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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/02/2025 12:39
Este sábado habrá una nueva marcha a Plaza de Mayo convocada por el colectivo LGBT+ Por estos días se encendió un debate en Mar del Plata, donde la Iglesia tiene dos albergues para personas en situación de calle y lleva diariamente doscientas porciones de comida a través de la Noche de la Caridad. Desde un video de la cuenta oficial de la Intendencia, se mostraba como se desalojaba a dos personas en situación de calle sacándolos de mal modo, como si echarlos fuera la solución, pareciera que la solución para la pobreza es “no verla”. Organizaciones eclesiales de esa diócesis hicieron un llamado a “respetar la dignidad de estas personas” y manifestaron que las respuestas ante esa problemática “son insuficientes y muchas veces adoptan un enfoque que prioriza la represión por encima del cuidado y la escucha”. Lejos de hablar desde un escritorio o con una connotación partidaria, su mensaje se erige como una voz que busca sacarnos a todos de la comodidad del mirar para otro lado o –lo que es peor- del facilismo de pensar que quienes padecen este flagelo son todos delincuentes, y desde esa afirmación justificar entonces un trato hacia ellos que en mucho dista del abordaje humanitario y la escucha que corresponde a su condición de persona sujeto de derechos. Tal como lo expresaron en su declaración, es necesario un diálogo abierto que promueva la construcción del bien común y que “coloque a los más vulnerables en el centro de las prioridades. Como dice el papa Francisco, “nadie puede salvarse solo”. Desde sus orígenes, la Iglesia se hizo eco del mensaje de Jesús, y ya las primeras comunidades cristianas se destacaban por la especial atención que brindaban a los excluidos de entonces. Durante el paso de los siglos, la Iglesia fue dando forma a distintas instituciones que, de la mano de distintas órdenes religiosas, eran prácticamente la única “asistencia social” de aquellos tiempos. Leprosarios, hospitales y albergues, fueron solamente algunos aspectos de la labor social de la Iglesia, inspiradas en la caridad, sin contar las primeras universidades y escuelas. Luego del surgimiento de los Estados, éstos fueron asumiendo la primera responsabilidad de tutelar lo que el tiempo reconoció como derechos inalienables de las personas, pero no por eso la Iglesia dejó de hacerse eco del mensaje de Jesús, en muchos casos en colaboración con los Estados y en otros muchos con la colaboración de los miembros de la Iglesia que comparten sus bienes con los más necesitados. Lo hace por ser fiel a su misión. No persigue un fin político ni mucho menos partidario, sino que busca ser una respuesta al llamado de Jesucristo que en el Evangelio de Mateo nos dice “cada vez que lo hiciste con el más pequeño de mis hermanos lo hiciste conmigo”. En Mar del Plata hubo varios operativos para desalojar a personas en situación de calle En nuestro país, entre los muchos servicios y obras de caridad, la Iglesia está presente en las grandes ciudades acompañando de quienes están en situación de calle. La Noche de la Caridad es solamente un ejemplo de esa caridad que toma cada noche la forma de una vianda y un oído fraterno que gracias a las distintas parroquias llega a los hermanos que se encuentran en las plazas y en las veredas de las grandes ciudades. No fuimos nosotros los que generamos el problema, como solía decir el Cardenal Bergoglio, cuando me tocó acompañarlo en Buenos Aires: “El Estado y las malas políticas son los que fabrican los pobres y después se quejan de que la Iglesia en su misericordia intenta paliar en lo que puede su miserable situación”. Hoy también se realiza una marcha en repudio de los dichos del Presidente en Davos sobre las personas con orientación homosexual. Más allá de la connotación política o no de la convocatoria, el Arzobispado de Mendoza, que preside Monseñor Marcelo Colombo, Presidente de la Conferencia Episcopal, se sumó a la convocatoria en contra de la discriminación y en defensa de las minorías. Por otra parte el Departamento de Justicia y Paz y el de Pastoral Social, y la Vicaría de Solidaridad de la iglesia quilmeña, cuyo obispo titular es Carlos Tissera, ex presidente de Caritas nacional, emitieron un documento conjunto en el que expresan que “honrando la memoria de nuestra historia diocesana; y reafirmando nuestro presente en sus cauces pastorales (Opción Preferencial por los Pobres, Misión permanente, Derechos Humanos y Diálogo Ecuménico e Interreligioso), no podemos menos que reaccionar ante los dichos del Presidente de la Nación, Javier Milei, en el Foro de Davos hace pocos días”. En el texto, los organismos mencionados sostienen que “podemos estar o no de acuerdo con posicionamientos o ideas” pero “no podemos dejar de abrazar y acompañar desde los principios evangélicos a las personas que integran estos colectivos”. Según los católicos de Quilmes que trabajan en cuestiones sociales, con las afirmaciones del Presidente y de quienes se expresan en forma similar “se pretende desacreditar una historia de lucha por la inclusión social, la integración de las minorías, contra la discriminación y la promoción de derechos como ‘agenda woke’ ”. Se trata, dicen, de “algo así como una serie de realidades impuestas autoritariamente a la sociedad occidental por una supuesta `izquierda marxista’ (…). olvidando las luchas sociales y los debates parlamentarios que supuso cada una de estas reivindicaciones”. Recuerdan además que “el concepto ‘woke’ nace como una metáfora del ‘despertar’ de la conciencia social y política frente a discriminaciones que estaban sumergidas y olvidadas”, para agregar a continuación que se trata de un “concepto que es ridiculizado en la referida exposición de nuestro mandatario”. Agregan ahora los organismos de la diócesis de Quilmes que “tratar al antirracismo, al feminismo, a la lucha por los derechos de las personas que forman parte de la comunidad LGBTIQ+ como ‘cáncer que hay que extirpar en nombre de la ‘libertad’ o del ‘sentido común’, nos parece muy preocupante”. El breve documento hace referencia a que “el mismo Papa Francisco nos invita sinodalmente a construir una Iglesia que sea ‘Casa de Todos’, ‘Hospital de campaña’, donde entren todos y todas, especialmente aquellas personas más sufrientes y marginadas”. La declaración está encabezada por una cita bíblica de la Carta de Santiago (2,1) en la que el evangelista pide: “Hermanos, ustedes que creen en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no hagan acepción de personas”. El documento finaliza haciendo un llamado “una vez más a reflexión y al diálogo fraterno y democrático, imprescindible para el bien del Pueblo de nuestra Patria”. Sería una contribución al sentido común que los políticos de uno y otro lado advirtieran que vivimos en una sociedad cosmopolita. Combatir la inflación es un gran logro, pero no habilita las expresiones totalitarias que se asemejan a lo peor del kirchnerismo, pero desde la vereda de enfrente.
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