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» El siglo web
Fecha: 28/12/2025 09:21
Un aluvión de teléfonos móviles entra de manera irregular, afectando gravemente a la industria local y la recaudación estatal. En medio de una transformación económica que beneficia a ramas como la minería, la energía y el agro, mientras la manufactura tradicional enfrenta serias dificultades, el ingreso ilegal de teléfonos móviles se convirtió en uno de los principales dolores de cabeza para el sector productivo. Según datos de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte), uno de cada tres dispositivos que se activa en el territorio nacional no fue producido localmente ni ingresó por canales legales, una tendencia que se intensificó en los últimos dos años. Las cifras son alarmantes: cada semana llegan al país más de 55.000 unidades por vías clandestinas. De los aproximadamente 9,4 millones de aparatos comercializados anualmente, superiores a 3 millones lo hicieron de forma irregular durante 2025. La mayoría de estos equipos provienen de origen chino, y las autoridades sospechan que la principal ruta de entrada es a través de Paraguay. Una vez en el país, estos teléfonos suelen destinarse inicialmente a mercados externos como Estados Unidos, Bolivia o Chile, pero terminan circulando localmente, con plataformas como Mercado Libre como uno de los principales canales de distribución. El mercado formal está dominado por Samsung (45%) y Motorola (38%), con el resto repartido entre diversas marcas, donde Xiaomi destaca pero resulta especialmente perjudicada por la competencia desleal de sus propios modelos ingresados ilegalmente. Daños colaterales Este fenómeno no es aislado: en la Unión Industrial Argentina (UIA) se creó un grupo específico para abordar el contrabando, priorizando los celulares junto a rubros como tabaco, cerveza y calzado. Hubo varios operativos tanto de Gendarmería como Prefectura, de patrullaje de frontera y estos procedimientos reflejan la existencia de operaciones grandes, aseguran desde la entidad. El contrabando, además, afecta la recaudación fiscal, aclararon. La UIA advierte que esta práctica impacta de manera transversal en múltiples sectores, particularmente en electrónica y accesorios móviles, provocando alteraciones en los precios, destrucción de empleo registrado y una marcada reducción en los ingresos tributarios. En paralelo, un estudio del Centro de Estudios de la UIA muestra que el 21% de las firmas manufactureras recortó personal, con mayor recurrencia a suspensiones y menor cantidad de turnos ante la merma en la actividad. La debilidad en la demanda interna es la mayor inquietud (40%), con casi la mitad de las compañías reportando caídas en ventas locales. Además, se estima una pérdida mensual superior a 1.500 puestos industriales, concentrados en gran medida en el Gran Buenos Aires, donde se ubica la mitad de la producción nacional. No obstante, los indicadores oficiales del INDEC muestran una reducción en la tasa de desocupación general, incluso en zonas como el conurbano bonaerense, altamente industrializadas. Expertos en el mercado laboral indican que muchos ex trabajadores fabriles se reconvierten rápidamente hacia el sector servicios, registrándose como monotributistas en plataformas de delivery o transporte como Uber o Cabify. Aunque las proyecciones empresarias para el próximo período mejoran ligeramente, con mayor optimismo sobre la evolución económica, el contraste entre el avance en áreas primarias y el estancamiento manufacturero pone en evidencia las profundas asimetrías del actual modelo productivo. fuente: TendenciaTucuman
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