan muchas localidades en materia de infraestructura y recursos judiciales, y aseguró que su administración trabajará para cambiar esa realidad. Si bien la Ley de Presupuesto, que regirá a partir de enero de 2026, será clave para materializar estos cambios, insistió en que su gobierno no caerá en la inacción: “No improvisamos. No será una práctica de este gobierno anunciar la nada misma. El humo no va conmigo”, sentenció. A pocos meses de asumir la presidencia, Yamandú Orsi se posiciona como un líder que prioriza el diálogo y la gestión concreta sobre las disputas ideológicas. Su compromiso con la justicia social y la estabilidad institucional marca el tono de su gobierno, mientras que su estrategia con Argentina se basa en la cooperación más allá de las diferencias. Con un discurso que evita promesas vacías y un enfoque de largo plazo, el próximo presidente de Uruguay deja en claro que su mandato buscará consolidar un país de reglas claras y oportunidades equitativas para todos.
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