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» Clarin
Fecha: 29/12/2025 19:48
Primero, un recordatorio imprescindible. El foco de la investigación periodística y luego judicial, puesto sobre los circuitos del dinero de la AFA, sacó del tablero al tercer hombre del trípode que tanto degradó al fútbol argentino: Federico Beligoy, ex árbitro y desde 2018 director de arbitraje. Beligoy es un engranaje clave en el diseño de poder de Toviggino. El nexo con los árbitros funcionales que, muchas veces, se constituyeron como la amenaza para disciplinar a dirigentes o entrenadores rebeldes. Será imposible sanear la competencia -dejando por un minuto de lado los dólares que van y vienen- sin una renovación profunda que incluya, como primer eslabón, a toda la estructura arbitral. Pero el problema, claro, no empieza ni termina ahí. Ahora que cada día se profundiza la información sobre los manejos de dinero, las cuentas fantasmas a las que se desviaron 42 millones de dólares, y los vínculos que conducen a Sergio Massa como el jefe político de Toviggino y de Javier Faroni -la pieza para sacar el dinero de la AFA de la Argentina y administrarlo desde los Estados Unidos-, vale detenerse por un minuto y pensar cuáles fueron las condiciones de posibilidad para que todo ocurriera. Porque Tapia y Toviggino no surgieron por generación espontánea. El presidente de la AFA fue votado no una, sino tres veces, y ganó por amplia mayoría y unanimidad. Los 44 asambleístas que levantaron la mano en octubre de 2024 para que siguiera al frente del fútbol argentino por tercer mandato consecutivo, ¿no sabían lo que ocurría? ¿No tenían ni siquiera una sospecha? Es una realidad conocida que los votos de los clubes de ascenso le ofrecieron una importante base de sustentación, pero es equivocado creer que Tapia no tuvo el apoyo de los grandes de Primera División. ¿Acaso hoy los vicepresidentes de la AFA no son, entre otros, Riquelme, presidente de Boca; David Garzón, ex presidente y actual vice de Huracán; y Carlos Montaña, vice de Independiente? ¿Y los representantes de San Lorenzo y Belgrano de Córdoba integran el Comité Ejecutivo? ¿No fue Víctor Blanco, ex presidente de Racing, Secretario general y compañero cercano de Tapia? A esta altura ninguno puede hacerse el distraído. Fueron y son, cuanto menos, cómplices en el silencio y la conveniencia. El fracaso institucional de la AFA los incluye. ¿Se puede extender la idea a los futbolistas más representativos? ¿Qué papel les cabe a Messi y a los integrantes de la Selección campeona del mundo? Es natural pensar que están para jugar, y que su rol no es comprometerse con lo que pase fuera de la cancha. Pero la memoria recuerda nombres propios más incómodos para los dueños del poder (en aquellos años, Grondona) como Maradona, Passarella, el propio Menotti. Nadie puede sugerir un mínimo reproche al profesionalismo de los integrantes de la Selección, pero ha sido una conducta al menos complaciente y alejada de cualquier toma de posición que comprometiera a los dirigentes. El éxito deportivo fue el mejor amparo para la opacidad de los manejos económicos y deportivos en la AFA. Pero los triunfos no sólo ocultan la realidad institucional, sino que otorgan una especie de escudo protector a los dirigentes, con el aval de los hinchas. ¿Quién se atreve a cuestionar al que gana? El hincha prioriza el triunfo a la transparencia institucional. Por eso Chiqui Tapia ocultaba los balances pero hacía giras exhibiendo la Copa del Mundo. Esa fue, hasta ahora, su garantía de impunidad. Sobre la firma Newsletter Clarín
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