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  • Presupuesto 2026: Congreso propio, ¿modelo consagrado?

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    Fecha: 28/12/2025 09:29

    El Senado de Javier Milei sancionó el Presupuesto 2026. La sanción final del Presupuesto2026 en el Senado resultó reveladora del perfil del nuevo Congreso cortado a medida de Javier Milei: el "nido de ratas" ya no es tal cosa porque la mayoría compuesta por todas las derechas y hasta por los perolibertarios conocidos decidió abrazarse al modelo de la reacción conservadora. No sólo la aprobación en general superó las expectativas con una mayoría holgada. El oficialismo también salió airoso en la peculiar votación por capítulo, un modo de empaquetar y de ponerles capucha a los rasgos más desagradables del texto y a los responsables de validarlos. Así ocurrió, en especial, con el 2, que da por tierra con cualquier responsabilidad del Gobierno nacional en el financiamiento de la educación y del sistema de ciencia y técnica. El triunfo de Milei debería ser bien recibido este lunes por el mercado financiero, cuyo favor el Gobierno necesita terminar de conquistar para satisfacer su imperiosa necesidad de reabrir el crédito voluntario. Esto sería así porque la aprobación de la nueva ley es un indicio de la capacidad del oficialismo para comenzar a imponer mayorías legislativas, en especial de cara a las reformas que vienen: la laboral primero y la tributaria luego, ambas igualmente volcadas en beneficio de los sectores más ricos. Javier Milei consolida el modelo El Presupuesto 2026 constituye un paso hacia la institucionalización del ajuste perpetuo de Milei y Toto Caputo, cosa de la que careció el plan de recortes severos pero más bien silvestres llevado a cabo en los primeros dos años de gestión. Así, en tanto fija las prioridades de gasto, supone un resumen del plan de gobierno y una suerte de desnudo cuidado del modelo, que consagra el fetichismo del superávit fiscal, definición que no pretende ningunear su importancia, sino a resaltar el modo en que el concepto oscurece los caminos propuestos para su concreción. El texto es un dibujo que gira en torno a supuestos como el de una inflación anual del 10,1% la precisión del decimal conmueve en medio de tanta fantasía y de un dólar de 1423 pesos para fin de 2026, más barato que el actual. Además, impone un superávit primario de 1,2% del PBI antes del pago de deudas y uno financiero posterior a esos compromisos de 0,3%. El peronismo, más dividido y débil que nunca desde la recuperación de la democracia, denuncia el ajuste antisocial, pero no termina de hacerse escuchar debido a su falta de claridad sobre caminos alternativos para el equilibrio de las cuentas públicas, que debería fundarse en cimientos más consensuados y equitativos. Así, el plan Milei, tramitado de modo exprés y con un debate recortado, se impone a pesar de ser una caja negra que le oculta sus secretos a la opinión pública. Por lo pronto, llama la atención que no se aclare de dónde van a salir los fondos necesarios para cubrir el agujero presupuestario que dejaría la reforma laboral en caso de ser aprobada, actitud con la que la Casa Rosada hasta ahora había descalificado cualquier medida reparadora propuesta o votada en el Congreso. El escamoteo a la ANSES de la contribución patronal del 3% sobre los salarios para conformar un fondo de despidos se sumaría a la reducción de las alícuotas del impuesto a las Ganancias para las empresas más grandes, lo que dejaría un rojo presupuestario de nada menos que 0,8% del producto, parte sustancial del ahorro previsto para el año. La aprobación del Presupuesto tras un debate pobre en contenido dice bastante sobre el nuevo Congreso de Milei. Javier Milei y su mayoría poselectoral Las mayorías que respaldaron la "ley de leyes" en el Senado y, antes, en la Cámara de Diputados, exceden largamente la relación de fuerzas que surgió de las elecciones de mitad de mandato. En esas urnas, La Libertad Avanza (LLA) cosechó el 40% de los votos a nivel nacional y quedó muy lejos de obtener mayorías propias. Sin embargo, las derechas argentinas replican sin originalidad lo que constituye un rasgo de época en muchos países: la facilidad con la que las extremas atan a su carro triunfal a las que presumen de moderadas, republicanas, democráticas o hasta socialmente compasivas. Así ocurrió en tiempos de Jair Bolsonaro en Brasil y así ocurre hoy con Donald Trump en Estados Unidos, donde el Partido Republicano históricamente conocido ha dejado de existir. De cara a la campaña para 2027 que el Gobierno confiesa ya haber lanzado, resulta interesante preguntarse dónde planean los aliados de ocasión buscar los votos que ratifiquen su lugar bajo el sol de la política. ¿Será en el nicho polarizante, pero no necesariamente mayoritario, ya ocupado plenamente por el mileísmo? Los gobernadores votan el ajuste que pagarán La pregunta anterior tiene lógica cuando se piensa la política en términos nacionales. A nivel provincial o municipal sería posible refugiarse en la gestión local, sobre todo en contextos de comicios que se desdoblan, como acaba de ocurrir en varios distritos este año. El desafío, con todo, será justamente la gestión, toda vez que el Presupuesto de la consolidación del modelo elimina cualquier posibilidad de complemento federal para la educación, completando la obra del menemismo noventista, que barrió el déficit fiscal federal bajo la alfombra de las provincias al transferirles las escuelas y los hospitales sin las correspondientes partidas. Esto es importante puesto que marca la probabilidad del descenso de un nuevo escalón en la calidad de los servicios de educación y salud. Si eso pasara, sumado al hecho de que los recortes de las transferencias a las provincias son parte muy relevante del ahorro fiscal que se asegura, ¿sobre las autoridades de qué nivel recaería un posible voto castigo? Acaso en la severidad del ajuste, en su carácter arbitrario y en su inequidad radique la principal falla de diseño del modelo. Acaso no falten en el futuro actores tan oportunistas como hoy dispuestos a bombardearlo en nombre de banderas que han dejado en el suelo. Las módicas rebeldías del nuevo Congreso Los operadores políticos de la extrema derecha parecieron el viernes mejorar sus artes respecto de lo que habían conseguido antes en la cámara baja. En aquella ocasión, el Gobierno perdió en la votación por capítulos la derogación de las leyes de financiamiento universitario y emergencia en discapacidad, las cuales, por otra parte, ha incumplido con contumacia. Esa módica rebelión de la oposición real y de un sector de los amigos opoficialistas había llenado de ira al Presidente, quien llegó a amenazar con vetar su propio proyecto hasta que fue persuadido de que podría sostener el mantra del déficit cero en base a recortes de gastos ad hoc, un cheque en blanco no incluido en la norma aprobada. El nuevo Congreso de Milei llama la atención por el declive del nivel intelectual y argumentativo promedio. Eso no debe sorprender, ya que uno de los máximos responsables de la estrategia para el 26-O, Sebastián Pareja, ladero de Karina Milei, había anticipado que la característica más saliente de quienes fueran anotados en las listas debía ser la obediencia. La cuestión, entonces, no pasa por pensar, sino más bien por apoyar y por levantar el culo de las bancas cuando se imparte la orden respectiva y por alzar la mano oportunamente. La falta de nivel se notó en las votaciones del Presupuesto, primer gran test del Congreso de Milei. Los críticos se concentraron en la Cámara de Diputados en evitar la derogación de las leyes de financiamiento universitario y de emergencia en discapacidad, lo que permitió que pasara por debajo de sus radares el artículo 30, que deroga la parte de la ley de Financiamiento Educativo que impone un gasto mínimo del 6% del PBI en ese sector y un piso de 0,52% para ciencia y técnica. A los diputados defensores de la universidad pública también se les pasó el artículo 12, que permite al Poder Ejecutivo suspender la ejecución de las partidas aprobadas si las casas de altos estudios no cumplen con sus requisitos de rendición de gastos, paralelos a los controles regulares ya existentes. En definitiva, sostuvieron la ley de financiamiento, pero le dieron a Milei un arma poderosa para violarla. Javier Milei, el asesino de la derecha amable Mientras el drama de la nueva Argentina se despliega, la derecha extrema no sólo arrastra detrás de sí a las supuestamente moderadas; también las vacía de contenido y, como una boa, las aprieta hasta matarlas. Así le ocurre al PRO y así le ocurre a la Unión Cívica Radical (UCR). Apenas tres de los diez senadores radicales votaron en contra del artículo 30. Carolina Losada consideró que, ''en general'', el Senado va a aprobar el Presupuesto, aunque aclaró que ''la educación pública es irrenunciable'': ''Yo quiero que salga el Presupuesto porque es bueno para los argentinos''.pic.twitter.com/5bqJRQKqEf Ahora que ya no defiende ni siquiera a las universidades nacionales, una bandera histórica y un eje de lo que queda de su aparato político, puede afirmarse que la UCR parece haber perdido toda razón de ser. La disolución electoral de la Argentina republicana no debería sorprender nunca más a nadie.

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