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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 02/02/2025 16:40
El Derby della Madonnina no comenzó bien para el Inter. Como todo clásico, los protagonistas salieron al Stadio Giuseppe Meazza de San Siro con una actitud agresiva, donde el temor a la derrota atentó contra la creatividad ofensiva. El Milan, aferrado a su línea de cuatro compuesta por Theo Hernández, Strahinja Pavlovic, Fikayo Tomori y Kyle Walker se las ingenió para desactivar el peligro que intentaba ocasionar la ofensiva del Nerazurro compuesta por Marcus Thuram y Lautaro Martínez. Los remates de media distancia de Henrik Mkhitaryan, las proyecciones de Hakan Calhanoglu y las tres intervenciones del Toro que no tuvieron el destino deseado conformaron las acciones que fueron merecedoras de abrir el marcador. En cambio, el Rossonero exigió a Yann Sommer con un disparo de Tijani Reijnders que el arquero belga descolgó del ángulo. El duelo era parejo, y cuando parecía que los intérpretes se iban a retirar a los vestuarios sin emociones, Rafael Leão se escapó por izquierda y envió un buscapié venenoso que complicó a Sommer y le dejó servido el tanto a Reijnders: 1 a 0 y al descanso. Cuando se reanudó el espectáculo, el bahiense volvió a tener otra chance para llegar a la red. Fue después de presionar en la salida y recuperar una pelota en territorio ajeno. A pesar del acoso constante de sus marcas, el ex Racing logró generar un espacio y fusilar a Mike Maignan, quien evitó el empate con sus piernas. Al capitán del Inter le ahogaron el grito del empate, cuando el árbitro Chiffi sancionó una infracción en ataque de Denzel Dumfries sobre Fikayo Tomori cuando el neerlandés cargó contra la espalda del defensor, antes de habilitar a Lautaro Martínez, quien de primera se disponía a celebrar la igualdad. Los reproches y las broncas se convirtieron en lamentos generalizados, cuando en la siguiente escena Yann Aurel Bisseck estrelló con cabezazo contra el poste izquierdo de Maignan. Sobre el final, el mismo caño le negó la igualdad a Marcus Thuram, quien sorprendió con una aparición fantasmal en un tiro de esquina y con el muslo derecho le cambió la trayectoria al balón. El sonido metálico volvió a ser festejado por los fanáticos del Milan, que para esas alturas ya no daban crédito a la fortuna que tenían a su favor. Como si se tratara de una ficción de Fontanarrosa llamada “La maldición del palo izquierdo”, Dumfries volvió a impactar el poste con un cabezazo que parecía terminar con la esperanza del Nerazzurro. Sin embargo, el empate llegó en el tercer minuto adicional, gracias a la magnífica habilitación de Nicola Zalewski y el oportunismo de Stefan de Vrij. Un poco de justicia para una repartición de puntos que no conformó a ninguno.
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