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  • Los “primeros” 100 años de “Alito” Harberger

    » La Nacion

    Fecha: 27/07/2024 00:21

    Escuchar “Desearía ser recordado por tres cosas: por la cantidad de estudiantes míos de los cuales me siento muy orgulloso, porque me considero defensor y misionero de las ideas económicas, y porque soy un profesional genuino que aplica lo que predica. Mi credo: manténgase humilde, disfrute la vida y aprecie las pequeñas cosas. Cuando no sé, le digo a la gente que no sé”, afirmó Arnold Carl Harberger, quien hoy cumple sus primeros 100 años de vida. ¡Feliz cumpleaños, estimadísimo, y por muchos más! Su obra escrita no es abundante. En 1964 publicó una monografía que la profesión identifica como “los triángulos de Harberger”. Difícilmente por esto merezca el premio Nobel, más allá de que haber asesorado a los “Chicago boys” que colaboraron con Augusto Pinochet le quitó toda chance de recibirlo. ¿A quién le importa? Su importantísima contribución se dio en el plano de los mensajes y en la interacción con sus exalumnos. Para él, el buen análisis económico sirve para mejorar la vida real de los seres humanos. No es un juguete para felicitarnos mutuamente; es una herramienta que debemos complementar con la observación, la introspección, las enseñanzas que surgen de las experiencias de diferentes países, en distintos momentos, etc. “Mi estilo como profesor es muy diferente al de los demás. Quiero enseñar buena economía, enseño sin preparar notas y tengo todo el curso en mi cabeza. El `estilo Alito´ no es una escuela. Enseño cómo utilizar modelos simples y, sobre todo, observar permanentemente. Siempre les recomiendo a los estudiantes: no traten de disimular la incertidumbre. Pónganla en el centro del análisis y asegúrense de que quienes los escuchan entiendan su problema”, recordó. País que visita por razones profesionales –y han sido muchos–, país donde termina la jornada compartiendo alimentos y bebidas con sus exalumnos, oriundos de dicho país, que trabajan como ministros, presidentes de bancos centrales y analistas. Por lo cual no sorprende el evento que, en su honor, tuvo lugar en la Universidad Nacional de Tucumán, en diciembre de 1995, donde le entregaron un obsequio singular: 21 cartas escritas por otros tantos exalumnos. Sus afirmaciones destilan sabiduría. “Es muy fácil para quienes evalúan proyectos llenar formularios y, para los burócratas, escribir: ‘aprobado’. Es preciso desarrollar el olfato, el cual viene de la experiencia. El mundo es muy complicado así que las teorías no es que tienen que simplificar, sino supersimplificar. La cuestión es cuál supersimplificación se acerca más al mundo real. No me gusta el término neoliberal porque nació como un epíteto”, comentó. En política económica también es contundente. “Quien me pregunta por qué admiro las agallas entre los hacedores de la política económica, no entiende la naturaleza del problema: las demandas sobre el ministro de Economía son potencialmente infinitas. El ministro exitoso es el que mantiene las demandas en línea con las posibilidades, desincentivando a la gente para que exprese demasiados deseos. Los más listos no siempre son los más exitosos ministros de Economía. El coraje, la perseverancia, las agallas y la tenacidad son probablemente más importantes para llevar a un país al éxito económico. Los funcionarios a cargo de la política económica enfrentan dilemas terribles porque tienen 10 veces más objetivos que instrumentos. Sin petróleo, pero con Rodrigo Gómez, México creció más que con petróleo, pero sin capacidad para decir ‘no’”, dijo. “Una buena política económica tiene que basarse en ideas claras, probadas y simples: controlar el déficit fiscal, utilizar las ventajas del comercio internacional, ser todo lo neutral posible en materia tributaria, evitar tasas excesivas en materia de impuestos y subsidios, etc. Las buenas políticas son como una persona que se cuida, come sano y hace ejercicio seguido. Cuando venga el invierno no se engripará o se curará antes”, afirmó. “Las malas políticas son malas porque hacen dos cosas: no le presentan a la gente las opciones tal como se dan en la realidad, al falsearle los costos y los beneficios verdaderos y, además, le oscurecen a la gente la percepción de lo que realmente le está ocurriendo”, opinó. “La profesión ha ido demasiado lejos en materia de supertecnicalismo, una desviación de la orientación principal de la profesión. Schultz, David Gale Johnson, Harry Gordon Johnson, Max Corden, William Vickrey, Martin Feldstein, Friedman, Modigliani, Michael Boskin y Charles McLure respetan la teoría económica, pero operan basados en modelos simples, robustos y útiles”, señaló. Harberger se considera el economista más afortunado que conoce porque estudió con Friedman, Marschak y Schultz; asistió a innumerable cantidad de clases dictadas por Knight y en su comité de tesis estuvieron Lloyd Metzler, Arrow y Modigliani. Última, referida a su humanidad. En 1958 se casó con Anita Valjalo, quien resultó ser una verdadera madre para sus alumnos. Tuvieron dos hijos: Paul y Carl. Anita falleció en 2011. Al año siguiente de enviudar, en la casa de Carl Christ, se reencontró con Alice, cuñada de éste, con quien había salido varias veces durante la década de 1950. Ambos viudos, se convirtieron en compañeros de viaje, una suerte de situación intermedia entre vivir juntos de manera permanente y simplemente hablar por teléfono. Alito hoy comienza a vivir sus segundos 100 años. ¡Animo! Temas Comunidad de Negocios

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