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» La Nacion
Fecha: 30/12/2025 12:16
Violencia de género Entrá a la guía de servicio y encontrá los tips de los expertos sobre cómo prevenir, actuar y encontrar ayuda frente a este problema. Hasta que logró salir de la casa y llegar hasta la guardia del country Tortugas, situado en Pilar, para llamar al número de emergencias 911, la actriz Romina Gateani vivió una pesadilla. Fue víctima de golpes y zamarreos. El protagonista del ataque habría sido su pareja, el empresario Luis Cavanagh. Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales al tanto de la declaración que hizo la actriz ante el personal de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que tomó contacto con ella después de la denuncia y su derivación al Hospital Central de Pilar. Gaetani estaba angustiada, con ataques de pánico y triste. Relató todo lo que sufrió. La situación de violencia comenzó poco después de que ella llegara a la casa de Tortugas. Hubo una discusión que habría comenzado por una cuestión de celos. Todo escaló hasta que llegaron los golpes y zamarreros, sostuvieron las fuentes consultadas. A las 21.30 del domingo pasado, Gateani logró salir de su casa y llegar hasta la guardia del country. Después llegaron dos ambulancias que asistieron a la actriz. Fue trasladada, como se dijo al Hospital Central de Pilar, donde fue revisada por los médicos. La investigación quedó a cargo de la fiscal María José Basiglio, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) especializada en Violencia de Género de Pilar. La fiscal Basiglio prepara una serie de medidas para avanzar en la investigación. Cavanagh, de 59 años, ya fue notificado de la formación de la causa, que se instruye como lesiones leves agravadas por el vínculo y por tratarse de violencia de género, dijeron fuentes judiciales. Gaetani se retiró del Hospital Central de Pilar acompañada de amigas y familiares. La fiscal Basiglio es la funcionaria judicial que tuvo a su cargo un femicidio seguido de suicidio ocurrido en el country Martindale, en Pilar. El 10 de octubre de 2020, el empresario Jorge Justo Neuss asesinó de un balazo en la cabeza a su esposa, Silvia Saravia, en la suite de su casa de Martindale. Pocos segundos después, el femicida utilizó el mismo revólver, marca Smith & Wesson, para gatillarse un tiro en la sien. El exitoso hombre de negocios, hallado agonizante por sus hijos, murió antes de llegar a un hospital. Se determinó que no hubo participación de otras personas en los hechos investigados. Neuss mató a su esposa y después se dio un tiro en la cabeza. Se comprobó la hipótesis investigativa de homicidio seguido de suicidio. La mecánica de lo sucedido quedó establecida, habían explicado en su momento a LA NACION fuentes judiciales. El drama se desencadenó poco antes de las 13 del sábado 10 de octubre de 2020 en la suite matrimonial, situada en la planta alta de la casa familiar. A poco de comenzar la investigación, la fiscal Basiglio determinó que Saravia, de 69 años, no había dormido en lo que terminó siendo la escena del crimen. La noche anterior y después de una discusión con su marido, la víctima se fue a dormir a la casa de su hija Lucila, que tiene casa en Martindale al igual que sus hermanos Juan, Patricio y Germán. A las 22 del 9 de octubre de 2020, Saravia llamó a su hija para preguntarle si podía ir a dormir a su casa. Tuve una discusión con tu padre, le habría dicho. A la mañana siguiente, a las 11, Neuss, como era habitual, desayunó en su habitación. Así lo recordaron Virgilia y Valeria, las dos empleadas domésticas, cuando declararon como testigos. Pasado el mediodía Neuss usó su teléfono celular para mandar dos mensajes. Sería lo último que haría antes de asesinar a su esposa. Los destinatarios de los mensajes de texto fueron dos amigos que ese día cumplían años: uno de ellos, empresario; el otro, funcionario judicial. A esa hora, según dijeron en su momento a LA NACION allegados a la víctima, madre e hija habrían decidido irse de Martindale para pasar unos días en el campo familiar. Pero, antes, Silvia Saravia debía armar un bolso con ropa y otras pertenencias. Cada una de ellas subió a su auto: Saravia se fue a su casa y Lucila pasó por otro lugar a buscar un adorno. Eran entre las 12.40 y las 12.45 cuando Saravia entró en su casa; les comentó a las empleadas domésticas que había ido a buscar unas cosas y subió a la suite. No llegó a armar el bolso. Cuando ingresó en el baño se reanudó la discusión de la noche anterior con su esposo. Al duro intercambio de palabras, le sucedieron los gritos y la agresión física. Según las conclusiones de la autopsia, la víctima tenía un hematoma en un brazo, provocado por la presión del pulgar del agresor, en su intento por sujetarla. Esa lesión, según los forenses, indicaba que Silvia Saravia se defendió de su esposo. Mientras Neuss apuntaba con su revólver a la cabeza de su esposa, con su mano izquierda la tomaba de los pelos. Saravia se defendía con todas sus fuerzas y forcejeaba con su marido. Tanta fue la fuerza que ejerció el empresario sobre la víctima que, con su mano izquierda, le arrancó un mechón de pelo. En ese momento, cuando tenía el cañón del arma a menos de veinte centímetros de la cabeza de su esposa, Jorge Neuss disparó. El proyectil calibre .357 Magnum mató a Saravia en el acto. El peritaje balístico determinó que, en su trayectoria, el mismo proyectil rozó la mano izquierda del empresario -con la que sostenía a su mujer de la cabeza- y le provocó una herida en el dedo en el que llevaba la alianza matrimonial. Luego de matar a su esposa, Neuss se disparó un balazo en la cabeza con el mismo revólver, una de las 15 armas que tenía registradas a su nombre.
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