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» Diario Cordoba
Fecha: 17/01/2025 02:39
La semana más fría en la provincia de Córdoba en lo que va de invierno ha llegado también a la comarca de Los Pedroches con temperaturas por debajo de los 0 grados a primera hora de la mañana, un momento en el que los trabajadores del campo inician una jornada laboral que no entiende de estas inclemencias meteorológicas, salvo cuando aparece la lluvia. Toca seguir con la recogida de aceituna y eso no se puede aparcar. Es cierto que el escenario de estos días a esas horas convive con las heladas, más acuciantes en unas zonas que en otras, que hay que tener cuidado en las carreteras de acceso a las fincas por el frío y esas heladas, pero el trabajo no se ve interrumpido ni alterado por la bajada de las temperaturas. Lo comprobamos en una finca cercana al Puerto del Calatraveño, donde una cuadrilla aparece sobre las ocho y media de la mañana para comenzar su jornada laboral, como todos los días desde el pasado mes de noviembre, y todavía le quedan entre treinta y cuarenta días más de campaña ante la cantidad de aceituna que hay este año. Abrigados, toca ponerse a la faena, sin candela que mitigue el frío porque el mismo irá desapareciendo conforme pasen las horas y el trabajo apriete. La cogida de la aceituna se ha mecanizado mucho, pero eso no quita que el arrastre de las lonas y el vareo hayan desaparecido, por lo que es el propio trabajo el que eleva las frías temperaturas que marcan los termómetros. "Estamos acostumbrados" Juan Castillo es la persona que dirige y está al frente de la cuadrilla y relata que "nada ha cambiado, es cierto que está siendo la semana más fría en lo que va de campaña, pero los horarios siguen siendo los mismos. Toca abrigarse un poco más y ya está". Eso sí, avisa de que en cuanto pasen unas horas y en jornadas donde el sol sigue apareciendo "alguno se pone en manga corta". Dirigiendo la vibradora que agiliza toda la recogida está Juan, que cuenta que "el estar conduciendo y no moviéndote de un lado a otro provoca que notes más el frío, pero estamos acostumbrados a estas situaciones". Varios trabajadores tiran del fardo abrigados con guantes y gorros. / Rafa Sánchez Recogiendo aceituna en una zona más alta relata que "aquí tampoco hay mucha helada, es verdad que en zonas más bajas, de más sombra, sí que se nota a primera hora de la mañana, pero es lo que toca afrontar". Es gente que está acostumbrada a trabajar con las inclemencias del tiempo y aunque los abrigos son la prenda común a casi todos los jornaleros, también los guantes, lo cierto es que hay alguno al que le sobra esa prenda y trabaja con un único jersey para mitigar las bajas temperaturas. Así las cosas, el frío es un componente más para unos trabajadores que alargan su jornada hasta las cinco de la tarde con dos paradas, ambas por la mañana. Una, corta, para comer algo después de las primeras horas de trabajo y otra, algo más larga, para la comida. Una mecánica que se sucede durante toda la campaña, que este año empezó en noviembre y se extenderá hasta el mes de febrero por la gran cantidad de aceituna que hay en los olivos en una campaña que se espera que sea de récord en la zona. Diversidad de origen Lo que tampoco varía es la diversidad de orígenes de los jornaleros que se suman a la campaña de recogida de la aceituna. A los autóctonos hay que sumar trabajadores que llegan de Latinoamérica, pero también del norte de África o incluso de otros países europeos como Georgia. Se trasladan durante estos meses a la comarca para sumarse a una campaña que este año tiene el aliciente de ser larga y atractiva por la cantidad de aceituna que hay. Un trabajador tira del fardo de aceituna abrigado con guantes. / Rafa Sánchez Olivos cargados que dejan atrás dos campañas, las de los dos últimos años, con datos paupérrimos ante la ausencia de precipitaciones que dieran vida al olivar. Una vida que sí existe este año donde las cifras se desequilibran, mucha recogida pero pocas manos para una campaña que sigue estando falta de jornaleros según los datos que ofrecen las cooperativas de la zona. Una semana como la que afrontan estos días deja constancia de lo sacrificado de un trabajo que no entiende de esos números que marca el termómetro. Suscríbete para seguir leyendo
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