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  • Solo con la Ley Bases ya no alcanza: ¿qué piden ahora el mercado y el Fondo?

    » Mdzol

    Fecha: 24/06/2024 07:33

    Hace poco más de una semana, Kristalina Georgieva se reunió con Javier Milei en Italia. Todo fue sonrisas y coincidencias. El Banco Mundial, casi al mismo tiempo, preparaba un posible paquete de asistencia a la Argentina por U$S 2000 millones para financiar planes de ayuda social y educativa que, en el fondo, igual son dólares que ingresan al Banco Central. Pocos días antes, Luis “Toto” Caputo se entusiasmaba al anunciar la negociación de un nuevo acuerdo con el FMI que podría traer fondos frescos para acelerar la salida del cepo. Por si faltaba poco debe sumarse la aprobación de la octava revisión del acuerdo entre el Fondo y la Argentina y el desembolso de U$S 800 millones. Mas o menos con esas palabras se podía resumir la marcha de las relaciones financieras de Argentina con el organismo unos días atrás, todo en línea con una mirada casi de festejo por parte del mercado. Al mismo tiempo el Congreso avanzaba con las demoradas Ley Bases y Ley Fiscal. Ese panorama idílico se complicó cuando el propio FMI dio una extensión de su comunicado sobre la revisión de Argentina poniendo sobre la mesa algunos “peros” que resultaron determinantes. De repente Gita Gopinath habló y pidió mayor control del impacto social del ajuste, un camino de salida del cepo comprobable y aunque Javier Milei lo desmienta, una flexibilización del tipo de cambio que en idioma criollo no es otra cosa que una devaluación del dólar oficial. El FMI de estos tiempos habla de impacto social y de que un “proceso de desinflación podría resultar más persistente, provocando penurias prolongadas e intensificación de las tensiones sociales, incluso con el refuerzo del gasto social”. Este FMI, que ahora parece más progresista que cualquier socialismo, se muestra decidido a reclamarle con dureza a los gobiernos que encarnan y hasta superan los programas de reordenamiento de sus economías mientras que a los que subsidian, emiten y aumentan el gasto sin control les perdona todo. El Fondo pone a la Argentina, otra vez, en una alternativa delirante. Los últimos pronunciamientos del organismo le piden al país devaluación y alertan sobre una caída abrupta de la economía. El mercado, que venía mirando con nerviosismo la votación de la Ley Bases y la Ley Fiscal, entre nuevamente en estado de nerviosismo no siempre controlado. El largo feriado en Argentina ocultó en parte el movimiento negativo que tuvieron los activos argentinos en Nueva York. Mañana el impacto puede verse en los mercados locales mientras las preguntas se acumulan. No hay ningún favor del FMI, que agrava exigencias cambiarias, adelanta pronósticos negativos para el país en medio del ajuste de la economía o alerta sobre el impacto social de las medidas que toma Javier Milei. El escenario se complica porque, además, el organismo pide precisiones sobre el sendero monetario, tema que muestra problemas crecientes al menos por el nivel de emisión del último mes. La lista de pedidos de Gopinath parece interminable: “Se han logrado avances impresionantes para lograr el equilibrio fiscal general y ahora se debe dar prioridad a seguir mejorando la calidad del ajuste. Se deben continuar los esfuerzos para reformar el impuesto a la renta personal, racionalizar los subsidios y los gastos tributarios y fortalecer los controles del gasto.Más allá de este año, serán fundamentales reformas más profundas de los sistemas tributario, de pensiones y de reparto de ingresos, incluso para eliminar los impuestos distorsionadores”, dijo. Los pedidos de Gita Gopinath preocupan a Javier Milei Milei le ofrece al Fondo el mayor ajuste que recuerde la historia del país y como consecuencia equilibrio fiscal, aunque ese panorama puede cambiar a déficit en junio, como lo reconoció el propio Milei. Algo parecido puede suceder con la curva de inflación en alimentos, hecho que provocaría que en junio no se repita el 4,2% de mayo. En ese contexto aparecen otras debilidades. El tratamiento de la Ley Bases y la Ley Fiscal se prolongó demasiado. Cuando se aprobó en Diputados la exigencia del mercado fue primero ver la sanción en el Senado. Con una poda importante, la ley se votó en esa Cámara y hubo festejo, aunque no euforia. Para entonces alcanzaba con que se aprobara el título de la ley, al menos como demostración del poder de gobernabilidad de Milei. Hoy la política y la economía ya piden mas. La expectativa del mercado ahora es que la Ley Fiscal se apruebe esta semana, sin más demoras, e insistiendo en la sanción original de Diputados al menos en los títulos sobre el impuesto a las Ganancias y el del Bienes Personales. Sin esas reincorporaciones se considera que la ecuación de las leyes que pidió Milei no cierra. El nerviosismo no es solo de los gobernadores que, después de haber apoyado la vergonzosa aventura de campaña de Sergio Massa al eliminar Ganancias sobre la Cuarta Categoría, ahora le exigen al presidente que les devuelva coparticipación. Milei tiene también su culpa porque él mismo en campaña también levantó la mano a favor de ese engendro tributario de Massa. El FMI le permitió lo indecible a Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa y Alberto Fernández, curioso porque lo hacía mientras el kirchnerismo en pleno y ese mismo Gobierno vivía insultando y cuestionando al organismo. El FMI ahora aprieta. Es un curioso clásico al menos de la Argentina: el organismo le exige a los gobiernos dispuestos a aplicar recetas sanadoras, aunque sea con alto costo político (en el 2001 le hicieron algo parecido a Domingo Cavallo) y le extiende una mano tibia a los populistas demagogos subsidiadores, a quienes poco les pide quizás por el miedo a precipitar alguna nueva crisis en América Latina. Es un juego con el que los populistas parecen haber tomado de punto al FMI y, en parte a los Estados Unidos, capaces de aguantar cualquier cosa con tal de no crear alguna nueva Venezuela en la región. Frente a estas realidades, no son pocos quienes creen dentro de La Libertad Avanza que el Gobierno debería repensar estrategias si el desembolso de fondos que se pretende en el nuevo acuerdo con el FMI viene acompañado de condicionamientos en su uso. Todo ese debate poco tiene que ver con la economía y mucho con la política. El Gobierno necesita mostrar cuanto antes una buena noticia. Esto no es una sorpresa para nadie: la caída del consumo medida por varias consultoras arrojó en mayo un promedio de 10%. Números más complicados se ven en los despachos de cemento, que aunque tuvieron una leve mejora mensual en mayo cayeron 27 % o la venta de autos con merma de 14%. La recesión está instalada y, tras la caída de la inflación, aparece ahora como el principal problema en la cabeza los argentinos de a pie que en mayo, por ejemplo, tuvieron una caída interanual de 20,5% en la compra de fiambres, hamburguesas, congelados, salchichas y huevos, entre otros. De nuevo: el Gobierno necesita una buena noticia cuanto antes. La Ley Bases y la Ley Fiscal ya no alcanzan para mantener hacia arriba el humor de la economía y el exterior pide más precisiones sobre el futuro del plan económico. Mientras tanto se sigue manteniendo un efecto inédito en la historia argentina: el apoyo al ajuste y a las promesas de Milei está casi intacto. El presidente mantiene por encima de 50% su imagen positiva y hasta pudo darse el lujo la semana pasada de mostrarse en el primer lugar en imagen dentro de la lista de mandatarios latinoamericanos. El kirchnerismo sigue sin entender que la parte más importante de ese fenómeno no se debe a las virtudes de Milei sino al espanto económico y social al que sumieron al país en los últimos 20 años. Solo eso explica la desorganización y la ausencia total de alguna chance de recomposición de un peronismo opositor. Hay una muestra del actual del delirio kirchnerista que habla por sí sola. La desesperación K llega al punto de pensar en Mayra Mendoza como una posible candidata bonaerense como una alternativa de futuro en la interna que La Cámpora le pelea a Axel Kicillof. A pesar de las noticias que aporta el impacto del ajuste puertas adentro y de las presiones que aparecen desde el FMI, el gobierno cosechó algunas victorias en los últimos días que pueden cimentar el inicio de una recuperación. La aprobación de la Ley Bases y la Ley Fiscal en Diputados, donde el número parece garantizado, se suman al desembolso del FMI y la renovación del swap con China. En Europa a Milei no le va mal en sus giras aunque en la que termina mañana haya primado más una agenda de satisfacciones personales que cuestiones de Estado. Las dudas sobre el encuentro con el canciller alemán Olaf Scholz y el error de haber pedido una audiencia con el rey Felipe VI cuando hay una virtual ruptura de relaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez, quedaron atrás en el viaje que termina este lunes. Sí fue importante la ubicaciónd e Argentina en la mesa del G7 y la chance que tiene el país de mostrar un cambio de dirección del viento tras años de política exterior alocada. Milei debe tener mucho cuidado con el paso que dará desde la semana que viene para rearmar su gabinete. Los cruces entre dos hombres que se odian desde hace años como Luis “Toto” Caputo y Federico Sturzenegger no son gratis ni inofensivos. Argentina no puede darse el lujo de tener una crisis por internas con su ministro de Economía. Milei lo entiende y esa sería la traducción de su frase “A Toto nadie le toca el culo”, pero aun tiene mucho que resolver si quiere que Sturzenegger se haga cargo del lanzamiento de las reformas tras la aprobación de la Ley Bases. Todo eso sucederá mientras los empresarios siguen con su rosario de quejas y muestran menos aguante que los argentinos de a pie que bancan el costo del ajuste con la esperanza de estar invirtiendo en un país que cambia.

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