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  • Malambo femenino como forma de resistencia y cambio

    » Elterritorio

    Fecha: 20/10/2024 14:43

    La Academia de Danzas Mainumby busca sostener las raíces del folklore y revalorizar la figura de la mujer en la danza domingo 20 de octubre de 2024 | 6:05hs. Las chicas se pusieron al frente de las clases de malambo. Foto: Carina Martínez Como hobby, distracción, aspiración profesional, como sea, la danza cautiva y se torna un refugio para alegrar el corazón y curar el alma. Esas sensaciones, después de muchos años adormecidas, resurgieron desde hace cuatro años con la apuesta de dos sampedrinos que crearon la Academia de Danzas Mainumby, espacio que se transformó en una gran familia, entorno a los matices del folclore con la impronta de revalorizar la figura de la mujer en la danza, particularmente el malambo femenino. Mainumby significa picaflor, animal que se relaciona con alguien que ya no está. Lo mismo pasaba con el folklore en San Pedro, por muchos años no hubo espacios donde practicarlo, disfrutarlo y defenderlo como un símbolo importante de la cultura argentina, algo tan necesario en una zona de frontera. Exactamente con el objetivo de poner en valor las raíces, Ayelén Maidana y Román Márquez hicieron realidad este sueño de su propia academia. “Hace 36 años que estoy en esto, me crié con la danza, lo vivo como un sueño. Hoy, en 2024, el folklore sigue vivo, estamos inculcando valores de nuestra cultura, lo hacemos y vivimos muy desde el alma”, explicó, emocionado, Román, al reconocer que en el folklore encontró “una familia que nunca pensé iba tener”. Del mismo modo, Ayelén destacó: “Mi sueño siempre fue que la danza tome ese tinte de una familia, no sólo aprender el bailar sino también los valores, el trabajo en equipo, fomentar el mérito propio”. “Es algo que nos transversaliza a todos, es un estilo de vida, mi vida gira en torno al ballet”, sumó. Además, hizo hincapié en lo que brinda el espacio más allá de la formación: “Quiero transmitirles a los chicos que es un lugar seguro, que pueden venir y contarnos sus cosas. Es un espacio de contención, más cuando se trata de adolescentes”. En coincidencia, la bailarina Érika, quien está haciendo el profesorado, refirió: “Siempre sentí que es un lugar seguro donde bailar y sentirnos en familia. Yo tengo un grupo con el que estoy desde salita de cuatro”. Rocío, en tanto, sumó que la academia es su segundo hogar. “Yo digo que venir es sacarme todos los problemas de encima, vengo y bailo con el corazón porque me encanta, es la apertura a nuevas oportunidades y puertas para el futuro que puedo tener como bailarina”, dijo. El folklore en San Pedro El amor por la danza, es más que una pasión, hoy lo consideran “nuestra familia, nuestra vida”, tal como coincidieron Román y Ayelén. El ballet se fundó hace cuatro años y rápidamente tuvo una amplia demanda, desde niños de 3 años, hasta adultos mayores. En poco tiempo demostraron los avances, como la incorporación de las mujeres en el malambo. La puesta en funcionamiento del proyecto marcó un giro en la historia de la danza en la localidad, en especial por la representatividad nacional y el escenario fronterizo donde ponen en valor el folklore. “En cuatro años logramos mucho, con varios escenarios encima, incluso en Brasil. La idea es seguir fomentando esto a todo el pueblo en general y seguir creciendo como academia”, señaló Román al referirse a alguno de los propósitos del proyecto que comenzó como un taller en la Biblioteca Popular Thay Morgenstern. En la academia, si bien en un principio trabajaron con clásico, hoy están dedicados al folklore y logran cubrir una amplia franja etaria. “Hace dos años estamos en nuestro propio espacio donde dictamos sólo folklore tradicional, folklore de proyección, malambo” comentó Márquez. Hay desde jardín folklórico, que arranca con alumnos de 3 a 5 años, hasta bailarines de más de 55 años. El grupo juvenil tiene hoy más de 40 integrantes”. La gran demanda puso de manifiesto el interés de la comunidad por estas actividades. En tal sentido destacaron que “en estos cuatro años tuvimos mucho apoyo, hace poco realizamos una pre-peña previa a la peña por el cuarto aniversario para demostrar un poco de lo que hacemos y la verdad el pueblo se hizo presente, eso nos pone muy contentos”. Renovar y cambiar la historia Con la premisa de que el malambo también es cosa de mujeres y a la vanguardia de los nuevos paradigmas dentro del folklore, el malambo femenino no es ajeno a Mainumby, donde las mujeres reescriben la historia de una danza relacionada con la virilidad y potencia masculina. Sin ninguna duda, el grupo femenino de San Pedro que semanas atrás compitió en el Campeonato Nacional de Malambo realizado en Córdoba demuestra que las mujeres también deslumbran con el zapateo. “Surgió con el profesorado que nosotros dictamos; como siempre son más chicas que varones, ellas tomaron las riendas de comenzar a zapatear, incluso prefieren el malambo, tienen más soltura e interés que los varones”, aseguró Román. Este desafío a la tradición apasiona a 18 bailarinas, de las cuales 13 compitieron en el último campeonato nacional y 5 son niñas que comenzaron este año. Del total, dos son solistas y están a cargo de enseñar a las más pequeñas, lo que torna al espacio un semillero del malambo femenino. Verlas es un verdadero espectáculo de pasión, ritmo y sobre todo fuerza. “Es una danza que demanda mucho, disciplina, fuerza y nos dimos cuenta en Córdoba que tenemos mucho por mejorar, ellas como bailarinas y nosotros como profes. El malambo no es una rutina, es como un deporte de alto impacto, de rendimiento, de resistencia. No hay diferencia en niveles por ser hombre o mujer”, coincidieron los profesores. Para las alumnas, el malambo es una pasión y reivindicación de la mujer en la danza. Así lo definieron las solistas. “Siento que demostramos que nosotras también tenemos la fuerza de poder hacer un malambo más estilizado, pero con la misma fuerza y presencia que históricamente tenían los hombres”, expresó Rocío. En el mismo sentido, Ayelén remarcó que “es mostrar tu fuerza, ganas y emociones que liberas haciendo las mudanzas, es algo que apasiona y lo hago con el corazón”. Las distintas actividades y alternativas que ofrece la academia, prosperan, tanto a través del amor y voluntad de los fundadores como por el acompañamiento permanente de las familias de los alumnos, en una comunidad que sostiene lo artístico. Compartí esta nota:

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