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» La Nacion
Fecha: 30/12/2025 16:00
Sydney Sweeney y Amanda Seyfried cuentan cómo fue trabajar juntas y qué lugar de la Argentina quieren conocer Con el estreno de La empleada, Sydney Sweeney (28) logró revertir un año cargado de controversias personales y fracasos en términos de taquilla. Atrás parecen haber quedado los dolores de cabeza que le trajeron la tan comentada y criticada campaña de jeans tildada de racista, o la lÃnea exclusiva de jabones elaborados con agua de su propia ducha, asà como la floja recepción de las otras cuatro pelÃculas que protagonizó en 2025: Echo Valley (junto a Julianne Moore), Eden (con Jude Law, Ana de Armas y Vanessa Kirby), Americana y Christy, que apenas recaudó $1.4 millones de dólares en su primer fin de semana en los Estados Unidos, y por la que se esperaba un puñado de nominaciones que nunca llegaron. Finalmente, en el último suspiro del año, el tándem que la actriz de Euphoria integró con la virtuosa Amanda Seyfried bajo la dirección de Paul Feig le devolvió la tranquilidad -y el éxito- que tanto necesitaba: a diez dÃas de su estreno en los Estados Unidos (a las salas de Argentina llega este jueves 1°), la adaptación del best seller de Freida McFadden -del que Sweeney es fanática- alcanzó los 46.5 millones de dólares en taquilla nacional, por encima del presupuesto de 35 millones de dólares. En el sitio recopilador de reseñas Rotten Tomatoes, el film obtuvo un puntaje del 75% por parte de la crÃtica especializada, y un 92% por parte del público. La empleada cuenta la historia de Millie Calloway (Sweeney), una joven que tuvo problemas con la ley y está desesperada por encontrar una oportunidad para reinventarse y salir adelante. Eso es lo que parece hallar en el trabajo que le ofrece Nina Winchester (Seyfried) como empleada doméstica a tiempo completo en su mansión de ensueño, donde vive con su hija Cece (Indiana Elle), su marido adinerado, Andrew Winchester (Brandon Sklenar), y un misterioso jardinero (Michele Morrone). Pero esa familia y ese hogar que en un principio parecen idÃlicos pronto revelarán sus secretos más peligrosos y le demostrarán a Millie que nada es lo que parece. Un thriller psicológico que mantiene la tensión de principio a fin, que sorprende con giros inesperados en medio de los clichés propios del género y que, curiosamente, divierten mucho. Durante la promoción mundial de la pelÃcula, LA NACION tuvo la oportunidad de charlar con Sydney Sweeney y Amanda Seyfried, asà como con Brandon Sklenar (Romper el cÃrculo y la serie 1923, entre otros tÃtulos), el coprotagonista masculino de esta historia y el simpatiquÃsimo Paul Feig, responsable de largometrajes como Damas en guerra, Un pequeño favor y Cazafantasmas. Los cuatro coincidirán en lo divertida que fue la experiencia, e incluso las actrices trasladarán sus bromas internas al encuentro con este medio. Nos hizo reÃr mucho -¿Qué las atrajo a la hora de interpretar a estos dos personajes tan complejos e intensos? Sydney Sweeney: -Es algo muy jugoso. Amanda Seyfried: -Ofrece muchÃsimo. Sweeney: -Hay muchÃsimo para hincarle el diente, explorar y disfrutar. Y fue muy divertido. Seyfried: -Gran parte de interpretar a estos personajes juntas nos hizo reÃr mucho. Incluso ahora, al volver a ver la pelÃcula... Sweeney: -Cuando la veo de nuevo pienso: ¡Dios mÃo, esas decisiones! Seyfried: -Y me acuerdo de estar ahÃ, riéndonos, de Paul dándome indicaciones y riéndose también. Pero cuando la ves y funciona, se siente auténtica y tan fresca como cuando la hicimos, es una buena señal y una sensación increÃble. -Fue la primera vez que trabajaron juntas, ¿qué descubrieron o aprendieron la una de la otra? Sweeney: -¡Qué somos iguales! Da miedo, es inquietante. Seyfried: -SÃ, es como si hubiéramos tenido una crianza similar en cuanto a tradiciones. También, tenemos un proceso muy parecido como actrices en el set. Sweeney: -Medimos lo mismo. Seyfried: -Medimos lo mismo, calzamos lo mismo, tenemos el mismo color de pelo. Incluso tenemos fotos parecidas. Ayer tuvimos que hacer retratos... Sweeney: -¡Y pintamos a la misma persona! -¿Alguna vez estuvieron en la Argentina? Sweeney: -¡Me encantarÃa! Tengo muchÃsimas ganas de ir. Seyfried: -Yo también quiero ir. Sé que es un viaje de unas 12 horas... Sweeney: -Pero vale totalmente la pena. Seyfried: -La verdad es que me gustarÃa ir a la Patagonia. -Mamma Mia 3 tendrÃa que filmarse en la Argentina... Seyfried: -SÃ, claro. ¡Probá convencerlos de que digan que sÃ! Todo lo que podÃa pedir -Brandon, ¿cómo fue componer a este personaje tan ambiguo? -La verdad es que fue un verdadero placer. No se da muy seguido la oportunidad de interpretar a alguien tan complejo, en el sentido de que tiene tantos matices, pero también es muy obvio. VenÃa de hacer un personaje en una serie que era muy contenido, muy estoico, introvertido, con una expresión muy sutil y muy sereno. Asà que me divertà muchÃsimo pudiendo ser más expresivo, más verbal, usando el cuerpo de una forma que no habÃa podido antes. Desde lo actoral, fue realmente muy disfrutable. -Tuviste una gran quÃmica tanto con Amanda como con Sydney. ¿Cómo fue trabajar con ellas? -Fue todo lo que se podÃa pedir. Las dos son actrices increÃbles y, además, productoras del proyecto, asà que tenÃan un compromiso extra con la pelÃcula y con la historia. Se notaba cuánto les importaba. Tuvimos la suerte de funcionar muy bien entre los tres, de complementarnos naturalmente. -Los tres contaron que Feig los sorprendÃa con indicaciones al margen del guion durante el rodaje. -Cuando Paul mira el monitor durante las tomas está completamente metido en la escena. Es un placer verlo trabajar porque disfruta muchÃsimo de lo que está pasando y esa energÃa es muy contagiosa. Terminaba una toma, me acercaba y le preguntaba qué le habÃa parecido y me decÃa: SÃ, eso me encanta, probemos hacerlo otra vez. O le proponÃa cambiar una lÃnea de diálogo y respondÃa: Suena genial, hagámoslo. Se generaba una energÃa frenética y creativa que es lo mejor que puede pasar en un set. Como actor, es una experiencia muy gratificante porque no siempre sucede. Muchas veces el trabajo se parece más a una cirugÃa a corazón abierto, con otro tipo de recompensas. Acá, en cambio, todos pudimos involucrarnos de ese modo y el clima fue ideal. Me gusta desafiarlos -Paul, ¿cómo fue la experiencia de adaptar un libro best seller con una base de fans tan fuerte? -Es un poco intimidante porque sabés que hay mucha gente que ama el libro y espera muchÃsimo. En ese sentido, genera cierta presión. Pero, al mismo tiempo, fue bastante sencillo porque el libro es muy bueno, asà que no hubo que cambiar demasiado. El desafÃo fue cómo llevarlo a la pantalla y eso se logró en gran parte por el casting de estos actores increÃbles, los sets que construimos y por divertirnos trabajando con ese material de origen. -¿Ya tenÃas a estos actores en mente? -Cuando el proyecto llegó a mÃ, Sydney ya estaba vinculada y yo tenÃa muchÃsimas ganas de trabajar con ella, asà que fue una decisión obvia. Cuando leés el libro, prácticamente no podés imaginar a otra persona en ese papel. A Amanda la habÃa conocido muchos años atrás y siempre habÃamos querido hacer algo juntos. Cuando vi The Dropout, pensé: Guau, ella realmente puede con esto, porque el personaje que interpreta ahà tiene muchas capas y personalidades distintas y eso es exactamente lo que hace Nina. En el caso de Brandon Sklenar, habÃa trabajado con mi amiga Blake Lively en It Ends With Us (Romper el cÃrculo), ella me dijo: Te va a encantar este tipo. Lo conocà y asà fue. -¿Es verdad que les diste indicaciones fuera de lo común? -SÃ, claro [se rÃe]. Siempre me gusta desafiarlos. Y todo lo que les pedÃa lo hacÃan incluso mejor de lo que yo imaginaba. Era muy divertido proponer algo y ver cómo lo resolvÃan y pensar: Guau, funcionó. -La casa donde transcurre la historia funciona casi como un personaje más. -Fue difÃcil encontrarla. Mi diseñadora de producción, Elizabeth Jones, recorrió prácticamente todo New Jersey buscándola y vimos muchÃsimas que descartamos. Pero, cuando encontró esa, que tiene más de cien años, sentimos que era la indicada. Además, filmamos en su interior, asà que funcionó para nosotros en muchos sentidos. -¿Cuál fue el mayor obstáculo a la hora de hacer esta pelÃcula? -Lo más desafiante fue el poco tiempo de rodaje. Filmamos en apenas 34 dÃas y habÃa alrededor de 200 escenas, asà que eso fue complejo. Pero el elenco respondió desde el primer momento. Les dije: Chicos, no tenemos mucho tiempo, ¿están listos?, y lo estuvieron. Asà que, dentro de todo, fue una experiencia muy divertida.
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