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  • En Villa Luro, un nuevo restaurante con alma de bodegón para comer desde un buen puchero hasta milanesa

    » Clarin

    Fecha: 23/06/2024 07:51

    En los últimos años el barrio de Villa Luro dejó de ser una zona de casas y edificios para convertirse en un polo gastronómico que no para de crecer. Cervecerías, restaurantes, bares, heladerías y bodegones clásicos y modernos forman parte de la oferta que atrae a los vecinos como a visitantes de barrios cercanos. La más reciente apertura es la de Puchero, una cantina familiar con cocina porteña, ubicada en la esquina de Av. Rivadavia y Corvalán, frente a la plaza Ejército de los Andes. El local ofrece platos especiales los fines de semana: los sábados es el día del puchero y los domingos, le toca el turno a la paella. En el primer piso cuenta con una glamorosa mesa para catas guiadas y en unas semanas, inaugurarán el primer speakeasy de la zona, un bar oculto ideado en la película de 1989, La sociedad de los poetas muertos. Cómo es Puchero, el nuevo restaurante de Villa Luro De sus cuatro dueños, tres ya habían apostado a la zona desde 2018, con la apertura de la cervecería Siete Vidas , Casa tónica y el delivery de Siete Vidas. “Este es nuestro cuarto emprendimiento acá en el barrio”, dice Maximiliano Hilale. Puchero abrió sus puertas en marzo de este año. El salón es amplio y luminoso, atendido por jóvenes camareros. Tienen una capacidad para 170 personas adentro, 30 lugares afuera (si el clima lo permite). La barra de Puchero. Foto: Constanza Niscovolos El nombre tiene un porqué muy claro: “De los socios, tres fuimos papás durante el proceso de las aperturas de Villa Luro. Buscamos algo relacionado a nuestros antepasados, a nuestros padres, a nuestros abuelos y justo, agrandamos la familia”, explica Hiale y continúa: “ Así que pensamos en Puchero que abarca un poco la comida y un poco por el puchero que que nos hacían los nenes cada vez que nos íbamos de casa para el local”. El creador siente que el concepto “puchero” es algo que evoca a la unión de la familia “a esas épocas pasadas que creemos que está bueno que vuelvan”. Con esta premisa, luego de ocho meses de obra nació Puchero, la cantina moderna de Luro que propone platos sencillos, caseros. Esos que al leer el nombre no hay que preguntarle nada a los camareros ya que son platos conocidos. “Son platos ricos, sabrosos hechos con buena calidad de materia prima”, señala Hiale. Contrario a los viejos bodegones en Puchero los platos son demasiado abundantes, pero, salvo que lo aclare, no son para compartir. Son generosos para una persona y tienen buena relación precio calidad. El salón del restaurante Puchero. Foto: Constanza Niscovolos Cómo es la cava escondida de Puchero Subiendo al primer piso y abandonando la onda cantina aparece la cava que fue pensada como una unidad de negocio aparte. “La creamos por el interés que crece de la gente por el mundo del vino. Hay mucha gente que sabe y mucha gente que no sabe nada sobre el vino, pero lo toma como una salida, como una cita o un entretenimiento para vivir una experiencia diferente”, dice Hiale y señala que no es algo tan centrado en el vino, si no está más orientado a una juntada, a un lugar de encuentro para aprender algo diferente. Cuenta con catorce lugares y ofrecen varios ciclos. Uno es especial de bodegas, otro llamado vino y filosofía y otro con vino y tarot o astrología llamado Arcanos. “Los viernes se centra más en todo lo que es astrología. Elemento del fuego, tierra, aire… la gente se ve seducida con eso y se suma lo que puede aprender del vino. Por eso es una experiencia completa”, aporta Santi, el encargado de Puchero. También destaca que “hay un público muy fuerte con respecto a todo lo que es astrología, la sommelier va enlazado los temas con el mundo del vino”. Cada ciclo cuesta $ 25.000 y se degustan cinco etiquetas de vino acompañadas con una pequeña ración de chacinados, quesos y empanadas de la casa. Para enterarse de los diferentes ciclos, hay que fijarse en el Instagram del local (@puchero.ba) donde se debe reservar lugar para los ciclos ya programados. La cava para degustaciones de Puchero. Fotos: Constanza Niscovolos El primer bar escondido de Villa Luro El “speakeasy” está pronto a inaugurarse. Se accede a través de un telón de terciopelo que devela el misterio. Un bar inspirado en escritores y poetas, tanto contemporáneos como antiguos. “Pensamos en la película La sociedad de los poetas muertos, donde se juntaban a leer, a charlar de poesía, de libros, de literatura”, cuenta el dueño. “Hay una movida grande de la llamada Dark Academia”, suma Santi, que es una subcultura y un estilo estético que se centra en el romanticismo de la literatura y la historia y que tiene una atmósfera gótica. Un movimiento que ha ganado popularidad especialmente en redes sociales. La decoración será con luces tenues con máquinas de escribir y libros, y ofrecerán ocho cócteles de autor que van a estar inspirados en escritores y poetas. Los vinos de Puchero. Foto: Constanza Niscovolos También habrá coctelería clásica y reversionada. En cuanto a la comida, todavía están cerrando las ideas pero es posible que sea un menú de tres o cuatro pasos, o una carta corta. Abrirá de miércoles a sábados por la noche (la idea es que quizás dure un poquito más que el horario de cierre de Puchero). Y atención lectores, para entrar habrá que reservar y para poder acceder a la reserva de esta sociedad secreta, habrá que reconocer algún autor o alguna parte de algún poema. “La idea es mantener un poco esa mística, ese secreto. Que cueste un poquito entrar o conseguir la contraseña, como para que sea algo más privado y que den ganas de venir a conocer la experiencia”, insiste Hiale. Qué comer en Puchero El público que visita Puchero es muy variado. está formado principalmente por familias y grupos de amigos, pero también se ven parejas de todas las edades y se celebran cumpleaños o eventos especiales. La entrada más pedida: chipa relleno con jamón, huevo poché y mollejas. Foto:Constanza Niscovolos Los fines de semana la carta se amplía con dos nuevos integrantes. Los días sábados prepara el plato en honor a la cantina: puchero ($ 28.000). Se trata de un plato abundante que comen hasta tres personas. Tiene cortes de res y cerdo, parte de toda la variedad de los vegetales. “Hay un tema, mucha gente me dice yo lo comía solo con carne o solo con tal cosa. Nosotros lo hacemos completo con asado, cabrito, cerdo, chorizo y morcilla”, señala Hiale . El puchero del bodegón moderno de Villa Luro. Foto: Constanza Niscovolos "La cocción del puchero se realiza hirviendo todas las carnes que son asado, osobuco, pollo, pechito de cerdo, por separado para ir desgrasándolas. Después hacemos un fondo a base de apio, puerro y otros vegetales quie se junta con los fondos de cada proteína", explica el cocinero del local y agrega: "Ahí se termina de cocinar, por eso queda mas doradito o con mas color. En el caso del pollo, se sella brevemente para que no libere tanta grasa en el caldo, eso le da mas sabor que al puchero tradicional". Mientras que los domingos se cocina paella de mariscos ($ 28.000). También para compartir entre hasta tres comensales, vieiras, langostinos, calamar, entre otros frutos de mar. Cuentan que desde la apertura ya tienen clientes que van exclusivamente a comer paella. “Vienen mesas de diez personas y entre los platos piden dos o tres paellas”, dicen desde la cocina de Puchero. Carne al horno con papas y batatas. Foto: Constanza Niscovolos Como entradas, se destacan las empanadas de carne braseada o de hongos ($ 2.800 cada una), los buñuelos de espinaca rellenos de queso mozzarella ($ 7.000) y el chipá relleno con mollejas crocantes y huevo pocheado ($ 11.500). Las milanesas lideran el podio de pedidos. Las de carne son de bife de chorizo ($ 13.500) y se puede pedir a caballo ($ 15.000) o a la napolitana ($ 15.900). Y las supremas salen a la Suiza o a la fugazzeta ($ 11.000 cada una) o a la florentina ($ 12.000). La guarnición se pide aparte. Hay papas fritas, puré, ensaladas o tallarines con panceta y crema (desde $ 4.000). Malfatti de espinaca. Fotos Constanza Niscovolos Otro plato muy solicitado es el pastel de papa que se elabora con carne braseada y sale en cazuela de barro ($ 12.000). y el risotto de hongos no se queda atrás ($ 10.500). Para los nostálgicos de los platos típicos de bodegón, no falta la carne al horno con papas y batatas ($ 14.000) o el filet de abadejo al roquefort ($ 14.900). Las pastas son caseras. La más pedida es la lasaña de la casa con carne braseada, espinaca, ricota, jamón y mozzarella ($ 12.500). Le siguen los malfatti de espinaca rellenos con mozzarella ($ 12.500) y los sorrentinos de asado y queso provolone ($ 13.500). Tarta de manzana con helado de pistacho. Foto: Constanza Niscovolos Menú “purretes” desde $ 6.500 y postres clásicos como flan mixto ($ 4.900), tiramisú ($ 5.900) y uno con un toque gourmet, tarta tibia de manzana con helado de pistacho ($ 6.900), entre otros dulces.

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