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» Agencia Nova
Fecha: 28/12/2025 21:33
Mientras la ciudad de La Plata atraviesa una nueva ola de calor con serios problemas en el suministro de agua, crecen las críticas y los cuestionamientos hacia el rol de la Defensoría Ciudadana y, en particular, hacia su titular, Luciana Bártoli. En los barrios más afectados, donde los cortes del servicio se repiten y los vecinos deben salir a la calle con bidones en busca de agua, la ausencia del organismo que debería canalizar reclamos y gestionar respuestas se volvió tema de conversación cotidiana. Las altas temperaturas recrudecieron una situación que se repite cada verano: la reducción del servicio domiciliario de agua en distintos puntos de la capital bonaerense. Viviendas con adultos mayores, personas enfermas o niños pequeños se encuentran entre las más perjudicadas. Sin embargo, según relatan vecinos y referentes barriales, no se vio una presencia activa de la Defensoría Ciudadana recorriendo las zonas afectadas ni exponiendo públicamente la gravedad del problema. En ese contexto, el silencio de Aguas Bonaerenses (ABSA) y la falta de soluciones concretas por parte del Municipio profundizaron el malestar. La gestión local, encabezada por el intendente Julio Alak, mantiene un enfrentamiento con la empresa prestataria, en un escenario político atravesado por afinidades y disputas con el gobernador Axel Kicillof. En medio de ese cruce, los vecinos esperaban la intervención de la Defensoría Ciudadana, un organismo creado justamente para defenderlos ante este tipo de situaciones. Lejos de esa expectativa, distintas versiones que circulan en ámbitos políticos y sociales de la ciudad señalan que Luciana Bártoli habría optado por mantenerse al margen del conflicto. Incluso, fuentes consultadas aseguran que, mientras se multiplicaban los reclamos por la falta de agua, la defensora pasaba sus días descansando junto a una piscina en una propiedad de alto valor ubicada en City Bell, al norte del partido de La Plata. Aunque se trata de versiones que no fueron confirmadas oficialmente, el contraste con la situación que viven miles de platenses alimentó la indignación. La pregunta que se repite en los barrios es simple y directa: dónde está la Defensora Ciudadana cuando más se la necesita. Por qué no recorre las calles, no visibiliza el problema a través de los canales oficiales del organismo, ni exige públicamente respuestas a ABSA. La figura de la ombudsman, designada a fines de diciembre de 2024, vuelve a quedar bajo la lupa. Bártoli llegó al cargo por decisión del intendente Julio Alak, en un acuerdo político que también contó con el aval del titular de la Unión Cívica Radical (UCR) platense, Pablo Nicoletti. Esa coincidencia se reflejó luego en el Concejo Deliberante, donde concejales radicales como Diego Rovella, Manuela Forneris, Javier Mor Roig y Gustavo Stafolani acompañaron iniciativas del Ejecutivo, entre ellas la costosa remodelación de plazas y la aprobación de presupuestos cuestionados por la oposición. Con formación en Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Plata y experiencia previa en la Defensoría del Pueblo de la provincia, Bártoli construyó un perfil público marcado por la presencia en actos, jornadas y seminarios. Sin embargo, para muchos vecinos esa exposición no se tradujo en una defensa concreta de los derechos ciudadanos en el territorio. Mientras el termómetro no da tregua y el agua sigue faltando en numerosos hogares, la Defensoría Ciudadana enfrenta uno de sus mayores desafíos desde su creación. La crisis del servicio puso en evidencia no solo las falencias estructurales de la ciudad, sino también el debate sobre la verdadera utilidad y compromiso de quienes ocupan cargos clave para representar y proteger a los vecinos. En La Plata, la sensación es que, una vez más, la gente quedó sola frente a un problema urgente.
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