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  • Yo soy los que faltan – El Heraldo

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 04/01/2025 09:42

    “Hay más nombres, por supuesto. Yo soy los que faltan” dice Haroldo Conti en el relato “Memoria y celebración”. El gobierno nacional cerró el Centro cultural que lleva su nombre en la Ex Esma. Lo hizo el 31 de diciembre. Por la tarde notificaron de su despido a los trabajadores, con un cinismo repugnante, para no dejar dudas de su crueldad. Se dicen libertarios que detestan el Estado pero lo utilizan para gozar del sufrimiento del “otro”. Para despedir trabajadores con sadismo, ahora lo hicieron en Parques nacionales, en algunos casos abiertamente dijeron que el motivo era lo que subían en las redes, es decir sus opiniones. Persecución y represión. Es el Estado social el que destruyen, el Estado represor, perseguidor, censor-por el contrario- está bien gordo, ese no se desmantela. Tanto que al escribir esta columna el jueves dos de enero, estoy anticipando, mentalmente con mucha pena, la represión feroz que desatarán sobre los despedidos que abrazarán el lugar como manifestación de defensa de la Memoria. El” Conti “es un centro Cultural de Memoria abierto a la comunidad, un espacio de difusión y promoción de la cultura, la educación y los derechos humanos. Fue creado en 2008 como un organismo público dependiente de la Secretaria de derechos humanos de la Nación, en el marco de las políticas públicas de Memoria, Verdad y Justicia. Su nombre rinde homenaje al escritor argentino secuestrado, torturado y desparecido desde 1976. La desaparición de la Memoria, la destrucción de la cultura, esas tareas tan imposibles como bárbaras, son los objetivos de estas burdas medidas de un gobierno que reivindica a los genocidas. La memoria los quema, porque ella contiene el recuerdo vil de su servilismo a la miseria planificada contra los trabajadores, que hoy replican, lo mismo, repito, que la crueldad y la represión de quienes reivindican. Porque en la memoria está el testimonio de su bestialidad, los secuestros, las torturas, arrojar gente viva desde los aviones al mar, el robo de bebés, las desapariciones de personas. Y también en la dimensión de la Memoria- que es presente y futuro-, estará siempre inextinguible la heroica labor de Madres y abuelas, el triunfo del amor y de las luchas por la Memoria Verdad y Justicia, la condena ejemplar a los responsables del Genocidio, como parte esencial del patrimonio ético de nuestro país y de la humanidad entera, la conmovedora y titánica tarea de recuperación de los nietos apropiados. Y a pesar de la persistencia de los asesinos e incluso justamente por eso, esas banderas deben seguir firmes porque como ha dicho el escritor Milan Kundera:” la lucha del hombre contra el Poder es la lucha de la Memoria contra el olvido”. Y esta lucha por la Memoria es contra un Poder asesino que retorna, como las serpientes de la pesadilla de Silvio, una y otra vez. Haroldo Conti es(lo sigue siendo por su obra y porque somos por él) un escritor tan extraordinario, maravilloso y entrañable, que hasta el siniestro espía literario de la SIDE en su informe de “censura” admiró su obra -dentro de lo que puede hacerlo un canalla- a la que de inmediato, prohibieron. La nauseabunda ficha de la SIDE del año 1975 decía que el libro (la novela” mascaró, cazador americano” de Haroldo Conti)” presenta un elevado nivel técnico y literario, donde el mencionado autor luce una imaginación compleja y sumamente simbólica. La novela es muy simbólica, contada además en un tono épico, no definidos en sus términos, pero con significados que dan lugar a pensar en su orientación marxista” ataca y elogia el sicario de la “Triple A”. Esa novela que no pueden disfrutar, por el contrario, es fresca, maravillosa, humana, tierna. Narra la historia de un circo que va llevando con su alegría la liberación de los pueblos, y da cuenta del salto estético ideológico del escritor en ese entonces. Demasiado hermoso para mentes oscuras. Enseguida en mayo del 1976 una patota de la Dictadura ingresó a su domicilio y torturó a Haroldo y su esposa Marta Scavac. En un conmovedor y valiente relato su compañera ha descripto lo indecible de la crueldad con la que obraron. Haroldo Conti fue secuestrado ese día de mayo de 1976. Su caso es uno de los que sirvió de amparo para “justificar” el histórico almuerzo que Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y el Padre Castellani concertaron con el Genocida Jorge Videla. Trataron, según sus dichos, de interceder por su vida, aunque sólo el Padre Castellani, ex profesor de Conti fue quien expresó esos ruegos al inhumano” Presidente”. Tan así que le permitió visitarlo en el campo de concentración donde estaba secuestrado, tan destruido por los tormentos que ni siquiera pudo hablar, en estado de semiinconsciencia. Unos años después, ante la insistencia de figuras mundiales como Gabriel García Márquez, Eduardo Galeano, Julio Cortázar, etc. Videla, el criminal de lesa humanidad que murió tras las rejas, tuvo que admitir que Conti había sido muerto (asesinado). La crueldad, los despidos, el sadismo, la violencia, la reivindicación del Genocidio, la liberación de los criminales de lesa humanidad, la destrucción de la Memoria, el ajuste, el saqueo, la desesperanza y el miedo son los signos espantosos del gobierno de Milei, que ratifica que junto a Victoria Villarruel son la escoria de la Dictadura, como se dice en todas las marchas, que ataca sistemáticamente a las Madres y Abuelas, a los organismos de derechos humanos y sobre todo a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia que constituyen la reserva ética que nos han legado permanentemente esas inconmensurables mujeres de pañuelos blancos, que son nuestro orgullo y nuestro faro para volver a gritar hoy y siempre y contra el cierre del centro cultural Haroldo Conti: “Nunca más”! “30 mil compañeros desaparecidos: presente, ahora y siempre”.

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