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Concordia » Hora Digital
Fecha: 29/11/2024 11:28
El impacto nocivo del tabaquismo en los pulmones es un tema ampliamente debatido en el ámbito médico. A pesar de que los efectos más graves se manifiestan después de años de tabaquismo, en muchos casos el daño resulta irreversible. El tabaco aumenta significativamente el riesgo de padecer diversas enfermedades pulmonares, como el cáncer, enfisema y bronquitis crónica, entre otras. La estructura delicada de los pulmones limita su capacidad de regeneración, lo que conlleva a efectos perjudiciales permanentes una vez que el daño alcanza cierto nivel. Al dejar de fumar, los pulmones comienzan a limpiarse gradualmente al dejar de recibir las sustancias tóxicas del tabaco. Según Medical Today, aproximadamente después de un mes de abstinencia, la función pulmonar comienza a mejorar. Las vías respiratorias se despejan y la inflamación disminuye, lo que facilita la respiración y el intercambio gaseoso. Después de un año sin fumar, el riesgo de enfermedades cardiovasculares se reduce a la mitad, y la capacidad pulmonar continúa mejorando, aunque no de manera completa. En pacientes con enfermedades pulmonares preexistentes, como la EPOC, renunciar al tabaco puede retardar la progresión de la enfermedad y disminuir los episodios agudos. No obstante, los daños más severos, como el enfisema, son irreversibles. A largo plazo, la función pulmonar puede seguir mejorando durante varios años después de dejar el tabaco, siendo más notorios los beneficios en los primeros cinco años. A pesar de que las consecuencias del tabaquismo perduran, se mejora la función respiratoria y se reduce el riesgo de padecer enfermedades pulmonares graves. Abandonar el hábito tabáquico puede incrementar la esperanza de vida, resaltando la importancia de dejar de fumar cuanto antes. Según el Profesor Nick Hopkinson, experto en neumología en el Hospital Royal Brompton de Londres, el daño pulmonar ocasionado por fumar es irreversible tras más de una década de tabaquismo. La inflamación crónica y la producción excesiva de moco alteran el funcionamiento celular de los pulmones, aumentando la vulnerabilidad a infecciones respiratorias. Aunque el daño previo no puede revertirse por completo, cesar el hábito tabáquico permite que el sistema inmunológico se restaure y que la inflamación pulmonar disminuya, evitando que el daño empeore a pesar de las cicatrices causadas por el humo del tabaco. William Cookson, profesor de medicina genómica en el Instituto Nacional del Corazón y los Pulmones del Imperial College de Londres, destaca el impacto del tabaquismo en el microbioma pulmonar. El humo del tabaco altera la comunidad bacteriana en los pulmones, facilitando la invasión de patógenos y aumentando la vulnerabilidad a infecciones respiratorias crónicas en aquellos que han dejado de fumar. La velocidad a la que el daño en los pulmones se vuelve irreversible depende de la cantidad y duración del consumo de tabaco. El Doctor Maher Karam-Hage, experto en tratamiento de tabaquismo del Centro MD Anderson, explica que la destrucción de los alvéolos pulmonares comienza silenciosamente desde los primeros cigarrillos, siendo el alquitrán el principal responsable del deterioro pulmonar. El cuerpo comienza a eliminar el monóxido de carbono y otras sustancias nocivas al cesar el consumo de tabaco, mejorando los niveles de oxígeno y facilitando la respiración. Los cilios, estructuras pulmonares que ayudan a eliminar partículas extrañas, se reactivan, reduciendo la acumulación de moco y mejorando la eliminación de toxinas. Aunque los pulmones no puedan regenerarse por completo, es posible mejorar su funcionamiento y aliviar los síntomas de enfermedades pulmonares a través del ejercicio regular y una alimentación balanceada, como señala el Doctor Karam-Hage en una entrevista con el sitio del Centro de Cáncer MD Anderson.
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