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  • ¿Es el DeepSeek chino un equivalente a lo que fue el Sputnik soviético el siglo pasado?

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 02/02/2025 08:35

    La irrupción de DeepSeek generó preocupación en EEUU (REUTERS) El 4 de octubre de 1957 la Unión Soviética lanzaba al espacio el Sputnik 1, el primer satélite artificial de la historia, inaugurando la llamada carrera espacial. En EEUU se sintió como un terremoto, una verdadera paranoia en torno a las capacidades soviéticas, lo que fue aumentando a medida que, en los años siguientes, los éxitos se acumulaban con el primer ser sintiente, la perrita Laika en el espacio para ser seguida por el primer astronauta (cosmonauta para los soviéticos) Yuri Gagarin el 12 de abril de 1961. De hecho, toda la primera etapa de esta carrera espacial está marcada por ese predominio, el cual solo desapareció cuando enormes cantidades de dinero, la creación de la NASA y el cumplimiento de la meta de llegar primeros a la luna, marcaron en esa década del 60 el triunfo de EEUU, el cual se disfrutó por lo difícil que fue. Fue lo primero que se me ocurrió cuando hace algunos días escuché por primera vez el nombre de la empresa china DeepSeek en Inteligencia Artificial (IA). Sin embargo, estaba lejos de ser algo original, ya que la analogía también era utilizada por personas que tenían más y mejor información que yo. El terremoto también se sintió en la bolsa de valores, ya que el impacto fue tal que, por solo citar un ejemplo, la cotización de Nvidia, un importante productor de chips avanzados perdió alrededor de US 600 billones. No se había conocido en un solo día una perdida tal en la historia de EEUU. Hasta ese lunes, pocos conocían el nombre de esa empresa fuera de la Bolsa y los ambientes tecnológicos. Hasta las más grandes como Meta se asustaron, la Bolsa tembló ese lunes 27 de enero de 2025 y en Europa y Japón, también hubo pérdidas. El mayor susto era cómo y por qué una empresa emergente china era capaz de causar tal situación. ¿El impacto era solo comercial o también marcaba un antes y después tecnológico? Una semana después no hay unanimidad que lo sea en lo que a IA se refiere, pero el pánico fue causado no solo por haber anunciado un producto mucho más barato que sus rivales, sino también un avance indiscutido, ya que esa empresa lograba igualar la capacidad que promete la IA con solo una fracción de los chips o semiconductores que venían empleando las principales empresas, es decir, había un momento Sputnik en la reacción de los gigantes de la IA y de Washington. No había duda de su impacto comercial futuro, ya que DeepSeek lograba entregar IA potente con mucho menos dinero que cualquiera de sus competidores, con logros que muchos expertos no creían todavía posible, creando todo tipo de dudas acerca de la competitividad de las empresas estadounidenses, considerando que una de las pocas cosas en la que tanto Trump como Biden parecían estar de acuerdo, era en lograr ser mucho más eficientes que los chinos en este campo, ya que detrás de esta competencia, al igual que en el caso del Sputnik, había una más grande, la de EEUU y China para ser la superpotencia de este siglo XXI, competencia que a su vez definirá el cetro geopolítico de la era que nos ha tocado vivir. En ese sentido, tanto el gobierno de Biden como el de Trump habían anunciado grandes cantidades de dinero a ser invertidos para asegurar el predominio de EEUU en semiconductores e IA, a ser seguidos por otras cantidades tan importantes como lo que costó la carrera espacial en el siglo pasado. Se habla de dinero propio y de otros, como, por ejemplo, los 500 billones de dólares que Trump había anunciado pocos días antes, incluyendo dinero de japoneses y árabes. Por ello, no dejaba de impresionar el impacto logrado por DeepSeek, ya que solo en un par de días, el discurso cambió por completo, desde ser los mejores del mundo a un discurso autoflagelante de valer mucho menos que la semana anterior, siendo lo más preocupante, las dudas que surgieron en torno al liderazgo y predominio estadounidense. DeepSeek irrumpió en el mercado con tecnología de inteligencia artificial más barata y eficiente, alterando la cotización de empresas competidoras como Nvidia (REUTERS/ARCHIVO) No habían transcurridos ni siquiera 48 horas, cuando políticos, periodistas y empresarios estaban llamando a una especie de proyecto Manhattan en alusión a cómo EEUU logró con la dirección de Oppenheimer la bomba atómica antes que Alemania. De hecho, el propio presidente Trump hablaba de la necesidad de que sirviera para despertar a EEUU, tal como el país se sorprendió cuando la pandemia del COVID-19 le demostró al mundo cuán profundo era el dominio chino en la producción de medicamentos (no así en ciencia básica) al ser la fábrica del mundo. En todo caso, una semana después de la aparición de DeepSeek, en EEUU hay menos flagelación y un balance más sobrio en torno a lo tecnológico, con un discurso en el que predomina la idea de que nunca hay que estar absolutamente tranquilos, en un campo que va a seguir deparando sorpresas, y lo que se necesita es tener claridad en torno a las prioridades, es decir, exactamente lo que permitió ganar tanto la Guerra Fría como la carrera hacia la Luna el ya lejano 20 de julio de 1969. La introspección también ha ido hacia otros aspectos, insistiéndose en contramedidas agresivas y proactivas para proteger la tecnología, lo que quiere decir, protegerse del espionaje como también existen numerosas demandas contra la propia OpenAI estadounidense, donde se la acusa de emplear datos protegidos por derechos de autor. La verdad es que la historia nos muestra que cuando una nueva tecnología aparece, siempre hay temores acerca de su uso como también de que se la mal utilice. En este caso, se trata del carácter dictatorial del gobierno chino, del control que tiene sobre las empresas de ese país, y, sobre todo, temores relacionados con su fuerza dirigente, es decir, el Partido Comunista. En ese sentido, una de las mayores y más efectivas críticas que ha recibido DeepSeek y que la hace menos confiable, es la censura previa que tiene incorporada, ya que se dificulta confiar en una IA que no puede responder con la verdad a la pregunta acerca de lo que ocurrió en la plaza Tiananmen. ¿Significa lo anterior que más que una situación similar al Sputnik soviético, quizás este éxito sería solo el inicio de un proceso de desconfianza similar al que está afectando a otra empresa innovadora en lo tecnológico y también exitosa en lo comercial, como es el caso de Tik-Tok? El modelo R1 de DeepSeek iguala capacidades avanzadas de IA con una fracción de recursos Mas allá de la situación actual, algo semejante ha ocurrido muchas veces en la historia, pero (casi siempre) se impone con rapidez lo tecnológico, sea por los autores de la innovación o por acción de imitadores, y a veces, con posterioridad se reconoce que los temores habían sido infundados o exagerados. Ocurre, pero no siempre. La raíz se encuentra en que una vez que un conocimiento se hace público en una sociedad, es muy difícil que desaparezca, lo cual es cierto de la energía nuclear y también lo va a ser en la Inteligencia Artificial. Al respecto, como elemento de estudio también tenemos presente lo que ocurrió con Japón, que después de la desaparición de la URSS era visto como un rival de peso. Mas aún, cuando tuvo lugar la irrupción masiva de la computación y la internet en los 90´s, se esperaba que su capacidad de innovación que, sin invertir grandes cantidades en ciencia básica, encontraba nuevos usos para los aportes de otros, lo transformara en el país ideal para arrasar en estas nuevas tecnologías, tal como lo había hecho en electrónica. Sin embargo, no fue Japón sino EEUU quien triunfó dominando esos campos hasta el día de hoy, y, por el contrario, Japón ingresó a un letargo económico que todavía le dura, ya que en vez de correr como liebre lo sigue haciendo como tortuga. Por su parte, el poder económico de China la hace un rival muy diferente para EEUU que el que fue la extinta URSS. Es decir, es un competidor a todo nivel, el cual debe ser derrotado en la batalla económica antes de que pueda ser vencido en la rivalidad geopolítica, situación en la que Trump tuvo razón antes que sus rivales políticos, que el dólar es un factor muy importante en la fortaleza actual de EEUU, por lo que debe ser protegido a toda costa. No es seguro que el tema de los aranceles le impida a China contraatacar, en la misma forma como medidas económicas de sanción que fracasaron con Rusia difícilmente van a tener éxito con China, quien también tiene un liderazgo en las llamadas “tierras raras”, es decir, la colección de minerales que son críticos para la producción de computadores, teléfonos celulares y, por cierto, de los adelantos tecnológicos que se anuncian para el futuro. Es en este sector donde EEUU podría hacer algo importante desde ya, no solo en lo productivo o en lo tecnológico, sino también en lo relativo a cumplir con su rol de superpotencia. Es así como ante la despreocupación de la gran prensa, en estos mismos días me sorprendo de cuan poca importancia se le da a la guerra civil (o invasión) de la República Democrática del Congo, no solo por la destrucción y muertes, sino que este país es clave para extraer estas tierras raras por encontrarse en su territorio. Es aquí donde no se aprecia todavía que exista la decisión de confrontar a China en todo aspecto y lugar, tal como se hiciera con la URSS, además, que esta despreocupación ha permitido a la Rusia de Putin vía el Grupo Wagner, controlar a varios países de donde fue expulsada la Francia de Macron, de donde acostumbraba a obtener el uranio y otros materiales necesarios para la energía nuclear que genera parte importante de su luz eléctrica. En otras palabras, el interés solo en Ucrania, no les ha permitido confrontar una presencia rusa que los está llevando a tener continuidad geográfica y faltando solo uno o dos naciones, para cubrir desde el Atlántico al Mar Índico, como tampoco se ha desarrollado una estrategia contra la alianza de China con Rusia, que hoy busca desplazar a EEUU de su liderazgo internacional. La llegada del hombre a la luna en 1969, marcó el éxito de los Estados Unidos como potencia científica en la década del 60 por encima de la URSS Mas aán, China se siente lo suficientemente sólida como para anunciar sanciones para ciudadanos estadounidenses que sean la respuesta a las que EEUU ha mandatado contra ciudadanos chinos. Es también el motivo por el cual China ha rechazado con fuerza que EEUU quiera tener una política de “contención” contra ellos, semejante a la que fuera tan eficiente contra la URSS, y a declarar que no solo la rechazan, sino que también estaría condenada al fracaso. China es por cierto un rival poderoso, lo que me lleva a preguntar en qué sector y dónde sería más beneficioso un proyecto Manhattan para EEUU, es decir, si tan solo un par de días de DeepSeek bastarían para pedir un compromiso de tal nivel o si hay otro sector donde los avances chinos sean sostenidos, siendo el caso de su esfuerzo para dominar la fusión nuclear y por lo tanto, el futuro de la energía limpia. Aquí se anuncia una revolución tecnológica y donde los progresos chinos son lo suficientemente consistentes como para anunciar a no lejano plazo un antes y un después. La historia nos muestra que la competencia entre naciones para transformarse en la más poderosa de una época determinada no solo ha existido ahora, sino que también se dio cuando Gran Bretaña desplazó a España en el siglo XVII y como el propio EEUU lo hizo con el imperio británico en el periodo que va entre fines del siglo XIX e inicios del siglo XX. Es una combinación de riqueza, tecnología y, sobre todo, la voluntad política para mantener el lugar o luchar por obtenerlo, por parte de quien lo desea, De tal modo no es de ahora el tema, que para explicar la actual tensión entre China y EEUU se usa el concepto de la trampa de Tucídides, teoría inspirada en la Historia de las Guerras del Peloponeso de Tucídides, historiador griego del siglo V antes de la era común. Este historiador narra como Esparta, la ciudad-Estado griega más poderosa de ese momento se vio amenazada por el rápido ascenso de Atenas, a quien consiguió detener. Valiéndose de esta historia, el profesor estadounidense Graham Allison le dio a la expresión la trampa de Tucídides un valor general para explicar la relación entre una potencia hegemónica en declive y otra en ascenso, y de valor explicativo para el momento que viven China y EEUU, además de estudiar 16 casos a través de la historia, en épocas y culturas distintas. Y es en ese aspecto que se pueden hacer preguntas incómodas. Con ejemplos como la invasión rusa a Ucrania y la expansión de Irán a través de todo el Medio Oriente, ¿está preparado EEUU para confrontar a China por Taiwán? Hay muchas razones para explicar una posible confrontación, pero también lo es el tema que estamos tratando en esta columna, el de la empresa DeepSeek, toda vez que Taiwán no es solo una provincia china que busca como país independiente su autonomía, sino que hoy es un principalísimo productor de chips que compiten por ser los más avanzados. Mas aún, en esa isla “Taiwán Semiconductor Manufacturing Company” produce la mayoría de los chips informáticos más avanzados del mundo, algunos de los cuales se fabrican ahora en Arizona. Áreas económicas que van desde la automotriz hasta dispositivos médicos dependen de estos chips, por lo que, si hubiera un enfrentamiento militar, la economía mundial podría ser afectada por una inesperada recesión, por lo que hay un explicable pánico económico. La rivalidad tecnológica entre EEUU y China puso su foco en la próxima frontera clave: el desarrollo de energía limpia mediante fusión nuclear (REUTERS/ARCHIVO) Esta es una muestra de la interdependencia del mundo actual, y de cómo se necesita conocimiento, pero también humildad para entenderlo. Es la razón por la cual la suerte de Taiwán no depende solo de una invasión, sino que se juega hoy, y para efectos de la competencia geopolítica, la voluntad es tan importante o aún más que la actitud con la que se ha hecho presente DeepSeek en la bolsa de valores. Mas allá que sea el nuevo Sputnik o el nuevo Tik-Tok, una revisión del cuarto de siglo transcurrido muestra que a China le falta y mucho para destronar a EEUU, pero tampoco hay duda de que reduce la distancia año a año, todos los años. Antes, Japón probó que podía hacerse innovación sin tener gran inversión en ciencia básica, por el expediente de innovar los inventos de otros, ejemplo perfeccionado por China prácticamente en toda actividad económica, quizás por ahora, con la excepción de Finanzas, donde sigue siendo actor secundario. Es en ese sentido que la IA de China plantea un serio desafío para EEUU y lo que se acaba de demostrar, es que el éxito en modelos baratos amenaza en forma inesperada el liderazgo tecnológico de EEUU como también, tiene la potencialidad para ser un área donde el Make America Great Again puede fortalecerse o hundirse, tal como Japón primero y China después lo hicieran con la electrónica, televisores y un largo etcétera. Aquí se necesitaría una reacción semejante a la que generó el Sputnik para que surja lo mejor de la capacidad y recursos de EEUU como también lo poco que se sabe del dueño de DeepSeek nos puede colocar en un escenario tan solo similar al de Tik-Tok. El propietario sería un ingeniero informático de nombre Liang Wenfeng, pero toda la publicidad que ha rodeado la irrupción del modelo R1, el que sería capaz de competir con las versiones más avanzadas de ChatGPT, pero a una inversión, y a un precio sustancialmente más bajo, curiosamente no va acompañado, como seria esperable, de mayores datos biográficos de la persona de su inventor y/o propietario, lo que da pie a mucha teoría conspirativa, partiendo por la propia incapacidad para contestar la pregunta de su relación con el PC chino. Sea la repetición de lo que ocurriera con Tik-Tok, donde el problema de fondo no es que haga algo distinto a otras empresas, sino las dificultades para responder a exigencias de seguridad nacional, o el caso del Sputnik, en un mundo hoy multipolar, pero que amenaza con volver a dos grandes actores, el tema de fondo es uno solo, autocracia versus democracia y mercado versus control estatal, en ambos casos, sea el ejemplo de ahora o el del siglo pasado, EEUU necesita recuperar la unidad que se ha perdido en su proceso de toma de decisiones, al ser un país dividido y todavía en guerra cultural. En uno u otro caso, para seguir siendo la superpotencia dominante necesita superar su peor debilidad, la unidad que se perdió y que todavía no logra recuperar. @israelzipper Máster y Doctor PhD en Ciencia Politica (U. de Essex), Licenciado en Derecho (U. de Barcelona), Abogado (U. de Chile), excandidato presidencial (Chile, 2013)

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