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Valle María » Vallemarianoticias
Fecha: 04/02/2025 20:46
El pasado 23 de enero, una avioneta que sufrió un desperfecto tuvo un aterrizaje de emergencia en un campo en la zona de Ceibas, en el Departamento islas del Ibicuy. Tenía un cargamento de 359 kilos de cocaína y fueron detenidos la joven boliviana Jade Isabela Callaú Barriga, de 21 años, y su pareja Carlos Costa Díaz, un brasileño de 52 años que piloteaba la aeronave. Desde ese día, desde el Ministerio de Seguridad de la provincia se informó que la joven podría ser familiar de un poderoso jefe narco. El hombre señalado es Jorge Adalid Granier, quien sería tío de Callaú Barriga. Granier se transformó desde hace casi una década en un engranaje clave de la logística narco en Sudamérica. Está preso actualmente en el penal de Ezeiza, provincia de Buenos Aires, con uno de sus socios rosarinos: Fabián “Calavera” Pelozo, con quien –según las investigaciones judiciales- tenían armada una aceitada empresa criminal para la llegada de cocaína a la Argentina, con el objetivo de multiplicar su valor al ubicarla en los mercados de Europa y Asia. Granier se movía como pez en el agua por los países de la región, como Bolivia, donde se produce la cocaína y Paraguay, transformado en un hub narco, según los investigadores, señala un informe del periodista Germán De los Santos en el diario La Nación. El otro socio de Granier, con base en Brasil, era un peso pesado: Gilberto Aparecido Dos Santos, alias “Fuminho”, uno de los jefes máximos de Primer Comando Capital (PCC). Fuminho vivía con Granier en Buenos Aires, en un departamento en barrio Norte, ubicado en Rodríguez Peña 1057. Fuminho fue detenido por la DEA y la Policía Federal de Brasil en Mozambique al inicio de la pandemia. Su caída mostró la capacidad de movimiento del cartel. Los vínculos y la cantidad de droga que movía desde Bolivia y Paraguay hacia Argentina lo ubican a Granier como un jugador de relevancia, que –de acuerdo a los investigadores de Procunar- sigue activo, algo que lo evidencia una extensa cadena logística de la cocaína, que incluye movimientos en Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay. La sospecha es que detrás del cargamento de 360 kilos que se secuestró en una avioneta en Ibicuy hace dos semanas, cuando la aeronave aterrizó de emergencia en un campo, está la sombra de Granier. La mujer que iba en la avioneta, Jade Isabela Callaú Barriga, más conocida como “Chabela” en redes sociales, ganadora de Miss Fexpo Borja 2019, sería sobrina del narco boliviano. Granier recibió a fines de enero su primera condena en Argentina, luego de que fuera sentenciado a 10 años de prisión en Salta, acusado del tráfico de cocaína, tras el secuestro de un cargamento en 2020 en Ramallo. Por recomendación de la defensa, el narco boliviano admitió su culpabilidad y acordó un juicio abreviado en el marco de la acusación que hizo el fiscal federal Carlos Amad. Es que si no lo hacía podía estar más tiempo en la cárcel, ya que la mayoría de los integrantes de esta organización ya fueron condenados. La pena fue dictada por el Tribunal Oral Federal Nº2 de Salta en un juicio abreviado en el que Granier Ruiz admitió su responsabilidad en el transporte de 389 kilos de cocaína que fueron incautados en la ciudad bonaerense hace más de cuatro años. Además, Granier deberá pagar una multa de 2,7 millones de pesos, unos 2570 dólares, lo que en términos de plata narco es menos que un vuelto: el cargamento incautado estaba valuado en más de 1,5 millones de dólares. Esa carga fue secuestrada el 24 de setiembre de 2020 en manos de Adelaida Castillo, alias la Reina Titi, una expeluquera de Salvador Mazza, en la frontera con Bolivia, que se trasformó en una de las gerentes del poderoso clan Loza, cuyos miembros habían caído en 2018 y dos años después varios de sus integrantes fueron condenados a 10 años de prisión. “Madrecita”, como la llamaban los miembros del clan en las comunicaciones telefónicas, usaba una red de mensajería encriptada llamada Surespot en la que no se utiliza número telefónico. Hay otro cargamento secuestrado de 1166 kilos de cocaína que era trasladado desde Salta hacia la provincia de Buenos Aires, donde aparece la sombra de Pelozo y Granier. “El principal responsable de esta operatoria fue Valdemar Loza, quien días antes de ser detenido se reunió con Jorge Granier”, señala el documento judicial al que tuvo acceso La Nación. Los sospechados figuraban en las agendas del teléfono de Loza. Dejaron de usar esos números telefónicos días después de la detención del narco, que ocurrió el 17 de diciembre de 2017. Loza fue condenado a 15 años de prisión. Más de seis años en la mira Granier era investigado desde hace por lo menos seis años, pero misteriosamente nunca nadie lograba detenerlo con evidencia. Estuvo prófugo hasta marzo de 2023, cuando fue detenido por la policía brasileña en Jaraguari, a 47 kilómetros de Campo Grande, Matto Grosso. Meses después fue extraditado a la Argentina en junio de 2023 por pedido de la justicia federal, y alojado en la cárcel de Ezeiza. El 12 de julio de 2019 se inició una investigación tras una denuncia anónima que señalaba que Jorge Granier y su hermano Jean Carlo Granier, socios de Pelozo, “traficaban estupefacientes desde Bolivia, pasando por la ciudad Rosario, los cuales eran comercializados en la zona norte del conurbano bonaerense, en los partidos de Escobar y Pilar”. Jean Carlos Granier vivía en un departamento a cinco cuadras del Congreso de la Nación y se movían en un BWM. “La investigación estuvo a cargo de la Unidad Especial de Lucha Contra el Narcotráfico y Crimen Organizado del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y, al no obtener resultados de interés, el 7 de octubre de 2020 se dispuso el archivo de las actuaciones”, señala la investigación de Procunar. Granier mantenía vínculos con Pelozo, un narco rosarino, detenido en 2022 en Córdoba. Según Procunar, la DEA (la agencia de Drogas estadounidense) lo identificó como proveedor del capo rosarino Esteban Lindor Alvarado, al menos desde 2013. La organización tenía conexiones en Salta, Córdoba, Rosario y Buenos Aires, y utilizaba pistas clandestinas para recibir y distribuir grandes cargamentos de droga. Como reconstruyeron los fiscales, Granier y su socio rosarino, “Calavera” Pelozo, administraban rutas aéreas desde Bolivia hacia distintos puntos de la Argentina. Por cada servicio de “taxi aéreo”, con capacidad para alrededor de 400 kilos de cocaína, cobraban unos US$ 300.000. Una de sus clientes fue Reina Titi, que se animó a reclamarle por un faltante de droga al narco boliviano. Granier le reenvió un audio de la persona que se había encargado de acondicionar la droga: “Hermano, decile que la gris es la que tiene todo el papel film, todo papel film esa era la gris, era gris clarito, no era cinta gris como la vez pasada esa plomo, era más clarito y tenía todo el film afuera”. Ese audio reenviado, le aclaró Granier Ruiz a Castillo, era de “su muchacho”. Pero los investigadores no sabían cómo se llamaba el joven en cuestión. Hasta que cruzaron datos de otro expediente: era “Calavera”, con una pista clandestina para “bombardear” o aterrizar en Monte Maíz, Córdoba, y su propia casona en Ybarlucea, donde la “Reina Titi” y otros clientes pasaban a retirar los cargamentos. A la altura de su apodo, Pelozo tiene varios crímenes en su haber. En Santa Fe. Pero también en Buenos Aires. Para algunos investigadores, la sociedad entre el argentino, el boliviano y el brasileño podía cristalizarse en el primer cártel de la región. En su país, arrastra otra investigación, esta vez por lavado de activos. Por el cargamento de 389 kilos de 2020, el mismo tribunal de Salta, aunque diferente integración, ya condenó a la “Reina Titi” Castillo a 13 años de prisión en 2022; a Pelozo, a 9 años de prisión en 2023, y la jueza federal María Alejandra Cataldi, en representación del TOF, homologó el acuerdo de juicio abreviado con Granier Ruiz el 26 de diciembre de 2024. Lo que se sospecha es que esta organización narcocriminal continúa activa: un mes después de la sentencia a Granier Ruiz, su sobrina Jade Isabela Callaú Barriga, más conocida como “Chabela” en redes sociales, ganadora de Miss Fexpo Borja 2019, aterrizó con 359 kilos de cocaína en Ibicuy, Entre Ríos. Según publicó el sitio Encriptdata, la familia reconoció el parentesco: “Somos familiares por parte paterna, pero casi que no hemos convivido mucho porque vivían en otra ciudad. Nosotros creemos que ella fue de acompañante del piloto para ganar dinero. Porque nosotros somos de escasos recursos. Depende de dónde vaya, tenemos entendido que pagan 10, 15 y hasta 20 mil dólares, pero no estamos seguros. Nosotros no tenemos conexiones con el narcotráfico. Ella tomó una mala decisión solamente por el dinero”. Análisis
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