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  • El año se va como llegó: a la deriva

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    Fecha: 29/12/2025 11:37

    Por Aníbal Blasco Restrictivo, con la economía nacional atravesada por el ajuste a los trabajadores y a la clase media, la recesión y la escasez. Ni Misiones ni ninguna provincia está al margen de la macroeconomía (que venía a solucionar todos los problemas y hasta ahora los ha empeorado por acción o por abandono gubernamental). Desde la provincia hay una clara intención de amortiguar el impacto negativo de estas decisiones macro para buscarle la vuelta con menos declamación y más cercanía, menos épica, más vida cotidiana. Una gestión que no promete milagros, pero trabaja en resolver pequeñas cosas que, sumadas, mejoran el día a día de la gente. Después de dos años de recortes y de un severo ajuste nacional, el rumbo provincial se encamina hacia atender las temas pequeños, simples, urgentes y necesarios como por ejemplo los Programas Ahora para sostener compras de clientes y ventas del comerciante, el programa Mirar Mejor, el sostenimiento del boleto educativo; la entrega de títulos de propiedad, la salud de primera calidad sin costo para misioneros y no misioneros, la educación de vanguardia en los tres niveles entre otros. No hay grandes obras, pero se intenta compensar con presencia territorial, respuestas a lo necesario y una lógica de gestión que entiende que, en crisis, lo pequeño también es estratégico. La cercanía dejó de ser discurso para transformarse en método. No debe soslayarse nunca que en dos años de gobierno mileísta las provincias perdieron el fondo del incentivo docente, toda la obra pública nacional y la financiada con fondos de Nación, buena parte del subsidio al transporte y a la luz. Además, en el caso de algunas jurisdicciones, la financiación de las cajas jubilatorias. Gobernar en tiempos de mezquindad y abandono En este contexto se inscriben los cambios impulsados por el gobernador Hugo Passalacqua en las segundas líneas del Gobierno, movimientos pensados para inyectar energía, trabajo y frescura en organismos y subsecretarías que necesitaban renovar impulso. Un recambio necesario para volver a hacer brillar áreas clave del Estado provincial con más salida a las calles. Los cambios que continuarán en marzo instalaron una nueva lógica: funcionarios jóvenes, caras limpias, mucha energía y territorio. En tiempos de billeteras flacas, la presencia intenta reemplazar al recurso, donde no hay cheques, hay gestión y donde no hay anuncios rimbombantes, hay acción diaria. La escasez económica producto del ajuste nacional se enfrenta con cercanía política. Esa renovación generacional tiene varios exponentes: Uno de ellos es Sebastián Macías, ex presidente de Vialidad Provincial y hoy titular de la Cámara de Representantes, encarna una generación neo misionerista de gestión. Una generación que entiende la administración pública como herramienta, no como botín. Esa renovación generacional también avanza de la mano de un reordenamiento profundo del Estado, incluyendo las empresas públicas y las SAPEM. Que incluyen menos gastos, menos cargos y menos estructuras. Hay una revisión minuciosa y constante de todas las áreas, con una determinación clara: el que no trabaja, queda afuera. Passalacqua tomó la decisión de que el Estado se achica dónde debe, para sostener lo que realmente importa. Municipios siguen la misma línea La Municipalidad y el Concejo Deliberante cerraron el año con señales políticas contundentes. El Concejo aprobó un paquete de normas ordenadoras estratégicas que jerarquizan la calidad institucional: actualización del Digesto Jurídico Municipal 2024/2025 consolidando más de 1.300 ordenanzas vigentes, avances en accesibilidad, ambiente, modernización parlamentaria y regulación del transporte. Se destaca la ordenanza del Sistema Integrado de Transporte Urbano y Metropolitano (SITUM), una herramienta clave para ordenar, planificar y mejorar la movilidad en la ciudad. Calidad parlamentaria, reglas claras y mirada de largo plazo. Todo eso hubiera sido imposible sin consensuar con la gestión del intendente Leonardo Stelatto, una figura que expresa la versión más alta de la política entendida como servicio al vecino, honestidad y transparencia en el manejo de los recursos. Mientras la Nación declama mucho, pero muestra poco sobre hacer las cosas bien, Posadas lo hace desde hace años: ajuste, servicios de calidad y gestión ordenada. El dato más contundente es el cuidado de los recursos: el presupuesto 2026 reduce en un 30% los fondos asignados al Concejo Deliberante, llevándolo al 5,83% del total municipal, muy por debajo del techo que fija la Carta Orgánica. Antes de la gestión Stelatto, esa incidencia superaba el 10%. Esta reducción se logró con planificación conjunta, consenso político y firmeza para tomar decisiones que la sociedad reclama: menos gasto estatal y más eficiencia. Esa es la gran noticia del cierre del año en la capital misionera. El orden fiscal y político, la clave para absorber el impacto nacional En el plano provincial, en medio de una crisis severa que golpea a todas las economías subnacionales, el manejo político maduro de Misiones volvió a marcar diferencia. La provincia pudo pagar aguinaldos sin sobresaltos. El pago del aguinaldo se logró gracias a una convicción estratégica: respaldar el Presupuesto nacional para que la Nación respalde a Misiones. No hubo seguidismo, hubo negociación necesaria para intentar sostener a todos los misioneros. Misiones tuvo un rol trascendental en ese proceso. Hubo consultas permanentes desde la Nación y una participación activa que ayudó a destrabar escenarios críticos. La tradición innegociable del equilibrio fiscal y de contar con presupuesto bandera histórica de la provincia que la Nación imitó no es un capricho, aunque lamentablemente esta vez tuvo un costo muy alto. La Nación entendió después de dos años que es la herramienta de seriedad más valiosa que tiene un Estado. Al cerrar el año, la síntesis es clara. En tiempos de ajuste brutal y discursos grandilocuentes, Misiones eligió la política de lo cercano y resolver lo pequeño e inmediato. Ordenar el Estado y poner el cuerpo donde falta el dinero y demostrar que, incluso en la crisis, se pueden realizar pequeñas cosas que mejoran la vida de la gente y esa, finalmente, es la meta central de la política.

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