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  • Cómo es el plan de defensa global activado por la ONU ante la amenaza de impacto de un asteroide en la Tierra

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 06/02/2025 12:44

    El camino del asteroide 2024 YR4 cerca de la Tierra La reciente detección del asteroide 2024 YR4 reavivó el debate sobre la defensa planetaria y los riesgos que representan los objetos cercanos a la Tierra. Identificado a finales de diciembre de 2024 por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS), este cuerpo celeste de entre 40 y 100 metros de diámetro se encuentra en la lista de riesgo de impacto manejada por agencias espaciales de Estados Unidos y Europa. Actualmente, la probabilidad de que impacte la Tierra el 22 de diciembre de 2032 es del 1,5 %, según estima la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la Agencia Espacial Europea (ESA), que movilizaron sus sistemas de observación y seguimiento y generó la activación de un Protocolo de Seguridad anti asteroide, promovido por Naciones Unidas. La ONU activó un protocolo de seguridad global ante la amenaza de un asteroide (Imagen Ilustrativa Infobae) El impacto de un asteroide en la Tierra no solo representa un peligro inmediato, sino que podría desencadenar efectos climáticos duraderos. Un estudio publicado esta semana en la revista Science Advances analizó las consecuencias de un evento de este tipo, utilizando como modelo al asteroide Bennu. Esta roca espacial, de aproximadamente 500 metros de diámetro, tiene una probabilidad de colisión con la Tierra de 1 en 2700, y ocurriría en el año 2182. Según el análisis de científicos del Centro de Física del Clima, del Instituto de Ciencias Básicas de la Universidad Nacional de Pusan (Corea del Sur), el choque de Bennu podría provocar un descenso global de temperaturas de hasta 4 grados centígrados, acompañado de una reducción del 15 % en las precipitaciones y alteraciones drásticas en la química atmosférica y la fotosíntesis. Tras la caída de entre 100 y 400 millones de toneladas de material a la Tierra, las mismas quedarían suspendidas en la atmósfera, generando un oscurecimiento solar y dando lugar a un “invierno de impacto” de entre tres y cuatro años. Respuestas climáticas y ecológicas a las inyecciones de polvo de 400 millones de toneladas de un impacto de asteroide tipo Bennu. (IBS) “Se estima que existe una probabilidad del 0,037 % de que el asteroide Bennu colisione con la Tierra en el año 2182 d. C. La posible colisión de asteroides de tamaño mediano puede inyectar cantidades masivas de polvo en la atmósfera, con consecuencias desconocidas para los ecosistemas terrestres y marinos”, detallaron los científicos en el estudio presentado. Y agregaron: “Se proyecta que tras un posible impacto, las temperaturas medias globales caerán 4 °C y las precipitaciones globales disminuirán un 15%. Las mayores reducciones relativas en la productividad primaria neta global terrestre y marina alcanzan el 36 y el 25 %, respectivamente”. Además, los investigadores determinaron que un evento de este tipo podría reducir la capa de ozono en un 32 %, aumentando la radiación ultravioleta. También, la fotosíntesis se vería afectada de inmediato, con una reducción inicial del 20-30 %, lo que dificultaría el crecimiento de las plantas y alteraría la cadena alimentaria. Órbita del asteroide 2024 YR4 y su cruce con la terrestre (NASA) No obstante, los modelos también mostraron un efecto inesperado en el plancton marino. Mientras que la mayoría de los ecosistemas se verían gravemente afectados, algunas regiones oceánicas podrían beneficiarse del enriquecimiento de hierro en el agua, favoreciendo la proliferación de diatomeas en el Pacífico ecuatorial oriental y en el océano Antártico. Este proceso permitiría que ciertos ecosistemas marinos se recuperaran en un período de seis meses. Activación del protocolo mundial anti asteroide Frente a la reciente detección del asteroide 2024 YR4, la Organización de las Naciones activó los protocolos de defensa planetaria para precisar mejor la órbita, el tamaño y la amenaza que supone este cuerpo celeste que vaga en el espacio. Según sus responsables, los este protocolo se activa cuando la probabilidad de impacto es superior a un 1%, a fin de que comiencen a trabajar en este tema la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), presidida por la NASA y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), dirigido por la ESA. Un asteroide cayó en Lensk, Rusia, el 4 de diciembre último (REUTERS) “Se está simplemente informando de que, como expertos y por nuestros protocolos, tenemos que poner una atención especial a este asteroide particular”, explicó el español Juan Luis Cano, coordinador de la Oficina de Defensa Planetaria de la NASA envió un mensaje de tranquilidad por la activación del protocolo “Sigue habiendo un 98,5 % de posibilidades de que no impacte con la Tierra, no queremos transmitir un mensaje catastrofista a la sociedad”, analizó el experto. El seguimiento de 2024 YR4 en su paso por la Tierra Vista del asteroide 2024 YR4 desde el observatorio ATLAS El asteroide 2024 YR4 ha sido catalogado con una puntuación de 3 en la escala de Turín, utilizada para medir la peligrosidad de estos objetos. Este nivel indica un bajo riesgo de impacto, aunque justifica la vigilancia constante. No obstante, la comunidad científica ha intensificado su monitoreo para precisar su trayectoria. “Lo más probable es que este pase sin causar daño”, explicó Colin Snodgrass, profesor de astronomía planetaria en la Universidad de Edimburgo. Hasta ahora, solo el asteroide Apophis ha superado esta calificación, alcanzando temporalmente el nivel 4 antes de que nuevos cálculos descartaran cualquier posibilidad de colisión. A pesar de su tamaño reducido en comparación con el asteroide que provocó la extinción de los dinosaurios, un impacto de 2024 YR4 podría causar una destrucción significativa a nivel local, similar al evento ocurrido en Tunguska, Siberia, en 1908. El 30 de julio de 1908 cayó un asteroide en la región de Siberia, que destruyó varias hectáreas de terreno Desde su detección, diversas agencias espaciales han activado protocolos de cooperación internacional. La Red Internacional de Alerta de Asteroides ha comenzado a recopilar datos adicionales sobre su trayectoria, mientras que el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales analiza posibles planes de mitigación. “El primer paso en la respuesta de defensa planetaria es iniciar más observaciones”, afirmó Snodgrass. Si las mediciones futuras confirman que la probabilidad de impacto no se reduce, se considerarán otras medidas, como una misión de reconocimiento o incluso la desviación del asteroide. Los avances tecnológicos han permitido que se desarrollen estrategias efectivas para modificar la trayectoria de estos cuerpos celestes. La NASA llevó a cabo en 2022 la misión DART, que logró cambiar la órbita de un asteroide mediante el impacto de una nave espacial. Este mismo procedimiento podría utilizarse con 2024 YR4 si se concluyera que existe un riesgo real. Así fue la misión DART de la NASA para desviar un asteroide no peligroso (Marcelo Regalado) “Este asteroide es de la escala en la que una misión como DART podría ser efectiva, si fuera necesario, por lo que tenemos la tecnología y se ha probado”, explicó Snodgrass. La vigilancia y el desarrollo de nuevas estrategias son cruciales para enfrentar futuros desafíos. La detección y el monitoreo constante de objetos cercanos a la Tierra han mejorado en las últimas décadas, pero aún quedan obstáculos por superar. Gareth Collins, profesor de ciencias planetarias en el Imperial College de Londres, destacó la importancia de seguir perfeccionando estos métodos: “En esta etapa, lo mejor que se puede hacer es continuar rastreando el asteroide durante el mayor tiempo posible para que podamos predecir su trayectoria con más confianza”. Uno de los principales retos es la dificultad para rastrear con precisión objetos pequeños que siguen trayectorias inciertas. En el caso de 2024 YR4, se espera que en diciembre de 2028 haga otro paso cercano a la Tierra, lo que permitirá nuevas mediciones para reducir las incertidumbres sobre su órbita. Hasta entonces, permanecerá en la lista de riesgo de impacto. La ESA lanzó la misión Hera para estudiar el asteroide Dimorphos (REUTERS/Steve Nesius/File Photo) A lo largo de la historia, la Tierra ha experimentado múltiples impactos de asteroides, siendo el más significativo el que formó el cráter de Chicxulub en México hace 66 millones de años. Con un diámetro de aproximadamente 10 kilómetros, este asteroide provocó la extinción de los dinosaurios y un cambio climático global. Si bien los eventos de gran escala son poco frecuentes, las investigaciones actuales destacan la importancia de comprender las posibles consecuencias de impactos menores y desarrollar estrategias de mitigación. Sobre Bennu, hay que decir que es uno de los asteroides mejor estudiados hasta la fecha. En septiembre de 2023, la misión Osiris-Rex de la NASA trajo a la Tierra 120 gramos de material extraído de su superficie. El análisis de estas muestras ha permitido descubrir minerales esenciales para la vida y compuestos nunca antes observados en cuerpos celestes de este tipo. Estos hallazgos no solo ofrecen información sobre el origen del sistema solar, sino que también podrían aportar pistas sobre la formación de la vida en la Tierra. La misión espacial Hera espera hacer historia con un asteroide lejano a la Tierra (Emxys) La combinación de estudios sobre impactos y misiones espaciales ha permitido avanzar en la comprensión de los asteroides y su potencial amenaza. Sin embargo, todavía queda trabajo por hacer. Andy Rivkin, investigador de defensa planetaria en el Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins, enfatizó la necesidad de continuar mejorando los sistemas de detección y respuesta. “Los sistemas internacionales que estamos implementando para encontrar, rastrear y caracterizar -y, si es necesario, mitigar los impactos de asteroides y cometas peligrosos están funcionando como estaba previsto”. La NASA llegó al asteroide Bennu y logró tomar muestras que regresaron a la Tierra en 2024 (NASA) El descubrimiento de 2024 YR4 y los estudios sobre Bennu destacan la importancia de la vigilancia espacial y la preparación ante posibles eventos de impacto. “Esperamos que la probabilidad de impacto sea cero en lugar del 100 por ciento”, afirmó Rivkin, aunque advirtió que aún se requieren más datos para realizar predicciones definitivas. Con el monitoreo continuo y el desarrollo de tecnologías de desviación, la humanidad sigue avanzando en su capacidad para enfrentar amenazas cósmicas y proteger el planeta.

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