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  • Cultivos que nos “conectan”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/07/2024 12:41

    Cultivos como el maíz, la soja o la caña de azúcar, entre otros, pueden generar distintos tipos de energía limpia a través de procesos amigables con el ambiente (BCR) El maíz es parte de nuestro día a día más de lo que imaginamos, asegura un informe sobre el mundo desconocido de las energías elaborado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA). En ese contexto, su Economista Jefe, Nicolle Pisani Claro, detalla que el maíz “puede ser transformado en energía eléctrica para darnos luz en nuestras casas y cargar los teléfonos”, así como también de este cultivo “sale el etanol, componente de la nafta que usamos en nuestros autos” y con la soja “se produce el biodiésel que usan los camiones que transportan nuestros alimentos”. La economista explica que “hay plantas especiales generadoras de electricidad y de biocombustibles que procesan estos cultivos para estos fines”, y que “dependiendo la región del país, se pueden generar distintos tipos de energía limpia” a través de procesos amigables con el ambiente”. Algunos ejemplos de este uso de los cultivos son: las plantas que procesan el maíz para bioetanol o electricidad la cáscara de maní para energía eléctrica estiércol) en un feedlot , tambo o granja porcina , se puede producir energía renovable a partir de desechos de animales (, se puede producir energía renovable con la soja se genera biodiesel con caña de azúcar se hace bioetanol con carinata se produce combustible para la industria aeronáutica La carinata es una oleaginosa de cobertura cuyo aceite no es comestible y permite generar un biocombustible de segunda generación utilizado por los aviones para reducir su impacto ambiental (Revista Chacra) El campo aporta energías amigables El campo argentino “es un aliado en el aporte de energías amigables con el ambiente”, señalan desde FADA, y agregan que “es probable que lo primero que se venga a la mente al pensar en energías renovables sean la eólica o solar, pero desde la tierra también podemos conseguir muchísima variedad de energías: procedentes del maíz, el maní y la soja”. Destacan que “además, es posible aprovechar como insumo para generar energía los desechos de animales, lo que tiene un doble beneficio: producir energía y que eso que era desperdicio, se aproveche”. “Sea cual sea el tipo de energía en el cual pensemos, implica un desarrollo para las regiones, por la generación de empleo, inversiones y agregado de valor” subraya la economista. Parte de los 255 mil puestos de trabajo que genera la cadena del maíz está directamente vinculada con la producción de bioenergías (BCR) Un futuro más verde y sustentable Algunos ejemplos de este potencial son la cadena de maíz, que genera 255 mil puestos de trabajo; o la caña de azúcar, con 185 mil puestos. Parte de estos puestos laborales están directamente vinculados con la producción de bioenergías. A ello se suman, los empleos generados en las plantas de bioetanol que se obtiene del maíz, o los puestos de trabajo de los feedlots, tambos y granjas porcinas que producen energía con el estiércol de los animales. Pisani Claro subraya que “dependiendo la región de país, se destacan distintos tipos de energías renovables: parques eólicos en la Patagonia; plantas de biogás, bioetanol y biodiésel en la región centro; o paneles solares en el norte argentino. Cada una de estas actividades impulsa un futuro más verde y sustentable” Con cáscara de maní, un pueblo se autoabastece de electricidad La localidad de Ticino, en Córdoba, se autoabastece de electricidad generada desde la cáscara de maní (Archivo Infobae) La economista de la FADA sostiene que “además de ser energías más limpias, permiten generar un aporte positivo, no sólo desde grandes instalaciones sino desde acciones individuales tales como instalar paneles o termotanques solares en nuestras casas o los productores en sus campos pueden generar su propia energía a partir de biomasa” Estas fuentes de energía se pueden plantear a distintas escalas, y de ese modo pueden abastecer una casa, un barrio o un pueblo. Algunos de los ejemplos más claros, explican desde FADA, son las localidades cordobesas de Río Cuarto y Justo Daract, donde hay plantas que generan electricidad a partir del maíz, y proveen a muchas familias sumándose al tendido eléctrico. Otro caso es el de Ticino, también en Córdoba, un pueblo que se autoabastece de electricidad generada desde la cáscara de maní.

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