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  • “Se enojan mucho si decís ‘basta de celu’”

    » La arena

    Fecha: 03/07/2024 07:46

    El nivel de concentración y atención de niños y adolescentes baja de manera notoria si están pendientes del teléfono. Cómo abordar esa realidad a la hora de dictar clases es un desafío que se presenta a diario. Macarena Vicciatti tiene 28 años y es docente en Educación Tecnológica en tercer año del secundario. En su trabajo convive de manera cotidiana con adolescentes de 15 y 16 años justamente en una materia que hoy se transformó en fundamental para cualquier currícula educativa. Y desde su lugar no oculta la preocupación por lo que observa y vive en la escuela, en la casa, en cualquier ámbito social. “Los chicos pasan mucho tiempo con las pantallas, y desde muy chiquitos”, apunta sobre algo muy evidente pero necesario de remarcar una y otra vez. “Me parece súper interesante y muy necesario que se brinden estos espacios de intercambio. Como docente veo una problemática que se volvió cotidiana y necesitamos herramientas para poder abordarlo”, le contó Macarena a LA ARENA luego de participar en “Ya Voy”, el taller que realizó el Área de Políticas del Cuidado, dependiente de la Coordinación Pedagógica de Políticas Educativas del Ministerio de Educación pampeano, en la Escuela 262 del barrio Santa María de la Pampa, en Santa Rosa “En el aula se ve mucho el abuso del celular, y sobre todo se ve cómo interviene de manera negativa en el nivel de concentración cuando una está explicando un tema. Es obvio que si están pendientes del teléfono es difícil que puedan comprender lo que escuchan. Pero lo cierto es que los chicos y chicas se enojan mucho cuando les digo ‘basta con el celu’. Les cuesta mucho aceptar los límites, y entonces ahí queda muy en evidencia la dificultad que también hay en muchos hogares para poner límites, las fallas en cómo se los educa”, describió Macarena en una radiografía precisa sobre un aspecto clave para el desarrollo y crecimiento de personas en edad adolescente. “En la clase les dejo poner música bajita pero ellos mismos suben el volumen y te desafían, por eso digo que les cuesta muchísimo aceptar los límites del adulto, en mi caso que trabajo con adolescentes que es una etapa muy distinta a la niñez. Con el tema del celular es complicado, como estoy en la materia Tecnología les digo de integrarlo con algo positivo, de trabajar de manera complementaria con los contenidos, pero es claro que la tecnología te obliga a actualizarte todo el tiempo porque si no, enseguida quedás relegado, y los chicos lo registran enseguida”. -Ese es un ejemplo de que todo el tiempo surgen cosas nuevas, no es común esto del juego y por eso está bueno que nos convoquen a los especialistas para saber qué hacer, cómo abordarlo. Entiendo que no es algo masificado lo del juego y las apuestas online, pero con que haya un solo caso hay que tener las herramientas para poder detectarlo porque puede ser gravísimo. Creo que todo se relaciona con la cuestión del control, de los límites, y en las familias eso cuesta. En algunos casos parece que los chicos tienen acceso a todo, no veo mucho eso de los controles parentales. Y además a veces dar el ejemplo también cuesta mucho, porque se nos escapa también a nosotros como adultos, porque trabajamos con el celular, y por momentos todo el tiempo, entonces los chicos dicen: ‘y si vos lo usás también’. Es difícil y por eso creo que es bueno fijar algunos parámetros y respetarlos.Por fuera del ámbito escolar, Macarena también observa a diario comportamientos que preocupan y que se repiten. En cualquier lugar. “Tengo una sobrina que le gusta andar a caballo y es algo a lo que le dedica mucho tiempo, que la entretiene, que la distrae y que la aleja de las pantallas. Es un ejemplo y lo pienso porque al mismo tiempo muchos chicos y chicas no hacen otras actividades que les permitan no estar pendientes, casi como esclavos, de las redes, de los jueguitos, de los chats. A muchos no se les restringe y no se les ofrece hacer otras cosas que no sea estar frente a una pantalla”.En muchos casos, cuando se producen situaciones complejas que involucran a adolescentes, las docentes funcionan como primera alarma. Un ojo y un oído que está atento en medio de las voces, las demandas y los comportamientos que habitan en un aula de lunes a viernes.“Desde mi lugar creo que puedo hacer algo, las situaciones que se dan con el uso y abuso de las redes o de los celulares me preocupa mucho. Es una realidad compleja, en la que todos estamos involucrados y por eso se necesita una capacitación permanente. Averiguar, estudiar, investigar, escuchar. Si te quedás quieta es probable que la montaña se te venga encima, y lo más peligroso es que después puede ser muy tarde”.

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