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» La voz
Fecha: 28/12/2025 20:15
"Criminalizar la pobreza". La Iglesia católica salió a cuestionar la reforma del Código de Convivencia Se trata de un documento firmado por la Pastoral Social y la Vicaría de los Pobres de la Arquidiócesis de Córdoba. Critica la falta de debate. La Iglesia católica cordobesa tomó posición frente a la inminente reforma del Código de Convivencia provincial con un documento que combina advertencia política, cuestionamiento ético y una crítica explícita a los tiempos y modos elegidos por el oficialismo para dar el debate. Lo hizo con una impugnación de fondo a una lógica que, según plantea en un documento, corre el riesgo de criminalizar la pobreza bajo el pretexto del orden público El pronunciamiento, firmado por la Pastoral Social y la Vicaría de los Pobres de la Arquidiócesis de Córdoba, advierte sobre el apuro del Gobierno. La Iglesia cuestiona que un tema que afecta a tantas personas se discuta entre gallos y medianoche, en el cierre de un año socialmente agotador, sin instancias reales de escucha ni participación amplia. Para la Iglesaida, la urgencia legislativa no se corresponde con la gravedad de los problemas que se pretenden regular. El foco del documento está puesto en los puntos más sensibles del proyecto, como el tratamiento de los naranjitas, los limpiavidrios y la figura de merodeo, una tipificación histórica y reiteradamente cuestionada. La Iglesia no niega la existencia de abusos, extorsiones ni delitos asociados a estas prácticas; pero advierte contra una generalización que termina colocando bajo sospecha a quienes encuentran en la calle su única forma de subsistencia. En ese desplazamiento, del problema social al problema penal, ve un error de diagnóstico y, sobre todo, de justicia. El texto interpela con una batería de preguntas: ¿qué oportunidades concretas se les ofrecerá a trabajadores informales que el sistema no reconoce?, ¿qué alternativas habrá para quienes se capacitan mientras sobreviven en la calle?, ¿sirve castigar con multas o arrestos a personas atravesadas por adicciones, pobreza estructural o falta de vivienda? Uno de los conceptos más fuertes del documento es el rechazo a las detenciones por portación de rostro y a la criminalización indirecta de sectores populares, como los trabajadores que se movilizan en moto porque no tienen otra opción. Para la Iglesia, este tipo de políticas no sólo no resuelven los conflictos, sino que generan resentimiento, bronca y mayor fractura social. El cierre del texto recurre a una imagen potente: el muro de la vergüenza que el papa Juan Pablo II vio en Santo Domingo, construido para ocultar a los barrios pobres. El viernes pasado, nuestro Arzobispo, Ángel Rossi S.J., en el marco de la presentación del libro Nadie se salva solo, sobre el abordaje de las adicciones, compartió una experiencia vivida durante una visita del fallecido Papa San Juan Pablo II a la ciudad de Santo Domingo, en República Dominicana, donde pudo ver el llamado muro de la vergüenza, construido para tapar a los sectores más pobres. Este testimonio nos interpela profundamente: no se trata de esconder la pobreza, sino de generar trabajo registrado, promover la inclusión y brindar oportunidades reales para ir derribando esos muros. Ante problemáticas tan complejas no existen soluciones mágicas. Es necesaria una construcción colectiva, donde el verdadero diálogo sea el protagonista", concluye.
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