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» La voz
Fecha: 06/07/2024 01:06
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El Gobierno nacional sintió el impacto, más allá de las palabras defensivas y de las acusaciones que lanzaron las principales espadas de Javier Milei. Ellos saben que está en juego la confianza en el plan económico, que hasta ahora tuvo el respaldo mayoritario de la sociedad. Los movimientos en torno al dólar desde hace semanas son producto de la incertidumbre sobre cómo el Banco Central va a desarmar el cepo y sobre cuáles serán sus principales políticas. La defensa incluyó el clásico ataque a grupos especuladores, a los que, en este caso, el Gobierno vinculó con el excandidato presidencial Sergio Massa. Guillermo Francos, jefe de Gabinete, dijo que “Massa intenta desestabilizar al Gobierno”, sin precisar cuáles serían esas acciones que provocarían una salida anticipada de Milei. En el debate político, se alude al “club del helicóptero”, lo que supondría que un grupo o sector económico alienta una salida similar a la de Fernando de la Rúa en 2001. Eduardo Serenellini, secretario de Prensa de la Nación, fue más allá: en un programa periodístico, el jueves por la noche, sostuvo que en las acciones de desestabilización está implicado un poderoso “grupo económico”, sin identificarlo. La acusación pareció apuntar a un banco de capitales nacionales que ya ejerció un put (derecho de un acreedor de vender un activo a un precio determinado) por ¡un billón de pesos! La entidad cobró ese monto por los bonos del Banco Central que tenía en su poder. El temor es que ese tipo de acciones se generalice por parte de las entidades, lo que sumaría pesos a la plaza, los cuales se direccionan luego a los distintos tipos de dólares. Los bancos están en la mira del oficialismo luego de que el ministro Luis Caputo y el titular del Central, Santiago Bausili, anunciaron que “la deuda” del Central será absorbida por el Tesoro nacional a través de una letra fiscal de liquidez (tal el nombre que tendría). Claro, el pagador no es el mismo, además de que se desconoce a qué precio se haría la operación y cuál sería el rendimiento. No es lo mismo un put que una letra. Para recuperar confianza Más allá de las acusaciones y réplicas, Caputo anticipó las proyecciones del Presupuesto 2025, que constituyen una reafirmación de los actuales lineamientos. Según esa estimación, el dólar oficial llegará a $ 1.016 a fin de año (ayer cerró a $ 956), la inflación rondará el 130%, se mantendrá la devaluación mensual de 2% y el cepo se desarmará cuando concluya diciembre. La “tablita cambiaria” fue recibida con escepticismo, ya que el documento estima también una suba de precios de alrededor de 5% mensual. La economista Virginia Giordano estima que el dólar blue puede valer entre $ 2.000 y $ 2.100 al cierre de 2024. Un prominente empresario que escuchaba su diagnóstico opinó: “Así no hay economía que funcione”, porque la brecha de 50% o más desordena los precios de las distintas actividades. Luego de subas y bajas, el dólar blue terminó ayer a $ 1.420, y los financieros, en torno a los $ 1.400. El plan sigue El Gobierno ratificó que no se moverá de los actuales lineamientos, aunque la leve recuperación intermensual, que se insinuó en abril y en mayo, se habría detenido en junio. El mes anterior, los despachos de cemento cayeron 3% en la versión desestacionalizada sobre mayo y la producción de autos retrocedió 17% en esa comparación. Los analistas advierten que junio tuvo prácticamente una semana de inactividad en relación con mayo, por los días feriados. La confianza es clave para el plan económico del Gobierno, ya que esa actitud impulsa el consumo y alienta expectativas favorables. Sin embargo, es difícil observar una rápida recuperación, tras la fuerte caída inicial (la famosa “V” a la que apelan las autoridades). El modelo depende de las inversiones, por lo que cada anuncio en ese sentido es replicado por Milei y sus funcionarios, y de un aumento de las exportaciones, en particular las de valor agregado. Esa orientación aún no es percibida con claridad por la sociedad ni es tolerada por los sectores económicos que pierden con la emisión de dinero, ya sea para sostener sus actividades o por beneficios personales. Esa alternativa, que aparece explícita en los discursos del kirchnerismo, tiene un costo que paga el resto de la sociedad con alta inflación.
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