31/12/2025 11:59
31/12/2025 11:59
31/12/2025 11:59
31/12/2025 11:58
31/12/2025 11:58
31/12/2025 11:58
31/12/2025 11:58
31/12/2025 11:58
31/12/2025 11:58
31/12/2025 11:58
» Clarin
Fecha: 31/12/2025 06:46
En su visita a la redacción de Clarín, Agustín Canapino se animó a abrir el álbum de fotos de su vida y de algunos de los momentos que marcaron su trayectoria, desde su debut en la Copa Megane hasta correr las 500 Millas de Indianápolis, incluida una imagen que no lo tenía a él pero sí a dos de sus pilares en el automovilismo: Guillermo Ortelli, el más ganador del TC con siete título, y Alberto Canapino, su papá y unos de los preparadores más exitosos del automovilismo argentino. Esto en 1998. Mirá que juventud. ¡Qué foto! Esta foto no la había visto nunca. Y tenerlo a Guille para mí es mucho porque se me combinan varias cosas. Primero, era mi gran ídolo, sigue siéndolo. Segundo, era el piloto preferido de mi viejo; siempre fue el favorito de mi papá. Y tercero, es una persona que aporta un montón con su capacidad y experiencia, nos aporta mucho al equipo y a lo que hacemos cada fin de semana, así que mirá si será importante por esas tres cosas que te digo. Esto es 2007. Acá había pelo de sobra, pero porque tení 17 años. Es cuando salí campeón de la Megane. Mirá la cara de orgullo de mi papá. Se usaba el pelo largo en esa época. Esto fue un montón para mí, porque hacía muy poquito había empezado a correr, no había corrido en karting, no había hecho nada. Entonces que de un día para el otro esté ganando un campeonato de la Copa Megane y empezaba a ser lo que lo que después termina siendo, porque ese año ya había probado un TC y lo había sorprendido mucho a mi papá. Es como que viejo no podía creer lo que estaba pasando. Él no me tenía nada de fe, lógicamente y lo bien que hacía; y no quería que yo corriera, lógicamente y lo bien que hacía. Y bueno, es como que ahí se empezaba un poquito a emocionar cada vez que pasaba algo porque nada había pasado ni había motivo para que yo lograra lo que lo que estaba empezando a lograr. Esto es 2008. Mirá vos, qué cara de nene; esta foto no la tenía registrada. ¿Qué le digo a ese Agustín? Qué sé yo qué le puedo decir. La verdad es que me quedo sin palabras. Han pasado tantas cosas, tantas cosas, que es difícil hasta decir algo. Me veo acá y era todo ilusión, todo sueño, veía todo tan lejano, tan lejano. Y si a este chico yo le llego a decir que iba a ganar 17 campeonatos nacionales, cinco de TC y haber corrido dos 500 millas de Indianápolis, te trataba de borracho perdido, ¿me entendés? O sea, estás mal de la cabeza. Así que verme ahí con toda la ilusión y todos los sueños, es fuerte. La verdad que esta foto no la tenía. Esta fue el campeonato del 2010. Esto sí me acuerdo de todo, por supuesto. Acá fue mi primer campeonato. 20 años, muy jovencito, estaba eufórico, contento, pero no tenía conciencia realmente de lo que había logrado y de que habíamos marcado un hito difícil de superar: que es ser campeón del TC con 20 años. Eso sí, me acuerdo de aquel momento. Inclusive de que mi papá venga y me diga: "Cabeza. Ahora sí, preparate, que tu vida cambia por completo". Y yo nunca entendí qué me estaba diciendo en ese momento. Y con el tiempo me di cuenta de que no era consciente de lo que pasó. Era muy jovencito. Era mucho todo para ese momento. Esta es de 2017, cuando salí campeón de TC en La Plata. Acá hay un abrazo con muchos sentimientos en el medio, porque mi viejo ya estaba mal de salud en aquel momento. Tenía un tema genético que después lo pude empezar a controlar y a alivianar ese problema, pero no se podía a veces ni levantar de la cama por cómo estaba. Y yo hice ese campeonato recuperando de atrás todas las carreras, porque era luchar contra los Torino, que estaban todos muy fuertes, y nosotros siempre viniendo desde atrás. Y recuerdo que cada carrera que yo avanzaba y hacía esas remontadas locas, le decía: 'Así, pa, como quiero que seas vos'. Trataba de usar esas remontadas heroicas para motivarlo a él a que salga adelante, corría por él, básicamente. Y bueno, este abrazo en realidad es más por todo eso que por el campeonato. 2018, Premios Olimpia, tuve el gran honor de ganar el Olimpia de Oro de Argentina en el 2018 después del tercer campeonato del TC, segundo consecutivo, fui subcampeón de TC2000 también, ese año faltó muy poquito para la Triple Corona. Ganar un Olimpia de plata ya es un montón, por lo que significa ser el mejor de tu deporte del año. Y el de oro trascendió todas las barreras porque el único de oro que había ganado de automovilismo fue Fangio. Después tuve la oportunidad de ganarlo en el 18 y la verdad que fue una linda sorpresa. Esto fue el 2019, en Neuquén, con la remera que tiene el lema de la 15, que es que los cobardes no hacen historia. Y bueno, este fue el campeonato que a mí me dio la cuarta corona, el tercero consecutivo, y era un montón. Y después vino la pandemia. Parece mentira. A los pocos meses estábamos todos encerrados por la pandemia y al poco tiempo había perdido a mi papá. O sea, es como que este chico de acá de 29 años no tenía idea de lo que estaba por venir y estaba tratando de solamente en ese momento disfrutar la locura que le tocaba estar pasando. Esta fue la carrera que gané con con la Scuadra Canapino. Justamente, mi viejo fallece un lunes 15 y yo gano en domingo 21. Con mi hermano, levantando la Copa, plena pandemia. Y, bueno, el momento más triste de mi vida, sin dudas. Fue toda una locura detrás de la otra ese momento. Una linda carrera, lindo fin de semana, buen año. No lo pude coronar pero pero siempre anduvimos bien y los primeros tres meses fueron como que sentía que podía y después del tercer mes me di cuenta que no podía y a partir de ahí empecé a tomar la decisión de de cerrar la Squadra Canapino y tomar otro rumbo. Esta es la locura más grande que pude haber hecho en mi vida. Las 500 millas de Indianápolis con el auto de la Selección en homenaje a los campeones del mundo. Esta foto es del Card Day, que fue el viernes antes de la carrera. Todavía no puedo creer haber hecho esto. Haberme subido a ese auto. Andar a 390 kilómetros. Haberlo hecho como lo hicimos de bien, encima. Me cuesta creer que sea real. Eso sí que me cuesta creer. Y bueno, fue una experiencia fabulosa, maravillosa. Como te decía, tengo esa espinita de no haber concretado lo que podríamos haber hecho y cómo veníamos. Justo el primer año venía en el puesto 13 y faltando ocho vueltas un accidente adelante, quedo enganchado y me voy a la pared. Fue una locura absoluta. Pero me quedó mucha experiencia, un gran aprendizaje y las ganas de volver a intentarlo. Sobre la firma Mirá también Newsletter Clarín
Ver noticia original