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» El Zonda
Fecha: 29/12/2025 09:47
Argentina se posicionó en 2025 como una nación con uno de los mayores potenciales cupríferos a nivel mundial, pero la ausencia de infraestructura esencial mantiene más de 63 millones de toneladas de reservas bajo la Cordillera de los Andes sin explotar. Según la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), ocho proyectos de cobre requieren inversiones superiores a los 22.000 millones de dólares y podrían generar exportaciones por 11.000 millones de dólares anuales. El principal obstáculo radica en la falta de rutas, redes eléctricas de alta tensión y acceso al agua, elementos necesarios para viabilizar la producción. Esto contrasta con Chile, país que aporta aproximadamente el 25% de la producción mundial de cobre y exporta cerca de 57.000 millones de dólares anuales en productos mineros. En comparación, Argentina apenas alcanza el 1% de la producción global y sus exportaciones mineras totalizaron 5.400 millones de dólares en 2024. El Grupo de Estudios Mineros (GEM) determinó que la ley media de los depósitos argentinos es del 0,5%, un 25% superior a la chilena, pero la carencia en superficie frena el desarrollo. Proyectos clave como El Pachón, Josemaría, Los Azules, Taca Taca y MARA se encuentran a más de 4.000 metros de altura, en zonas deshabitadas y sin infraestructura adecuada. Roberto Cacciola, presidente de CAEM, afirmó que la limitación principal no reside en los yacimientos sino en la escasez de infraestructura y logística, especialmente en carreteras y redes eléctricas. Por ejemplo, Lundin Mining estima que para el proyecto Josemaría se requieren 5.000 millones de dólares, parte de los cuales se destinarán a construir una línea eléctrica de 550 kilovoltios y una ruta de 220 kilómetros. La Secretaría de Minería de la Nación publicó en febrero de 2025 un documento sobre la infraestructura necesaria en Cuyo, resaltando la ampliación y pavimentación de rutas nacionales y provinciales, reactivación de ferrocarriles y mejoras en el acceso al agua. Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza, destacó la necesidad de caminos, redes eléctricas y eficiencia hídrica, al tiempo que señaló que estas obras no pueden ser financiadas exclusivamente por la inversión privada. La producción histórica de cobre en Argentina alcanzó su pico en 2002 con 203.700 toneladas, impulsada por el yacimiento Bajo la Alumbrera, que cerró en 2018, provocando un desplome productivo a 14.500 toneladas en 2024. La consultora CRU prevé que si los cinco proyectos principales entran en operación según lo previsto, podrían generar un impacto económico acumulado de 47.000 millones de dólares para el 2040. Una solución propuesta es la integración binacional con Chile, aprovechando su infraestructura portuaria, plantas de tratamiento, líneas de transmisión y acceso a agua desalinizada. Proyectos argentinos ubicados cerca de la frontera podrían beneficiarse del acceso a la infraestructura chilena, reduciendo costos y emisiones. El Tratado de Integración y Complementación Minera de 1997 ya ampara proyectos como El Pachón y Josemaría. La elección del presidente chileno José Antonio Kast y su acercamiento con el presidente argentino Javier Milei han generado un clima favorable para acelerar esta cooperación, impulsada además por acuerdos energéticos bilaterales recientes. Argentina tiene el mineral y el interés inversor, así como un marco regulatorio renovado, pero le faltan las obras de infraestructura que permitan sacar esas toneladas de la montaña y aprovechar plenamente su potencial minero.
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