Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El último aliento: la metafísica de los finales que marcan épocas y los que se quedan en la memoria colectiva

    » DiarioWeb

    Fecha: 29/12/2025 09:47

    El final de una película o una serie es un arma de doble filo. Puede arruinar toda una historia o la puede elevar al catálogo de grandes títulos que se quedarán en la memoria colectiva de miles de personas. Bueno, de eso se trata. Porque aquí no hay tibiezas, no hay sensaciones medias de un "más o menos" si te preguntan si te gustó o no el final de tal o cual serie o película. Porque la respuesta tiene que ser contundente: "Sí" o "No". Esa fuerza debe tener el final o cierre de una producción audiovisual. La historia del cine y la televisión puede entenderse como una larga sucesión de despedidas. Sin embargo, solo un puñado de estas clausuras logran trascender la barrera del entretenimiento para instalarse en el inconsciente colectivo como mitos modernos. Un final no es simplemente la resolución de un conflicto; es el veredicto final sobre el sentido de la obra. Si el inicio nos seduce y el desarrollo nos retiene, es el final el que nos define como espectadores. En este 2025, donde el consumo de historias es más voraz que nunca, conviene detenerse a analizar la arquitectura de esos cierres que se niegan a ser olvidados. La epifanía del giro de guión El impacto más inmediato es, sin duda, el del giro argumental o plot twist. No se trata solo de sorprender, sino de recontextualizar cada fotograma previo. En "El club de la pelea" (Fight Club), el desenlace no es solo una revelación sobre la salud mental del protagonista; es una crítica feroz al consumismo y a la identidad moderna que solo cobra sentido total cuando los edificios caen al son de los Pixies. Un ejemplo que ha ganado una pátina de leyenda es el de "The Empire Strikes Back" (El Imperio Contraataca). Ese "Yo soy tu padre" no solo fue un choque narrativo en 1980; redefinió la mitología del héroe y convirtió a un villano de serie B en una figura de tragedia shakesperiana. El impacto radica en que la sorpresa no es gratuita: es el motor que impulsa la evolución de los personajes hacia una madurez dolorosa. Para los que vieron "Sexto sentido" (alerta spoiler), es un ejemplo claro también de esta estrategia de giro argumental narrativo. Ya que después de toda una historia desarrollada, se descubre que el protagonista es un fantasma. A pesar de que a lo largo de casi dos horas de duración de la película, se han dejado indicios para entender eso. En la misma línea, si se quiere, "Psicosis" (Hitchcock), donde el director rompió moldes al revelar que la "madre" de Norman Bates era en realidad el propio Norman, quien conservaba el cadáver de su progenitora y adoptaba su personalidad para cometer crímenes. Y ya utilizando un ejemplar argentino, el final o cierre de la historia de la película "El secreto de sus ojos", sin dudas, es un golpe directo al espectador. A tono de justicia y de "recibir su merecido" hacia el personaje del asesino. La ambigüedad y la inmortalidad Existe un tipo de final que se niega a cerrar la puerta. Es el final que traslada la responsabilidad de la resolución al espectador, convirtiéndolo en coautor de la historia. Christopher Nolan es el arquitecto contemporáneo de esta técnica. En "Inception", el plano final del tótem girando no busca una respuesta técnica sobre si Cobb está soñando o no, sino que plantea un dilema ético: si el protagonista ha encontrado la paz, ¿importa la naturaleza de su realidad? Los finales abiertos o ambiguos son aquellos que deliberadamente evitan una resolución clara, obligando al espectador a completar la historia con su propia interpretación. Este recurso alcanza su máxima expresión en la televisión con "The Sopranos". Durante años, el público esperó una carnicería o una redención para Tony Soprano. David Chase, en cambio, eligió el silencio. Ese corte abrupto a negro en el restaurante mientras suena "Don't Stop Believin'" es una representación visual de la muerte o, quizás, de la eterna amenaza de la misma. Al no mostrar el final, Chase hizo que la serie nunca terminara; vive permanentemente en el debate de quienes la vieron. En "Blade Runner", el director Ridley Scott dejó sembrada la duda sobre si el detective Rick Deckard es un ser humano o un replicante. Y en el mismo sentido, en "La Cosa" (1982), tras destruir la base, MacReady y Childs se sientan en la nieve mientras el fuego se apaga. No saben si el otro es humano o si el organismo alienígena ha infectado a uno de ellos. El filme termina antes de que alguno tome una decisión. La catarsis emocional No todos los finales inolvidables son un rompecabezas. Los más profundos suelen ser aquellos que apelan a la finitud humana. La televisión ha logrado aquí sus mayores triunfos debido al tiempo que pasamos conviviendo con los personajes. El final de Six Feet Under (A dos metros bajo tierra) es, para muchos críticos, la cumbre de la narrativa audiovisual. Al proyectarnos hacia el futuro para ver la muerte de cada integrante de la familia Fisher, la serie cerró el círculo de la vida de manera literal y poética. No hubo misterios, solo la cruda y hermosa verdad de nuestra propia mortalidad. En una línea similar, Breaking Bad diseñó un final de una precisión quirúrgica. "Felina" no dejó cabos sueltos, pero su impacto no fue menor por ello. Ver a Walter White acariciando un tanque de acero, el único "hijo" que no lo traicionó, mientras la cámara se eleva, es el cierre de una tragedia griega sobre la ambición y la pérdida del alma. La ruptura de la cuarta pared Hay finales que impactan por su audacia política o social. El cierre de Parasite (Parásitos), de Bong Joon-ho, es una puñalada de realidad. La fantasía del hijo comprando la casa para liberar a su padre se revela como lo que es: un sueño inalcanzable dictado por la estructura de clases. El plano final del joven volviendo a su semisótano húmedo es uno de los cierres más desoladores y potentes del cine reciente, porque no ofrece esperanza, sino un espejo de la desigualdad global. Asimismo, finales como el de Twin Peaks: The Return (2017) de David Lynch desafía toda estructura lógica. El grito final de Laura Palmer y el apagón total de la casa son una ruptura de la narrativa lineal que deja al espectador en un estado de inquietud metafísica. Lynch nos recuerda que hay fuerzas en el universo (y en el cine) que no pueden ser explicadas, solo sentidas. El eco que perdura Un final inolvidable es aquel que genera un silencio denso cuando aparecen los créditos. Es el que nos obliga a hablar con desconocidos en foros de internet, el que nos hace comprar la película para verla de nuevo buscando pistas, o el que nos arranca una lágrima años después al escuchar una canción asociada a esa escena. En última instancia, los finales que impactan son aquellos que respetan una verdad fundamental: que las historias son vehículos para entender nuestra propia existencia. Ya sea a través de la explosión de un giro inesperado, la duda de un final abierto o el llanto de una despedida definitiva, estos cierres son los que convierten al cine y a las series en la forma de arte más poderosa de nuestro tiempo. Porque, aunque la pantalla se apague, la historia, si es buena, se queda a vivir con nosotros para siempre. A continuación les dejamos el siguiente listado de películas y series que han tenido grandes finales: Películas -"Los sospechosos de siempre" (1995) -"Psicosis" (1960) -"Seven" (1995) -"El club de la pelea" (1999) -"Sexto sentido" (1999) -"El planeta de los simios" (1968) -"Inception" (2010) -"Blade Runner" (1982) -"The thing" (1982) -"Cinema Paradiso" (1988) -"Scarface" (1983) -"Parasite" (2019) -"Requiem por un sueño" (2000) Series -"A dos metros bajo tierra" -"Breaking Bad" -"Lost" -"Mad Men" -"Game of Thrones. -"The good place" -"Dark" -"Mr. Robot" -"Adolescencia" -"Atlanta" -"Fleabag"

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por