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  • La calle de Córdoba que es huella del amor cordobés de Cristóbal Colón

    » Diario Cordoba

    Fecha: 01/02/2025 11:08

    Cristóbal Colón se enamoró en Córdoba. Fue antes de ser conocido como el descubridor de América. Aunque, para entonces, sin tener el renombre que le dieron los cuatro viajes a las Indias, ya era un conocido navegante. El marinero pasó largas temporadas en la capital cordobesa durante la segunda mitad de los años 80 del siglo XV. En marzo de 1485, los Reyes Católicos se trasladaron al Alcázar de Córdoba con motivo de la guerra con el Reino Nazarí de Granada. Y Colón, aprovechando la estancia de estos en la ciudad, se hospedó también aquí, en el Palacio de la Merced. El navegante quería contar con el apoyo de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón para su proyecto de navegar a las Indias. Sin embargo, las pugnas agotaron los recursos del reino cristiano y no pudieron prestarle ayuda. Tanto Colón como los reyes pasaron largas temporadas en Córdoba. Los monarcas, tras irse pocos meses después, regresaron en 1487. Un romance Durante esos días, allá por el año 87, Cristóbal Colón conoció a una joven cordobesa, que era hija de unos labradores de la barriada de Santa María de Trassierra. Colón había enviudado de Felipa Moniz y, en la capital cordobesa, conoció a la que fuera madre de su segundo hijo. Con Beatriz Enríquez de Arana tuvo a Hernando (o Fernando), quien se convirtió en hermano de Diego, su primogénito. Para Beatriz era el primer hijo. Hernando Colón nació el 15 de agosto de 1488 en Córdoba. En marzo de ese mismo año, el padre había marchado a Portugal tras recibir una carta de Juan II. Luego, regresó a Castilla y se asentó en Sevilla. Cuatro años después, en 1492, con el título de almirante de la Mar Océana y virrey de todas las tierras que descubriera, emprendería el primero de los cuatro viajes a América. Monumento de Colón con los Reyes Católicos en el Alcázar de Córdoba. / Ramón Azañón Regresó en 1493, fue recibido por los reyes en Barcelona y pasó por Córdoba para recoger a sus hijos, que permanecían con Beatriz, para llevárselos con él a Sevilla. Hernando Colón acompañó a su padre en el cuarto viaje a América en 1502, en el que recorrieron las costas caribeñas del centro del continente. Con su hermano Diego también llegó a viajar. De las primeras expediciones también formaron parte Diego de Arana, tío de Beatriz, y el hermano de la madre de su segundo hijo, Pedro. Cristóbal, Fernando y Beatriz en Córdoba Hernando vivió 51 años y fue conocido como bibliógrafo y cosmógrafo. Fue un gran lector, según los historiadores, y dedicó parte de sus rentas a la compra de libros. Llegó a acumular, dicen, hasta 15.000 ejemplares. La biblioteca Colombina de Sevilla es obra suya. Cristóbal Colón tiene su propio monumento, donde aparece ante los Reyes Católicos, en el Alcázar de Córdoba. Por no hablar de la plaza que lleva su nombre. Pero también Hernando Colón, cordobés de nacimiento, es recordado en la ciudad. La calle Fernando Colón, en Córdoba. / Ramón Azañón La calle Fernando Colón, entre San Fernando y Maese Luis, es un homenaje al hijo del descubridor de América y, por tanto, al amor cordobés del célebre navegante. Todo apunta a que la relación con Beatriz Enríquez de Arana fue corta, pero pasó a la historia. Ella también su calle en la capital: discurre entre la avenida del Gran Capitán y Joaquín Sama Naharro.

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