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  • Amor de madre, delirio de una inundación

    » Diario Cordoba

    Fecha: 07/11/2024 11:12

    El título de la columna de hoy es, en realidad, el de un cuadro pintado por el valenciano Antonio Muñoz Degrain, quien lo realizó entre 1912 y 1913. La obra es terriblemente gráfica, ya que está protagonizada, en realidad, por una tremenda riada de barro que se representa con una fuerza feroz, inundando un par de casas rurales hasta el techo, un molino o noria del que sólo se ve la parte superior y unos naranjos hasta sus últimas ramitas. No obstante, la escena está protagonizada por unos brazos femeninos que sostienen, en alto, a un bebé mientras la madre está ahogándose en mitad de ese mar de lodo. En la actualidad está conservado en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, y se basó en unos episodios dramáticos de inundación de su huerta. La pieza debería ser de esos cuadros simbólicos, narrativos, de aquellas escenas antiguas que ya no ocurren. Por desgracia, más de ciento diez años después resulta que se repite y ni las telecomunicaciones, ni la ingeniería, ni las personas responsables de nuestra seguridad han sido capaces de evitar la mayor tragedia de este siglo. Otros artículos de Marisa Vadillo La cafetera de Aspasia Jefa de Estado La cafetera de aspasia Patrimonios La cafetera de aspasia Pepe y Pepa En estos días me he preguntado qué es peor: un responsable político ineficaz o uno malvado. He llegado a la conclusión de que, posiblemente, en este caso no tenga que elegir ya que se han podido dar las dos circunstancias. El delirio de ineficacia es aterrador cuando pensamos que estamos en manos de personas que han valorado antes el crédito político que salvar vidas. Cómo ha sido el desamparo para despertar a nuestra joven generación de cristal, que no es perfecta, pero han sido más responsables que estos líderes políticos. A ver si despiertan del todo y luchan por sus derechos laborales o de vivienda. Es probable que tan sólo la corona haya estado a la altura de la tragedia; tan sólo hay dos personas públicas -los reyes- a las que he visto pedir perdón. Uno con las manos, la otra con su voz, y que han aguantado, mirando cara a cara llenos de barro, a las personas afectadas. Ningún otro responsable político ha tenido la valentía necesaria. Me da la impresión de que a algunos políticos les encantaría ser admirables, personas eficaces en la gestión y respetadas hasta por sus adversarios... la triste realidad es que muchos no son más que hábiles supervivientes. Merecemos una clase política óptima en su responsabilidad y la formación crítica de los votantes es imprescindible para una democracia consciente. Vamos a sufrir más tsunamis, climáticos y políticos. No tenemos más que ver el triunfo de un señor condenado por soborno como presidente de los EEUU. Nunca la democracia ha estado tan embarrada, y todos estamos siendo engullidos. *Artista y profesora de la Universidad de Sevilla Suscríbete para seguir leyendo

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