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» Diario Cordoba
Fecha: 07/02/2025 06:44
Pilar Miró, Icíar Bollaín e Isabel Coixet (por partida doble). Las mujeres que han ganado un Goya a mejor dirección caben en una línea de texto. Y sobran caracteres. Pese a que las cifras han mejorado ligeramente en la última década y, aunque que se han puesto en marcha iniciativas para paliar esta discriminación, la brecha de género en la Academia de Cine es un problema que aún está lejos de darse por solventado. Nadie da con la tecla, muchos se encomiendan al deseo de que el tiempo ponga las cosas en su sitio. Sin embargo, basta con hacer un estudio rápido de los galardonados y nominados en las 39 ediciones que se han celebrado para que la realidad golpee con dureza hasta las mentes más escépticas. Un análisis necesario dos días antes de que se repartan los ansiados 'cabezones'. En estos casi 40 años se han formalizado 157 candidaturas a la estatuilla que glosa la mejor dirección del año. De ellas, sólo 23 se escriben en femenino. El 14,6%. Es más, en 22 ocasiones (de 39, el 56,4%) todos los nominados fueron hombres. Esta sangrante estadística se agrava cuando se habla de ganadores: cuatro mujeres de 38. El 10,5%. De media, solo una por década desde que se celebró la primera gala en 1987. 'Los años milagro' fueron 2018, 2006 (ambos para Isabel Coixet, por 'La librería' y 'La vida secreta de las palabras', respectivamente), 2004 (Icíar Bollaín, por 'Te doy mis ojos') y 1997 ('El perro del hortelano', de Pilar Miró). Ha habido menos premiadas que presidentes del Gobierno. En masculino, claro. A pesar de que la situación es grave y los datos, desesperanzadores, la evolución por décadas deja abierto un resquicio de esperanza. En los 80 y 90 las candidaturas femeninas representaban el 9,1%; en los 2000, la proporción subió hasta el 15%; en los diez años siguientes se evidenció un retroceso, tanto que la cifra cayó al 9,8%; y, por fin, en este último lustro, la tasa se ha elevado al 29%. Insuficiente, sí. Pero es un primer paso. Hablando de nominadas, las más repetidas son, cómo no, Coixet y Bollaín (5 cada una). Tienen tres Miró y Gracia Querejeta, dos Paula Ortiz y cinco cineastas aparecen con una: Carla Simón, Pilar Palomero, Arantxa Echevarría, Elena Martín y Josefina Molina. Presupuestos pequeños Aunque ausente en esa lista, Clara Roquet es uno de los grandes nombres del cine español actual. Su ópera prima, 'Libertad', le valió el Goya a mejor dirección novel. Célebre sobre todo por su faceta como guionista ('Creatura', 'Petra'), defiende la necesidad de mantener las cuotas que tratan de marcar el camino hacia la equidad: "Aunque he oído la queja de que el sistema de discriminación positiva por puntos ya no es necesario, estas cifras prueban lo contrario", subraya. Asimismo, abre el melón del dinero y defiende la necesidad de confiar grandes presupuestos a equipos femeninos, una asignatura pendiente que, a su juicio, acarrea consecuencias: "Existe el prejuicio de que nosotras preferimos hacer películas más pequeñas e intimistas. Esto no es cierto y perpetúa la desigualdad. Y, al final, las producciones más pequeñas también tienen menos dinero para promoción y es más difícil que lleguen al público y a los académicos", denuncia. Es un punto de vista que comparte Arantxa Echevarría, que este 2025 aspira a su primera estatuilla por 'La infiltrada'. En 2019 recibió el Goya a la mejor dirección novel por 'Carmen y Lola'. "Los productores siempre han sido hombres y han mirado a su alrededor, a otros hombres. Ha sido difícil que su punto de vista saliera de su círculo de conexión. Creo que el incentivo de las ayudas del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, que apoya con puntos a mujeres directoras, guionistas y técnicas, los ha puesto un poco en el espacio", indica, y acepta el reto de "ser taquilleras": "Siempre estamos con la losa de las películas pequeñitas, con lo cual tienen que ser historias pequeñitas. No tenemos presupuestos para hacer ciencia ficción o terror. Hablamos de lo íntimo porque nos gusta, pero también por falta de medios". Más premiadas noveles Curiosamente, la situación cambia cuando se estudia el historial del Goya a mejor dirección novel. Aunque aún dispar, la proporción hombres-mujeres mejora en esta categoría. Son 39 de los 154 nominados (el 25,3%) y 11 de los 38 condecorados (el 28,9%). En la gala del sábado dos nombres pueden ampliar la lista: Sandra Romero ('Por donde pasa el silencio') y Paz Vega ('Rita'), que compiten con Miguel Faus ('Calladita'), Pedro Martín-Calero ('El llanto') y Javier Mancipe ('La estrella azul'). Dos apuntes llamativos: ni Isabel Coixet ni Icíar Bollaín se lo llevaron, aunque optaron a él. Sí lo hicieron tres de las cineastas que más tarde pelearon por el 'cabezón' a mejor dirección: Pilar Palomero, Arantxa Echevarría y Carla Simón. Las cifras son públicas y fácilmente accesibles, lo que no quiere decir que se hayan sabido colocar en el contexto adecuado. Belén Funes, que tiene en su estantería la estatuilla que reconoce mejor dirección novel (de 2020, por 'La hija de un ladrón'), tacha este desajuste de "masculinidad institucionalizada", y lo explica: "Siento que ese desequilibrio entre los números y las estadísticas ha sobrevivido porque, sencillamente, nadie le ha prestado atención, aunque ahora sepamos interpretarlo como un síntoma inequívoco de este patriarcado en el que vivimos". A la vez que fija una tarea compartida: "Es nuestra responsabilidad aprender a mirar el mundo, analizarlo y extraer conclusiones". Carlota Pereda hizo en parte suya esa tarea cuando alumbró 'Cerdita', una historia que le valió el Goya al mejor cortometraje de ficción en 2019, el que se convirtió cuatro años más tarde en un largometraje escrito, dirigido y protagonizado por mujeres que cosechó el aplauso de la crítica y el público. Porque, en contra de lo que aún cree un sector cada vez más marginal, el cine que hacen ellas no es solo para ellas. "Es una idea reduccionista y ciega a la realidad. Refleja un prejuicio de base que insinúa que somos distintas a los hombres, casi un subgrupo de humanos extraño con el que no es posible empatizar. Y menos contar historias universales", denuncia. Aprovecha para lanzar un dardo a la Academia, una institución que lamenta que siga siendo "mayoritariamente masculina, de una franja de edad elevada y de gustos conservadores": "Dan premios a sus pares. Reflejan sus gustos y sus filias. Si a esto le sumas el sesgo de género que históricamente ha invisibilizado el trabajo de las mujeres, no hay sorpresas". Termina este alegato Paula Ortiz, creadora de cintas como 'De tu ventana a la mía', 'La novia', 'Teresa' o 'La virgen roja'. Esta última le podría dar el sábado el 'cabezón' a mejor dirección. "Llevamos cien años pidiendo igualdad de derechos y oportunidades. Ser sujeto, voz, presencia, cuerpo, alma e imaginación", recalca. Pero no se queda ahí, va un paso más allá y pone sobre la mesa la cuestión de los cuidados, una de las grandes asignaturas pendientes del mercado laboral (en general): "El cine es un ámbito de trabajo enormemente exigente en lo que tiene que ver con el tiempo y el espacio, con los viajes, con la implicación. A veces se hace incompatible gestionar la maternidad, los cuidados que recaen en nosotras. Más que otras cosas, poner el foco en esto garantizaría más la presencia de mujeres", reclama.
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