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Fecha: 29/12/2025 12:21
Investigadores de la Universidad de Pensilvania y de la Universidad de Michigan, ambas en Estados Unidos, crearon un robot tan pequeño que apenas puede ser visto por el ojo humano. Según comentaron los especialistas, el dispositivo puede sentir, pensar y actuar en forma autónoma, lo que lo convierte en el autómata programable más diminuto del mundo. Leé también: Un robot chino entró al Guinness tras caminar más de 100 kilómetros sin parar en tres días En específico, aseguran que lograron reducir cerca de 10.000 veces el volumen del robot, en comparación con los diseños anteriores. Hasta ahora, las máquinas autónomas y programables más menudas medían más de 1 milímetro, un avance que se alcanzó por primera vez hace más de dos décadas. Así es el robot programable más pequeño del mundo El dispositivo apenas puede distinguirse a simple vista, tal como vemos en las imágenes que divulgan los científicos de las mencionadas universidades. ¿Qué tan diminuto es? Es más pequeño que una peca, que un grano de sal y que la fecha grabada en una moneda. En términos técnicos, mide solo 200 x 300 micrómetros, con un grosor de 50 micrómetros. Una aclaración necesaria: una micra o micrómetro es un submúltiplo del metro y corresponde a una millonésima parte de dicha unidad de medida. ¿Qué hace, en la práctica? El microrobot fue diseñado para trabajar en forma autónoma al sumergirse en un fluido. El avance central en este desarrollo es que, a pesar de su reducido tamaño, está equipado con un procesador, memoria, sensores y un sistema de propulsión, tal como se detalla en un artículo recientemente publicado en la revista especializada Science Robotics. Esta tecnología es totalmente programable: emplea células solares que generan unos pocos nanovatios de energía. Una de sus funciones es la medición de la temperatura del fluido en el que se mueve, con la capacidad de comunicar el dato mediante movimientos sutiles. Para navegar en fluidos, esta máquina minúscula no se vale de piezas móviles, que serían demasiado pequeñas y frágiles. En cambio, funciona generando un campo eléctrico que crea un flujo de moléculas a su alrededor y, en tanto, movimiento. Es como si el robot estuviera en un río en movimiento, pero también provocando el movimiento del río, explicó Marc Miskin, de la Universidad de Pensilvania. Demostramos que se puede incorporar un cerebro, un sensor y un motor en algo tan demasiado pequeño como para verlo, y lograr que sobreviva y funcione durante meses, celebró. Leé también: El ballet de los robots: diseñan una magia para que varias máquinas trabajen como en una coreografía Este ingenio se suma a los avances en microrrobótica, un área con grandes promesas. Una de las principales ventajas es el eventual uso dentro del cuerpo humano, empleando la sangre como medio para administrar medicamentos y monitorear posibles enfermedades de un modo revolucionario en el ámbito de la medicina.
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