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  • Los excesos nunca fueron buenos

    » Data Chaco

    Fecha: 12/10/2024 19:08

    Juan Carlos Tuyaré. Antes de emitir opinión respecto al hecho del cual ampliaremos, tenemos la convicción bíblica de saber que la Justicia es la mano extendida de Dios en la tierra. Tanto es así, que el apóstol Pablo enseñó, dentro de los deberes cristianos, que toda persona debe someterse a las autoridades; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por El fueron establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a los establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace lo bueno, sino al malo; ya que son servidores de Dios para el bien de la sociedad, y los malos deberían temer; porque no en vano llevan el arma para castigar al que hace lo malo. También somos como atalayas. Ahora bien, hecha esta indicación, también debemos funcionar como atalayas cuando la Justicia se equivoca o se excede en su accionar. Creemos que esto fue lo que ocurrió el lunes pasado cuando las fuerzas del orden se presentaron en un domicilio de la ciudad de Resistencia, del barrio Provincias Unidas para ejecutar, según fuentes judiciales, una orden que tenía como objeto la evaluación del estado de salud de una joven, que por orden judicial debía haber cumplido con un determinado tratamiento médico. Reprobación absoluta Ante el requerimiento de la joven a las fuerzas del orden de la correspondiente orden judicial para ingresar a su domicilio, y no obtener respuesta de ello, se negó a abrir el acceso a su domicilio. Y ante esta negativa las fuerzas decidieron romper brutalmente el portón de acceso e ingresaron violentamente al domicilio, ante la reprobación absoluta de un importante número de vecinos que, en defensa de la joven, se habían agolpado en el lugar tratando de evitar lo que finalmente ocurrió. Acto seguido, los vecinos escucharon salir desde el interior de la casa, un desgarrador grito de la joven, que fue detenida por la fuerza y trasladada posteriormente en una ambulancia. Es evidente que hechos de esta naturaleza no hacen otra cosa que perjudicar el nivel de aceptación que buena parte de la sociedad tiene de la Justicia. Nadie podría dudar que la violencia con que se actuó, ni siquiera se utiliza cuando se quiere detener a peligrosos delincuentes, de manera tal que, incluso puertas adentro, altos funcionarios judiciales desaprobaron en privado la manera en que se llevó a cabo el procedimiento. Falta de discernimiento apropiado Reiteramos, no reprobamos el accionar de la Justicia, porque se procedió de acuerdo al protocolo existente para casos de este tipo, lo que destacamos como altamente negativo fue la manera en que lo hicieron; con la situación agravante que la joven había perdido a su padre solo 48 horas antes de este lamentable incidente. Paralelamente, situaciones de este tipo, demuestran la falta de discernimiento de los responsables de monitorear el modo de ejecutar la orden judicial. Sería muy interesante que, así como la joven enferma fue víctima de esta violencia institucional, los responsables de los excesos sean debidamente sancionados, y entonces si habrá Justicia.

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