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  • Moavia (2)

    » Diario Cordoba

    Fecha: 12/10/2024 18:19

    Traemos de la semana pasada explicar un pleito de Moavia, en el que le reclamaban la propiedad de una esclava. Se llamaba Jola, y tenía fama de ser deforme y fea. Tenía a su servicio a otra esclava, llamada Soad, con la fama contraria: parece ser que era una verdadera belleza. Esta diferencia originó el refrán cordobés, ya perdido, de ser dos cosas como Jola y Soad, o sea, de ser absolutamente diferentes. Una puede pasar a la historia con este sambenito de la fealdad, pero la cuestión es que Moavia tuvo un hijo con ella, y el anterior dueño la reclamaba insistentemente. La señora debía de tener sus virtudes. Moavia defendió su derecho a conservar a Jola basándose en una sentencia de Abuazahiría sobre la legítima propiedad de un pilar, que se había construido para sostener el muro de otro. Si se quita el pilar, dijo, se daña el muro. Moavia justificaba su propiedad diciendo que análogamente Jola era el pilar de su hijo, y que si le quitaban a su madre le harían un daño irreparable. Esta fue la jurisprudencia sobre el asunto en Andalucía. El debate sin embargo era si debía compensarse al antiguo propietario con el valor de la esclava o con el de la esclava y el hijo. Málik alternó entre estas posturas, hasta que el mismo pleito se lo pusieron a él: en ese caso mantuvo que debía pagarse el precio de la madre únicamente. Esta solución es prácticamente derecho romano y puede encontrarse su eco, atendiendo a la buena y la mala fe, en la regulación del Código Civil del derecho de accesión. Cuando Moavia murió, Hixem I asistió a su entierro y fue andando junto al féretro. Suscríbete para seguir leyendo

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