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  • El Peponazo cumple medio siglo

    » La voz

    Fecha: 28/12/2025 21:59

    Fútbol Puestos. Ranking Mundial de Clubes 2025: ¿cómo les fue a los equipos cordobeses en un año dominado por Brasil? Por Redacción LAVOZ Cada vez que le escribía carta a los Reyes Magos, pedía una camiseta de Boca. Era rubio como Silvio Marzolini, el ídolo xeneize de los 60, y eligió ese apellido para probarse en Belgrano cuando intentó ser futbolista profesional. Debutó como tal en la Bombonera y allí se estrenó anotando uno de los goles que más recuerda de su vida deportiva. José Omar Reinaldi y Boca Juniors tuvieron demasiadas historias para vincularse. Pero en el camino de la Pepona, el mojón más trascendente y recordado de su campaña lo hizo vestido con la casaca de River Plate, cuando hace exactamente medio siglo atrás, un gol suyo, en el instante final de un partido ante Rosario Central, le dio al Millonario uno de los títulos más inolvidables del club de Núñez. El 28 de diciembre de 1975, una inocentada del villamariense desató un carnaval riverplatense en la última fecha del Nacional, cuando ya se perfilaba una final de desempate entre el equipo que conducía Ángel Labruna y el Estudiantes de Carlos Bilardo, que había sido el principal animador y protagonista del torneo. Reinaldi había llegado ese año a un superestelar plantel de River, donde las figuras abundaban hasta en el banco de suplentes. No le resultó sencillo al rubio delantero abrirse lugar en un trío atacante que parecía inamovible: el de Pedro González, Leopoldo Luque y Oscar Más. De hecho, el cordobés recién pudo formar parte de ese equipo en la 11ª fecha, en reemplazo de Pinino, el puntero izquierdo, último de los nombrados. River, que venía de cortar una sequía de 18 años sin títulos al ganar el Metropolitano, remó ese Nacional detrás del Pincha, que dirigido por el Narigón lideró buena parte de la ronda final del torneo... hasta que se cruzó con Reinaldi en la penúltima fecha. El 21 de diciembre, Estudiantes, líder con un punto de ventaja, se midió en un duelo clave ante River en cancha neutral de Vélez Sársfield. Los platenses habían vencido a River en los dos duelos de la fase de clasificación (3-2 y 2-1) y un nuevo triunfo les aseguraba dar la vuelta olímpica. Pero la Pepona tenía otros planes. Labruna lo había tenido atornillado en el banco al ex-Belgrano, pero esa noche le dio la chance de meterse en la delantera en lugar de González, el wing derecho. Y Reinaldi no desaprovechó la ocasión: un cabezazo suyo le dio el triunfo a River por 1-0 y los de la banda pasaron al frente en la tabla y llegaron a la fecha de cierre un punto arriba (se daban dos unidades por victoria). La revista partidaria River elogió al cordobés sin vueltas. Todo nervio, fibra, ritmo personal. Trabajó mucho, inquietó en gran medida, y tuvo acciones muy espectaculares y positivas en lo que quizás haya sido su mejor trabajo en River. Se fue aplaudido por toda la hinchada. Y además hizo el gol. Casi nada, ¿no?, escribió el semanario. Ya con otro panorama y con River en la punta, la fecha final marcó una parada difícil: visita a Rosario para jugar ante el Central de Mario Kempes y compañía, mientras que Estudiantes buscaría un triunfo esperanzador ante Temperley. Reinaldi, a pesar de su celebrada labor de una semana antes, pasó nuevamente al banco. Mientras las radios transmitían un claro triunfo de Estudiantes (2-0), River penaba con un empate 1-1 ante el Canalla, lo que llevaba la definición del torneo a un juego de desempate. Y a 20 minutos del final, Labruna mete mano y ordena un cambio. Cuenta la leyenda que en ese momento, en el banco de suplentes, algunos jugadores vieron llorar al entrenador repitiendo Danielito me dice que ponga la Pepona, me lo dice desde arriba. Daniel era un hijo fallecido del director técnico. Y Reinaldi no defraudó. En el minuto final, con casi nada en el reloj, un zurdazo suyo le dio la victoria 2-1 y el título a River. El gol del Nacional llevó el sello de José Omar Reinaldi, tituló La Voz del Interior, agregando que ese gol produjo la explosión de una multitud adormecida, que parecía ya no creer, que pensaba en una nueva y dolorosa instancia final frente a Estudiantes. Los que juegan al fútbol tienen sueños e ilusiones del superhéroe, hacer un gol en el último minuto, salir campeón, jugar en la selección... Yo no los tenía y conté con la fortuna de que, sin pensarlos o imaginarlos, pude realizarlos, cuenta ahora la Pepona, héroe de aquella segunda estrella del año 1975. Pasó medio siglo de aquel grito interminable, el de un gol para el recuerdo. Un peponazo inolvidable.

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