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Fecha: 29/12/2025 17:35
En una campaña marcada por la necesidad de producir más con menos, una innovación nacida en el sistema científico y transferida al sector industrial comienza a cambiar la manera de sembrar en Argentina. Se trata del sistema universal de corte línea a línea, una tecnología que interrumpe la dosificación de semillas de forma independiente en cada surco y que ya se incorporó de serie en las sembradoras de una empresa nacional gracias a un convenio estratégico con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Leé también: El agro, eje de nuevas decisiones de inversión El desarrollo, que hoy opera en más de 1,2 millones de hectáreas sembradas en diferentes regiones del país, apunta a eliminar uno de los problemas silenciosos de la siembra: la sobredosificación en cabeceras, curvas e irregularidades del terreno. Esas superposiciones, casi imperceptibles a simple vista, generan desperdicio de semillas, competencia entre plantas y pérdidas de rendimiento. Tecnología validada por INTA La génesis del proyecto surgió de observaciones realizadas por investigadores del INTA a partir de ensayos en campo. El desarrollo surge de una necesidad concreta detectada por nuestros ensayos de siembra: la superposición de semillas en cabeceras e irregularidades del terreno, explicó Hernán Ferrari, referente técnico del convenio y especialista del INTA Concepción del Uruguay. La respuesta llegó a través de la articulación público-privada. Crucianelli y Leaf Agrotronics diseñaron un mecanismo capaz de detener la dosificación exactamente en el instante en que la sembradora pasa por una zona ya cubierta, actuando surco por surco. El resultado es una implantación más precisa, una distribución espacial uniforme y una reducción significativa en el desperdicio de insumos. Leé también: Aapresid vuelve a Rosario y pone al conocimiento en el centro del debate productivo Según los ensayos de la red experimental del INTA durante la campaña 2024, el sistema permitió un ahorro de semillas de entre 5 y 10% y elevó los rindes entre 4 y 18 %, dependiendo del ambiente, el manejo y la topografía del lote. En zonas más quebradas del centro y noreste argentino, donde las maniobras de siembra son frecuentes, los beneficios fueron aún mayores. Otro aspecto destacado es su acceso igualitario: la tecnología se incorporó a las sembradoras sin incrementar el precio final. Para Ferrari, esto constituye un ejemplo de soberanía tecnológica. Democratizar la innovación es lo que convierte a este avance en una herramienta para mejorar la vida de los productores, señaló. Leé también: Más cosecha, menos retenciones: el agro termina el año con horizonte abierto Además de reducir el uso de semillas, el sistema disminuye el desgaste de los dosificadores 15 % en promedio y reduce el consumo de combustible al evitar duplicaciones y sobreaplicaciones. Cada línea que se corta a tiempo disminuye el esfuerzo mecánico, extiende la vida útil de los componentes y reduce el consumo energético del sistema de transmisión. Desde el punto de vista agronómico, la mayor uniformidad en la emergencia y la distribución de plantas genera cultivos más equilibrados, con menos competencia y mejor aprovechamiento de agua, luz y nutrientes. Esta eficiencia se traduce en un mayor rendimiento y estabilidad productiva a nivel de lote. Leé también: Una entidad del campo le propuso al Gobierno un paquete integral de reformas tributarias El impacto trasciende los números. Para Ferrari, el valor central está en el camino que abre esta tecnología. Cada línea que se corta a tiempo es una línea que siembra futuro. Argentina tiene la capacidad de innovar, de producir y de liderar el camino hacia una agricultura más eficiente desde la ciencia y la industria nacional, concluyó. En un escenario desafiante para la actividad, el corte línea a línea se impone como una señal de que la articulación público-privada puede generar soluciones concretas, accesibles y basadas en conocimiento para mejorar la competitividad del agro argentino.
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