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  • El divorcio amarillo y su impacto en la administración Milei

    » La Capital

    Fecha: 07/07/2024 12:42

    Cuando parecía que el gobierno le había agarrado la mano a las cuestiones políticas (ley Bases y paquete fiscal mediante) se empiezan a cumplir los pronósticos que muchos economistas le vienen haciendo a la gestión económica. Es curioso: se suponía que la administración Milei debería tener un manejo fino de la economía y toparse con muchas dificultades en lo político, aunque más no sea porque nació como el gobierno políticamente más débil desde 1983. La coincidencia de voces de los economistas promercado se viene incrementando en las últimas semanas. Cavallo, Melconian, Prat Gay, Broda, Lacunza, entre otros, desde hace por lo menos dos meses advierten sobre la necesidad de establecer correcciones para que el esquema sea sustentable y no desemboque en una nueva crisis. No sería algo novedoso viendo la historia de los últimos 40 años. Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde, Cristina, Macri y Alberto debieron despedir a su primer ministro de Economía obligados por las circunstancias. ¿Por qué no le podría pasar a Milei también? Más allá del ímpetu desregulatorio de Sturzenegger, ¿no será un auditor interno de Caputo y su eventual reemplazo? Ya lo hizo Menem cuando lo tuvo a Cavallo en Cancillería precalentando mientras se iban sucediendo los experimentos. Todo este devenir confirma que la ley Bases era una condición necesaria, pero no suficiente, para calmar las inquietudes de los mercados. La política hizo bien su trabajo, pero eso no alcanza si el esquema económico tiene fallas estructurales. De modo que el oxígeno ganado la semana anterior duró muy poco y puede abrir nuevos frentes de tormenta que inicien un círculo vicioso: si hay temblores que desemboquen en consecuencias en la vida cotidiana, afectará negativamente a la opinión pública y, tras cartón, los dialoguistas se mostrarán menos propensos a asistir al oficialismo. Y vuelta a empezar. Divide y reinarás es un principio estratégico correcto, en tanto y en cuanto se tenga la fuerza suficiente para administrar eficientemente la fragmentación opositora. Pero acá tenemos a un gobierno que será más o menos débil parlamentariamente los 4 años, aún cuando le vaya de maravillas en la elección legislativa del año próximo. El sistema está diseñado para amortiguar las oscilaciones fuertes. Esta observación viene a cuento de cómo le podría afectar al libertario el divorcio dentro del PRO. A priori, todo debería indicar que las peleas ajenas favorecen. Sin embargo, eso puede complejizar al infinito la construcción de consensos legislativos, imprescindibles para otorgarle mayor legitimidad y seguridad jurídica al programa de reformas que trae el presidente bajo el brazo. Antes de que se aprobaran las Bases y lo fiscal, los bloques dialoguistas advertían que “el primero te lo regalo, el segundo te lo vendo”. Es decir, iban a ser menos concesivos post primer mojón. Eso ahora se agrava con la pelea “amarilla”. ¿Cuánto influirá en los bloques del PRO la pelea Macri–Bullrich? El ex presidente tiene una influencia sobre la mayor parte de la dirigencia de su partido, lo cual hará que la automaticidad de apoyo que imaginaba el oficialismo en ese bando, ahora costará más cara de lo pensado. Por lo tanto, divide y reinarás… siempre y cuando tengas fuerza. La batalla del PRO En la primera columna de marzo en La Capital (“Macri 1 – Patricia 0”) dijimos que “Patricia tomó nota tarde del «sistema de conducción de Macri». Es evidente que nunca se sentó a pensar que las maniobras contra Horacio Rodríguez Larreta también podían aplicársele a ella, y que los beneficios de corto plazo –apoyo en la interna- podrían desembocar en perjuicios a la hora de la general”. El ex alcalde porteño hoy podría decirles a ambos bandos “Yo te avisé y vos no me escuchaste”. ¿Hubiese sido Horacio un socio más fiel? Especulaciones contra fácticas. Bullrich es una dirigente muy inquieta, muy tenaz y con mucha energía, de modo que la batalla promete ser feroz. Como ha pasado por varias formaciones políticas, “qué le hace una mancha más al tigre”: el paso a los libertarios no es algo que le preocupe. A su favor tiene que desde el poder estatal nacional puede seducir a varios compañeros de ruta amarilla. Pero obviamente corre el serio riesgo de quedar en el medio de la nada si el esquema económico oficialista fracasa. Macri tendrá un serio obstáculo si a Milei las cosas le van bien o, al menos, aceptablemente. Sus propios gobernadores le plantearán que necesitan “libertad de acción” para hacer alianzas distritales que les sirvan, so pena que un candidato X apoyado por un presidente exitoso se los lleve por delante. Más de uno hace el cálculo que su lista podría salir tercera, detrás del peronismo. Las opciones estratégicas son reducidas para todos los actores porque dependen de un gran factor ajeno que puede ir bien, mal o más menos: la economía.

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