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» Elterritorio
Fecha: 17/11/2024 08:20
Con una inversión de 4 millones de dólares, un espacio de 12.000 metros cuadrados, la familia inicia una nueva etapa que marca un momento histórico para la empresa domingo 17 de noviembre de 2024 | 8:00hs. Los Lowe hablan con emoción. Con nerviosismo. Es difícil para ellos no emocionarse frente a lo que representan esas paredes nuevas, brillantes, pulcras que recién se van estrenando. Este jueves, con aplausos y discursos, inauguraron lo que describen como “su casa”, aunque para el ojo ajeno podría parecer un monumento del automóvil, un templo dedicado a las máquinas que conectan caminos y vidas. Allí, en plena avenida Quaranta, Posadas recibe un nuevo ícono: la concesionaria "más grande", como se escuchó desde temprano. Alexandra Lowe, el rostro de la tercera generación, tomó la palabra con una mezcla de orgullo y humildad: “Estamos inaugurando nuestra nueva casa, un concepto integral, innovador, donde el cliente no sólo compra un auto; vive una experiencia”. Repetía con insistencia una palabra: familia. La familia Lowe, la familia Volkswagen, la familia de clientes que fueron construyendo durante décadas. En su voz aparecían los agradecimientos casi interminables: a los arquitectos, al equipo, a los proveedores, y a los pilares que sostienen todo: la familia y la marca. “Hoy, más que nunca, nos sentimos orgullosos de ser parte de este legado”, dijo. Una emoción genuina, difícil de disimular, ante una sala llena de amigos, socios y curiosos. La anfitriona dio espacio a su hermano, que entre risas prometió ser breve y no emocionarse (tanto): "Esto fue posible gracias a la confianza de nuestros clientes que apuestan a Lowe y a la marca Volkswagen al momento de renovar o adquirir sus vehículos. Ellos también son soñadores y nosotros estamos felices de allanarles el camino para lograrlo, esto es para ellos". Frances Lowe, su madre, fue invitada a subir al escenario junto a todos los representantes de la marca del auto que comercializan. El tono se volvió más íntimo. “Venimos de El Dorado, donde hace casi un siglo empezamos vendiendo autos. Hoy estamos aquí, en esta ciudad que al principio nos parecía inalcanzable. Construir esta concesionaria, quizás la más grande de la red, fue un desafío enorme, pero nunca dejamos de soñar”. Había algo en su manera de hablar que hacía sentir que, más que una empresa, estaban levantando un edificio a la perseverancia. No era sólo una inauguración, era la culminación de ocho años de trabajo, de planificación y de riesgos. Más de 4 millones de dólares invertidos para crear un espacio de 12.000 metros cuadrados que combina innovación, tecnología y funcionalidad. Un taller que dobla la capacidad de reparación, depósitos imponentes, áreas de lavado diseñadas al detalle, y una promesa: “Reforzar nuestra presencia en el mercado y seguir creciendo con nuestros clientes”. Pero, como suele ocurrir en este tipo de actos, los números importan menos que las palabras. Y las palabras de los Lowe hablaban de algo más grande que una concesionaria: la fe en que los sueños pueden materializarse, incluso en un país lleno de obstáculos. “Un país se hace arriesgándose a crecer”, dijo Frances, y por un momento todos creyeron que esa frase era algo más que un cliché. Al final, se invitó a los presentes a levantar las copas. Brindar por la familia, por la marca, por esta tierra argentina que a veces es tan ingrata como generosa. En las caras de los invitados se mezclaban la admiración, la esperanza, y esa pequeña chispa que encienden los sueños ajenos cuando parecen un poquito posibles.
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