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» Diario Cordoba
Fecha: 10/11/2024 06:37
El reciente proceso meteorológico de la DANA o gota fría ha intensificado sus efectos. Muchos siguen negando la crisis climática, pero mientras retardamos las acciones de reducción de emisiones, el clima sigue su marcha y cada año se van confirmando las peores previsiones de los modelos matemáticos. Son más frecuentes y se van desplazando en el calendario a fechas antes inusuales. Cuando ocurre un fenómeno de tan devastadoras consecuencias para las vidas humanas y cuantiosos daños materiales, la desesperación hace buscar irremediablemente culpables. Es el momento de simples interpretaciones como la ausencia de limpieza de los ríos. Es el hábitat perfecto para personas que generan informaciones falsas interesadas para desestabilizar el sistema democrático. «La culpa la tiene el Gobierno por la demolición de presas», ocultan deliberadamente que es una política europea para liberar los ríos de obstáculos innecesarios que en la actualidad no cumplen la función para los que fueron creados y nadie asume la responsabilidad de su conservación. Fundamentalmente son azudes de escasa altura que no sólo no alivian las grandes avenidas sino que las hacen más peligrosas. En el ambiente mediterráneo no son estos los problemas que generan las inundaciones, son las lluvias recurrentes y torrenciales, y la ocupación de las llanuras de inundación de los ríos con edificaciones y diversas actividades humanas. Una mala planificación urbanística del territorio o la ausencia de la misma, así como el dejar hacer de las autoridades es lo que ha provocado el marco actual, aunque tampoco se quedan libres de culpa las personas que se han beneficiado de esta situación. Áreas Este y Oeste de la ciudad de Córdoba, donde se aprecia la posibilidad de inundación. En azul claro, período de retorno de 10 años; en azul oscuro, período de retorno de 100 años y, en rojo, período de retorno de 500 años. | R. ARENAS / CÓRDOBA En la crisis climática, la subida de las temperaturas medias del aire y del agua de los mares generan fenómenos extremos como las sequías y lluvias torrenciales con mayor frecuencia. La cuenca del Mediterráneo es mucho más sensible a estos cambios y en las últimas décadas los daños por inundaciones se están disparando. La Fundación Nueva Cultura del Agua ha señalado como factores determinantes: el cambio climático; la ocupación de zonas inundables; los espacios agrarios cada vez más intensivos y sin prácticas de conservación; la imparable impermeabilización del suelo; las nuevas infraestructuras de transporte que desorganizan el drenaje natural; las obras de defensa frente a inundaciones que agravan los daños; los sistemas institucionales de alerta e intervención limitados o de funcionamiento deficiente, y la carencia generalizada de una cultura de gestión del riesgo. También ha lanzado ocho propuestas para reducir los daños: una política eficaz de adaptación y mitigación al cambio climático; respetar las zonas inundables; eliminar viviendas e infraestructuras en zonas de alto riesgo; devolver espacio a los ríos, gestionando el territorio fluvial con visión de cuenca entre las zonas urbanas y sus espacios aledaños; implantar medidas naturales de retención de agua en los espacios agrarios; implantar sistemas de drenaje urbano sostenible; reforzar y mejorar de la coordinación de los recursos y mecanismos institucionales de respuesta rápida en emergencias por eventos extremos; e impulsar una estrategia de educación y comunicación social sobre la necesidad de una gestión adaptativa frente a las inundaciones. Área oeste de Córdoba (azul claro: período de retorno de 10 años; azul oscuro: período de retorno de 100 años; rojo: período de retorno de 500 años). / R. Arenas En estos días se ha hablado mucho sobre el concepto de período de retorno, que es la forma de presentar una estimación de la probabilidad de ocurrencia de un evento determinado en un período determinado, que en materia de aguas es la probabilidad de que se presente una avenida con determinado caudal o superior en un año cualquiera. Se suelen utilizar los períodos de recurrencia de 10, 100 y 500 años. No queda muy lejos la inundación del año 2010 en Córdoba. En este caso fueron recurrentes los argumentos de ausencia de limpieza de los ríos y la suelta de agua de los embalses, cuando precisamente estos últimos recogieron gran parte de las avenidas de los ríos de la sierra. Sin ellos la inundación habría sido mucho mayor. Poco se ha avanzado Si se analizan las recomendaciones que se han expuesto anteriormente, poco se ha avanzado. Una vez terminado el proceso de limpieza y adecentamiento de las áreas inundadas se fue relajando la situación hasta interiorizar que no va a volver a pasar. Como ejemplo se puede decir que poco o nada se ha hecho para recuperar la vegetación natural en espacios agrarios, con setos vegetales, vegetación en linderos y pequeñas manchas de vegetación natural entre parcelas. Las medidas basadas en la naturaleza e infraestructuras verdes para reducir la impermeabilización del suelo urbano con incremento de superficies verdes y pavimentos permeables brillan por su ausencia, en todo caso se ha caminado en sentido contrario, sellando aún más los suelos. El tiempo perdido hay que recuperarlo con la puesta en marcha de mecanismos y acciones para mejorar la situación, que no es nada halagüeña a la vista de los planos de inundabilidad del Guadalquivir a su paso por el término municipal de Córdoba. Las administraciones local, autonómica y central deben trabajar de forma coordinada en este aspecto, ya se va tarde.
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