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Concordia » El Heraldo
Fecha: 02/11/2024 03:32
Desde la oposición no tardaron en surgir las primeras críticas, señalando que el proyecto contenía errores tanto políticos como técnicos. ¿Estas críticas responden a un análisis genuino o simplemente a la postura opositora? Es sabido que, en nuestro país que siempre la oposición, independientemente del partido, suele actuar con un espíritu más obstructivo que colaborativo, sin considerar el apoyo a políticas que podrían mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. En este caso, estamos hablando nada menos que del presupuesto, la principal herramienta financiera y de planificación de la que dispone un gobierno para implementar sus políticas públicas en el transcurso de un ejercicio fiscal. La elaboración de todo presupuesto incluye tanto una parte técnica como un componente político. La elaboración técnica de un presupuesto gubernamental es un proceso complejo, que incluye el análisis de múltiples variables económicas, como la estimación de ingresos, la asignación de gastos, el cálculo del déficit o superávit fiscal y las previsiones inflacionarias, entre otros. Entonces, ¿qué significa un “error técnico” en un presupuesto? A menudo, se asocia con las discrepancias en los criterios empleados para calcular las previsiones financieras. Sin embargo, estas diferencias no deberían clasificarse como errores técnicos, ya que se tratan de estimaciones sujetas a diversas interpretaciones y perspectivas. El presupuesto es, en última instancia, una proyección financiera dependiente de múltiples variables económicas, lo que hace imposible predecir con certeza lo que ocurrirá el próximo año. Un error técnico verdadero sería una falla estructural en el contenido del documento, algo poco probable que pueda ocurrir dado que la provincia cuenta con equipos de profesionales de carrera expertos en la formulación de presupuestos. Por lo tanto, las diferencias en los números estimados son en gran medida subjetivas, y nadie puede arrogarse la certeza absoluta sobre los resultados futuros. Para ilustrar este punto, revisemos el presupuesto 2024 presentado por la gestión anterior. Este documento muestra grandes diferencias entre las previsiones iniciales y la realidad económica actual. Veamos algunos datos concretos: el presupuesto proyectaba una inflación anual del 69.5 %, mientras que la inflación interanual estimada para diciembre de este año ronda el 210 %. En términos de crecimiento, se preveía un incremento del PIB del 2.7 %; sin embargo, se espera que el país experimente una contracción del 3.8 %. Asimismo, se había estimado un crecimiento de la recaudación nacional del 86 %, aunque ahora las previsiones muestran que los ingresos por este concepto superarán el 170 %. Estas proyecciones fueron la base para la confección del presupuesto provincial 2024, donde las diferencias entre lo estimado y lo que efectivamente ocurre son muy significativas, sin embargo, estas variaciones no implican necesariamente errores técnicos. ¿Existe un error político en el presupuesto 2025? Para entender a qué nos referimos cuando hablamos de “errores políticos” en un presupuesto, es clave la definición de cómo se financiará el fisco y la asignación de gastos ya que responde a decisiones políticas, que pueden variar según la visión de cada gestión, pero no necesariamente implican errores. Así, volvemos al análisis anterior: ¿quién puede asegurar cuál sería la asignación de gastos más eficiente? En todo caso, podemos hablar de distintas visiones políticas y de en qué gastaría cada gobierno, pero una mirada distinta no puede calificarse como error. Cuando revisamos el presupuesto 2024 enviado por la gestión anterior, vemos que el proyecto actual mantiene prácticamente la misma estructura de recursos y gastos, lo cual lleva a cuestionarnos dónde estaría el “error político”. Los números confirman esta continuidad: En materia de recursos provinciales (2024:18 %, 2025: 17 %), tributos nacionales (2024: 55.4 %, 2025: 54 %), transferencias corrientes y de capital (2024: 3 %, 2025: 3 %), y contribuciones seguridad social (2024:16.2 %, 2025: 17 %). En materia de gasto el destino es prácticamente el mismo: Personal (2024: 41.77 %, 2025: 40.72 %), Bienes de consumo (2024: 1,89 %, 2025: 3.39 %), Servicios no personales (2024: 8.01 %, 2025: 8.13 %), Transferencias: (2024: 34.02 %, 2025: 34.19 %), Servicios de la deuda (2024: 1.53 %, 2025: 1.72 %), Otros (2024: 3.16 %, 2025:2.64 %), Bienes de capital (2024: 9.62 %, 2025: 9.21 %). El resultado económico y financiero proyectado para 2025, con un superávit de $ 238 mil millones y $ 787 millones, respectivamente, es menor en términos reales que el previsto en 2024. La previsión de endeudamiento y aumento de pasivos, estimada en $ 357 mil millones, destinada a la refinanciación de deuda e inversión pública, también muestra cifras similares a las de 2024. En cuanto a los gastos tributarios, el aumento porcentual se debe a la inclusión del régimen simplificado de ingresos brutos para pequeños contribuyentes. La conclusión es clara: la estructura presupuestaria entre 2024 y 2025 no presenta diferencias significativas. Este presupuesto 2025 es prudente y está diseñado para ajustarse según la evolución económica del próximo año, lo cual muestra una visión responsable ante la incertidumbre. Más allá de las críticas, este proyecto es razonable y se orienta a optimizar el uso de los recursos para cumplir los objetivos del gobierno. Sin embargo, podría haber sido una oportunidad para fortalecer la autonomía financiera provincial a través de una reforma tributaria y financiera más profunda, y para dar un paso más en la mejora de la calidad del gasto público. En definitiva, no se puede calificar de error presupuestario el tener una visión distinta sobre las estimaciones o diferentes enfoques; son simplemente diferentes perspectivas. Al final, lo que realmente importa son los resultados, y eso es lo que realmente se evaluará cuando la provincia ejecute su presupuesto en el 2025. Es en la ejecución donde se revelará la eficacia de estas decisiones, y donde el verdadero éxito del presupuesto se medirá no solo en cifras, sino en el bienestar colectivo.
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