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  • El ajuste visto desde abajo: lo que queda cuando se corre el Estado

    La Paz » Politica con vos

    Fecha: 29/12/2025 14:14

    En esta tercera entrega les propongo hacernos una pregunta: después de los recortes, los silencios y la sobrecarga municipal, el ajuste deja una pregunta inevitable, qué tipo de vínculo entre la política y la sociedad queda en pie cuando el Estado se retira y el territorio queda solo. Por Roberto García Cuando el ajuste se prolonga, deja de ser una coyuntura y empieza a volverse estructura. Ya no se lo percibe como una etapa transitoria, sino como una nueva normalidad donde lo excepcional se vuelve permanente: menos recursos, menos respuestas y menos horizonte. En los territorios, esa normalidad no se teoriza; se sobrelleva. Lo que queda cuando el Estado se corre no es un vacío abstracto. Quedan los municipios desbordados, las instituciones locales haciendo equilibrio, los trabajadores públicos sosteniendo con esfuerzo lo que antes era política pública. Quedan también vecinos que ya no esperan soluciones, sino apenas explicaciones. Y cuando ni siquiera eso aparece, lo que se instala es el desapego. Crecen las reacciones emocionales límites y se reduce -al menos en sectores populares- la calidad de vida. El ajuste visto desde abajo no solo impacta en la economía local: impacta en la confianza. En la confianza hacia la política, hacia las instituciones y hacia la idea misma de lo colectivo. Cuando el mensaje implícito es que cada uno debe arreglarse como pueda, el tejido social se resiente y la democracia pierde densidad. En este escenario, el rol de la política local es más incómodo que nunca. No alcanza con administrar escasez ni con repetir que no hay recursos. Gobernar también implica defender el territorio, hacer visibles los costos, disputar sentidos y evitar que el ajuste se naturalice como destino inevitable. Callar, aceptar sin discutir o gestionar sin explicar no es neutral: es una forma de convalidar. La pregunta de fondo ya no es solo económica. Es política y ética: qué se decide sostener cuando no alcanza para todo. Qué prioridades se defienden, a quiénes se protege primero y qué valores orientan esas decisiones. En esa escala la más cercana se juega buena parte del futuro democrático. Porque si el ajuste se vuelve permanente y el Estado se vuelve distante, lo que queda no es eficiencia ni orden: queda fragmentación. Y cuando el territorio deja de sentirse parte de un proyecto común, lo que se pierde no es solo bienestar material, sino sentido de pertenencia. El ajuste, visto desde abajo, deja una enseñanza que no conviene ignorar: ninguna política económica es neutra cuando se la mide en vidas cotidianas. Y ninguna democracia sale fortalecida cuando gobernar se reduce a resistir, callar o esperar que pase. (Imagen elegida para esta entrega: «El Cuarto Estado» de Giuseppe Pellizza da Volpedo 1901). Representa a los trabajadores avanzando colectivamente. Es la respuesta social al abandono y la explotación. No es la ausencia del Estado lo que salva, sino la acción colectiva) NOTAS RELACIONADAS

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