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» El Eco Tandil
Fecha: 28/12/2025 15:28
El duro testimonio de la familia de Juan Carlos Palais tras el accidente laboral fatal Natalia Lorea, cuñada de la víctima, relató con crudeza y dolor una sucesión de situaciones que describió como marcadas por la desinformación, la falta de empatía y múltiples negligencias. Varios días después del fallecimiento de Juan Carlos Palais, el trabajador que murió tras recibir una descarga eléctrica mientras realizaba tareas para la empresa Cretal en la intersección de Ruta 74 y Don Bosco, su familia decidió hacer público el calvario que atravesó después del hecho. A través de un posteo en Facebook, Natalia Lorea, cuñada de la víctima, relató con crudeza y dolor una sucesión de situaciones que describió como marcadas por la desinformación, la falta de empatía y múltiples negligencias. Recibí las noticias en tu email Accedé a las últimas noticias desde tu emailSegún contó, el primer contacto con la familia se dio de manera confusa. Personal policial se presentó en el domicilio con información incompleta, indicando únicamente que había un masculino en el lugar. Recién al llegar al hospital, la esposa de Palais recibió la confirmación del fallecimiento y fue consultada por el DNI de su marido, en medio del impacto emocional. En ese momento, incluso se le informó que podía retirar el cuerpo, hasta que una amiga advirtió que se trataba de un accidente laboral, lo que derivó en la decisión de realizar una autopsia. Inicialmente se indicó que sería en Tandil, pero luego se comunicó que el cuerpo sería trasladado a Azul. Lorea explicó que las horas posteriores estuvieron atravesadas por demoras y falta de información clara. Recién al día siguiente, cerca del mediodía, la familia pudo retirar la orden correspondiente para el traslado a una casa velatoria de avenida Avellaneda. En ese contexto, destacó el rol de los compañeros del sindicato, quienes se encargaron de realizar averiguaciones y de afrontar los gastos, ya que según denunció ni la empresa ni la ART se hicieron cargo. El testimonio también pone el foco en lo ocurrido durante el velatorio. La familia se mostró sorprendida al constatar que el cuerpo no estaba en condiciones de ser velado a cajón abierto, algo que según expresó debería haber sido advertido previamente, teniendo en cuenta que la víctima había sufrido una descarga eléctrica. Natalia Lorea vinculó esta situación con una presunta negligencia laboral, al señalar que el servicio no habría estado cortado al momento de realizar los trabajos, lo que no solo derivó en la muerte de su cuñado sino que, remarcó, pudo haber causado una tragedia aún mayor. De acuerdo al relato, pese al pedido expreso de la esposa para que el féretro fuera cerrado, la respuesta fue que esperaran por si alguien quería despedirlo, lo que generó indignación en la familia directa. Más tarde, un empleado reconoció que el cajón debía cerrarse de urgencia. A esto se sumaron problemas estructurales en el féretro, que comenzaron a evidenciarse durante la noche y que, según denunció, no fueron atendidos en el momento. Las dificultades continuaron al momento del sepelio. Debido a las intensas lluvias del sábado, se informó que el entierro no se realizaría ese día, algo que la familia comprendió. Sin embargo, al intentar dejar el cuerpo en depósito, se les comunicó que no había lugar en tierra y que se les avisaría, una información que según Lorea podría haberse brindado con antelación para optar por un nicho. Tras nuevas demoras y llamados, recién el lunes se les informó que había disponibilidad y se fijó un horario para el entierro. ¿Nadie tiene empatía, ni un poco de humanidad para la familia e incluso para él?, se preguntó Natalia Lorea en su publicación, que realizó según aclaró a pedido de su hermana, Carola Lorea, esposa del trabajador fallecido. Ya no se respeta el dolor de nadie, ni siquiera de los muertos. Hubo negligencias, servicios pagos y sumamente malos, y personas que hoy en día se siguen lavando las manos, concluyó. Más de 143 años escribiendo la historia de Tandil
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