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» La Capital
Fecha: 22/12/2024 11:51
El Concejo Municipal aprobó la regulación de la tanatopraxia, un método para retrasar la descomposición de los cadáveres con fines funerarios. Por qué Rosario está adelantada al resto del país Su verde inmaculado los distingue dentro de los pasillos de su lugar de trabajo y el barbijo señala un inminente trabajo sobre cadáveres . Héctor y Nelson esperan en el tanatorio la llegada de un nuevo cuerpo o servicio, como ellos prefieren llamarlo. “¿Cuál es su tarea?” , pregunta La Capital. Nelson mira a Héctor y da paso a la respuesta: “Somos tanatopractores, practicamos la tanatopraxia antes de los velorios”. Ellos lo saben, pero no lo dicen: son el primer eslabón en el duelo. La tanatopraxia es un término nacido en la antigua Grecia, “tánato” (muerte) y praxia (práctica), es decir, práctica en la muerte . La historia marca que los ejércitos atenienses utilizaban esta técnica (con recursos de la época) para trasladar los cuerpos de los caídos en batallas y entregarlos a sus familias para su correcta sepultura. Esta práctica se distancia de los cuerpos embalsamados (conservación sin vísceras). Su función es retrasar el proceso de descomposición de un cadáver con fines funerarios, además desinfecta el cadáver . La puesta en marcha de este método debe ser aprobada por los familiares del fallecido y se emplea cuidadosamente hasta 36 horas de producido el deceso. El principal objetivo es mostrar una imagen “como si estuviera durmiendo”, expresaron los tanatopractores . Héctor López y Nelson Duarte desde el pasado 5 de diciembre celebran que Rosario tenga un marco regulatorio vanguardista en el país impulsado por la misma empresa donde realizan su trabajo. Pasaron más de 18 meses desde que Víctor Caramuto, presidente del directorio de la empresa, entregó el petitorio en el Concejo Municipal. Dudas, averiguaciones y pequeños cambios encontraron consenso absoluto sobre la ordenanza para definir un protocolo de acción para la tanatopraxia. En este contexto, Rosario se convirtió en la segunda ciudad del país en tener un manual de buenas prácticas sobre la materia, después de la localidad mendocina de San Rafael. Bajo el principio de “todo lo que no está prohibido está permitido”, la cochería ejecuta este método desde hace 20 años, siempre con el consentimiento de la familia del difunto . “Nunca tuvimos problemas, pero había que llenar un vacío legal para profesionalizarlo y transparentar. Reglamentarlo es tener una triple protección sobre el trabajador, los familiares y allegados del cadáver y el medioambiente”, remarcó Caramuto a La Capital. Cuando un cuerpo es declarado óbito se produce el rigor mortis y se contraen los músculos. La tanatopraxia contrarresta esta situación y permite una última despedida en las mejores condiciones. También sirve para revitalizar superficialmente a los fallecidos por enfermedades que generan un desgaste severo. En este sentido, la sorpresa de los familiares a la hora de ver los restos de su ser querido se transforma en agradecimientos en la puerta del tanatorio. Este procedimiento se logra mediante un trabajo meticuloso y especializado, se proporciona un líquido de conservación arterial, químico derivado del formolaldehido, aplicado por la carótida o la arteria femoral. De esta manera se eliminan las bacterias, el riesgo de contagio, los olores y se prolonga la preservación del cuerpo. Acompañados de una cámara de frío de entre 0 y -5 grados, los restos tanatopraxiados pueden durar al menos unos tres meses en perfecto estado. La tanatopraxia se diferencia de la tanatoestética, estética y cosmetología para mejorar el aspecto superficial, y de la restauración, reconstrucción parcial del cuerpo en caso de accidentes o muerte traumática. La ordenanza aprobada ratifica que la autorización final para el proceso será de la familia del difunto y sólo se aplica en cuerpos con menos de 36 horas de fallecido. Además, por normas internacionales, todo resto que deba ser trasladado al extranjero debe ser tanatopraxiado. Tocar la muerte “Sinceramente, con tantos años, no sé describir la muerte porque son distintas cosas”, aseguró Héctor López en medio del tanatorio, el lugar donde día a día desarrolla su labor. El hombre de 63 años hace más de tres décadas viajó a Tucumán para realizar el curso de tanatopractor a cargo de un especialista guatemalteco llegado al país especialmente para esa misión. Luego, emprendió un camino en la empresa rosarina, y si bien tuvo lapsos donde tomó otros empleos, siempre regresó. Héctor se saca el barbijo y destapa una sonrisa tan clara como sus dientes. Disfruta de su trabajo. Se siente privilegiado y se toma su tiempo para explicarlo ante cada consulta de este medio y cualquier persona asombrada por su profesión. Con los años perdió el temor y el pudor a manipular cadáveres y ganó naturalidad. Los 75 minutos que pasa a solas con el cuerpo son su momento y sus 35 años en el tanatorio le dan el aval para asegurar que “cada caso es distinto”. Aunque los servicios pasan en fila por el tanatorio de Caramuto, ellos saben que están frente a un padre, madre, hermano o amigo que recibirá el último adiós y será la última imagen que retengan antes del entierro. Nelson Duarte llegó unos minutos más tarde a la charla con este diario, desconcertado por la cantidad de personas en su lugar de trabajo. Es cierto, está acostumbrado a un espacio silencioso y con cuerpos rodeados de los elementos clave para la tanatopraxia: la inyectora del líquido, el aspirador, los artículos de maquillaje y los de higiene. Duarte, de 36 años, se formó en uno de los dos cursos incentivos anuales que dicta en la empresa la uruguaya Sandra Colman, referente de la tanatopraxia en Latinoamérica. Sin embargo, el joven remarca que su profesión es heredada de su padre. Parado en la otra vereda, no le gusta dar detalles de su trabajo: “Me dicen que es una locura o preguntan situaciones profundas. Parece loco, pero nos gusta nuestro trabajo”. Eslabón “Está estudiado: como lo ven el día del velorio, lo van a recordar”, afirmó Colman, semióloga forense, técnica tanatopractora y docente, en diálogo desde Uruguay con La Capital. Su seguridad hace pensar que repite hasta el cansancio esta frase. Duarte no tardó en avalarla recordando una situación que no podrá borrar de su mente: “Una madre pidió hablar con nosotros porque había llegado su hija, una adolescente, al tanatorio”. Ella quería a su niña “como todos los días” porque iba ser despedida por los compañeros de la escuela. “Nos pidió peinarla, bañarla y tratarla con cuidado”, relató. Pero lo increíble sucedió luego del servicio fúnebre: “Volvió y arrodillada en el piso nos agradeció por el trabajo. Fue emocionante”. López ha llegado a interrumpir vacaciones para regresar a Rosario por un cuerpo. “Me gusta lo que hago”, apuntó sonriente. Héctor y Nelson desmitifican el temor a la muerte, lo toman como un proceso natural y desde su lugar acompañan a las familias en duelo. Rosario en la vanguardia Con el apoyo de la Asociación de Empresas Fúnebres de Santa Fe, encabezada por Luis Pinilla, y la cúpula del cementerio El Salvador, Fernando Fagoaga y Marcelo Alonso, el equipo legal de Caramuto encabezado por María Giselle Curaba impulsó la regulación que “pone a Rosario a la altura de las grandes ciudades”, remarcó la colegiada. Con la nueva norma, Rosario podrá ser punto para repatriaciones. Previamente, la tanatopraxia se practicaba en Buenos Aires, debía ser certificada por un despachante de aduana y recién allí partía desde el aeropuerto de Ezeiza. Entre sus puntos, la norma pone al cementerio El Salvador como organismo de control. Prohíbe realizar esta práctica pasadas las 36 horas de la muerte, tampoco a cadáveres cuya causa de defunción represente riesgos sanitarios (VIH sida, coronavirus, cólera, rabia, peste y otras) y en aquellos judicializados hasta que el juez interviniente lo autorice. El texto también manifiesta, a partir del artículo 9, una serie de requisitos para el tanatorio, como un espacio mínimo de 30 metros cuadrados, sin columnas internas, con paredes y pisos lisos, impermeables y de fácil desinfección, con cámara frigorífica para cadáveres y los elementos característicos de la tanatopraxia, entre otros puntos. “Esto es una reforma cementerial porque sin esta práctica los cuerpos se dirigen a la putrefacción y con ella se disecan”, explicó Curaba a La Capital. Desde la oficina legal de la cochería se animan a pensar en expandir el proyecto para que llegue a la Legislatura de Santa Fe. Además, la ordenanza aprobada por el Concejo Municipal ofrece una triple protección. En primer lugar, al tanatopractor porque ofrece protocolos, elementos de bioseguridad y busca generar una matriculación. En un futuro sueñan con una formación terciaria para elevar la profesión. En segundo término, a los familiares y allegados del difunto expuestos a la descomposición del cuerpo, bacterias y gérmenes. “Con la tanatopraxia todo eso se elimina”, sostuvo Caramuto. Por último, se resguarda es el medioambiente. La tanatopraxia produce pequeños residuos patológicos y la nueva norma impone un tratamiento acorde. De frente al duelo “El cuerpo sobre la camilla te habla”, tiró el zarpazo López, seguido de un silencio resonante. Los segundos que tardó en tomar aire abrió miles de incógnitas, pero rápidamente fueron despejadas: “Te dice qué tenés que hacer. Si le prestas atención te marca los pasos de tu trabajo”. Mientras tanto Duarte asentía con la cabeza, como entendiendo que además de una frase, será una lección para el resto de su carrera como tanatopractor. Héctor y Nelson aún recuerdan el día más difícil en su trabajo. Bajo el calor agobiante de febrero, ingresó como servicio Valentín, un compañero de la empresa. Esa situación superó a López: “Amigos y familiares no lo soporto. En tantos años pasé miles de cosas, pero esto no lo puedo hacer”. Con la mirada al piso y sus escasas palabras dejó en claro que tocar la muerte como rutina no lo eximió de sentir. Duarte también quedó expuesto ante tamaño trabajo, pero mordiendo sus dientes lo hizo respetando al cuerpo inanimado como lo que fue en vida, un par. “La muerte es parte de la vida. Morimos una vez y sigue siendo difícil describirlo”, analizó el joven.
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