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  • Al menos 14 muertos en varias explosiones de 'walkie talkies' de Hizbulá en ciudades de Líbano

    » Diario Cordoba

    Fecha: 18/09/2024 19:03

    Cuando trataba de levantarse, el Líbano ha vuelto a ser golpeado. “Parece que estemos en una película de espías”, reconoce una residente de Beirut. La confusión que emana de sus palabras es un sentimiento compartido por la población de todo el país. El martes explotaron miles de buscapersonas en los bolsillos de miembros de Hizbulá. Al menos 12 libaneses murieron y más de 2.800 resultaron heridos. El miércoles detonaron walkie talkies y otros dispositivos electrónicos de comunicación. Por ahora, son 14 las víctimas mortales y unas 300 heridas. Rota toda forma de comunicarse y, con ella, la –ya antes– mínima sensación de seguridad, miles de libaneses ven como la realidad de una guerra en sus ciudades va tomando forma. Hogares incendiados, vehículos calcinados y gritos de pánico parecen ser el preludio de ese hipotético escenario bélico con el que les amenazaban desde hace meses. Apenas 24 horas después de que Israel atacara el Líbano con la “mayor brecha de ciberseguridad” sufrida por Hizbulá en los 11 meses de enfrentamientos cruzados, lo ha vuelto a hacer. Si el martes cualquier dispositivo electrónico de comunicación ya hacía sospechar a sus propios dueños, este miércoles muchos abogaban por deshacerse de ellos. El caos ha tomado, de nuevo, el país cuando las primeras informaciones de explosiones no solo se reducían a walkie talkies, sino también a ordenadores portátiles, coches, teléfonos móviles e, incluso, paneles solares. Utilizar en caso de guerra con Israel En el funeral de cuatro de las víctimas del ataque del martes, las detonaciones han hecho entrar en pánico a las centenares de personas que minutos antes se entregaban al clamor de “¡muerte a Israel!”. Lloraban por los “mártires” del Líbano, por aquellos muertos “en apoyo a nuestro firme pueblo palestino en la Franja de Gaza y en apoyo de su valiente y honorable resistencia”, como repite Hizbulá en cada comunicado. Entre ellas, se contaban un niño de apenas diez años, un trabajador médico y dos luchadores de la milicia, uno de los cuales era hijo del diputado de Hizbulá en el Parlamento, Ali Ammar. Mientras los asistentes se sumían en el duelo por las pérdidas, a la vez que esperan que sus familiares y vecinos se recuperen en casi un centenar de hospitales a lo largo y ancho del país, el terror volvió. Algunos confundieron el sonido de las explosiones con fuegos artificiales o los tradicionales tiros celebratorios que se suelen celebrar en algunos funerales en el Líbano. Sin dispositivos de comunicación entre los partidarios de Hizbulá desde el día anterior, las noticias han tardado más en llegar. Entre susurros, varios asistentes reconocían haber visto a un hombre con las manos arrancadas. Parecía el día de la marmota más trágico de la historia del Líbano. Minutos antes, uno de los líderes de Hizbulá, el clérigo Hashem Safi Al Din, se dirigió a los centenares de asistentes al funeral de las víctimas. “Si el enemigo cree que con esta nueva forma de ataque conseguirá su objetivo, no sabe que en nuestra cultura, cuando nos cortan la mano izquierda, cogemos la espada con la derecha”, afirmó con contundencia. Las informaciones que han ido emergiendo han confirmado que esta vez no han explotado buscas, sino walkie talkies. Una fuente de seguridad citada por Reuters ha asegurado que Hizbulá los obtuvo hace también cinco meses, a la vez que compró los buscapersonas que detonaron el martes. Dos fuentes “con conocimiento de la operación” han confirmado al medio estadounidense Axios que “los walkie talkies fueron colocados con trampas explosivas por los servicios de inteligencia israelíes y luego entregados a Hizbulá como parte del sistema de comunicaciones de emergencia de la milicia, que se suponía debía ser utilizado durante una guerra con Israel”. “Como estaban destinados a ser utilizados sólo durante la guerra con Israel, una gran cantidad de walkie talkies estaban almacenados en depósitos de Hizbulá”, aseguró una fuente. "Aumentar la paranoia y el miedo" Con este ataque, Israel quiere “aumentar la paranoia y el miedo en las filas de Hizbulá, en un intento de presionar al liderazgo de la milicia para que cambie su política con respecto al conflicto con Israel” y se aleje de su alianza con Hamás. Poco más de una hora después de los ataques simultáneos, que han dejado heridas graves en manos y estómagos, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ha declarado el “comienzo de una nueva fase de la guerra”. Aunque se ha abstenido de mencionar las misteriosas explosiones de dispositivos electrónicos en el Líbano, Gallant sí que ha elogiado el trabajo del Ejército y las agencias de seguridad de Israel, diciendo que “los resultados son muy impresionantes”. “El centro de gravedad se está desplazando hacia el norte al desviar recursos y fuerzas”, ha constatado. También el primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, en su primera declaración tras las explosiones en Líbano, ha repetido su promesa: “regresaremos a los residentes del norte de forma segura a sus hogares”. Mientras, en el Líbano, los servicios de la defensa civil siguen intentando apagar los incendios causados por las explosiones de los walkie talkies alrededor del país. En la Franja de Gaza, siguen cayendo las bombas, siguen sumando muertos. Al menos hay una veintena de víctimas mortales en las últimas 24 horas en el enclave palestino. Pero, a medida que el foco mediático se aleja de su sufrimiento y que más sangre empieza a correr en el Líbano, se agota el tiempo para contarlo.

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