Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • De Guaymallén a Mallorca: la vida en España de Julieta Lonigro, la histórica reina blue de la Vendimia

    » Los Andes

    Fecha: 28/12/2025 09:19

    De Guaymallén a Mallorca: la vida en España de Julieta Lonigro, la histórica reina "blue" de la Vendimia Fue "reina" de la Vendimia de Guaymallén en 2022, sin corona, e hizo historia. Se fue dolida, pero ahora puede contar las raíces de Vendimia en Europa. La vida de la mendocina Julieta Lonigro dio un giro total en poco más de un año. Vive en Mallorca, trabaja en hotelería y empieza a proyectarse como embajadora cultural de Mendoza en Europa. Su historia como la reina blue de Guaymallén, aquella que fue elegida sin corona ni cetro, hoy queda como un capítulo decisivo de un recorrido que sigue lejos, pero no desligado de su identidad. Julieta, esa reina que no fue, pasa sus días en el exilio voluntario atendiendo a turistas en la recepción de un hotel en Mallorca, España. La mayoría son alemanes y ella responde en su idioma con naturalidad: lo estudia desde hace más de una década. Vive en España desde hace un año y medio y, aunque el Mediterráneo, el turismo y el cambio de ritmo le dieron aire, Mendoza sigue presente en su vida cotidiana. Estoy en un lugar muy lindo. Necesitaba tomar aire de Mendoza y lo pude hacer. Eso me ayudó mucho, cuenta a Los Andes. Sus días transcurren entre turnos en el hotel, caminatas al aire libre y una rutina que, a diferencia de la que llevaba en Mendoza, no está atravesada por la urgencia permanente. Acá la gente vive de otra manera. Yo también tuve que aprender a bajar un cambio, casi no veo redes sociales, dice. La nueva vida de la "reina blue" de Guaymallén, lejos de Mendoza Julieta tiene 26 años -cumple 27 el 9 de enero- y llegó a la isla española después de un proceso largo y desgastante. Estaba muy dolida con Mendoza, admite. No por la Vendimia en sí, sino por todo lo que vino después en esa polémica en donde Guaymallén en 2022 había anunciado que no tendría reina propia: la exposición, las disputas políticas y la sensación de haber quedado en el centro de un conflicto que la superó. Fue mucho para mí. Yo di la cara, pero había cosas que no dependían de mí, resume. Cuando terminó su mandato intentó quedarse. Abrió una vinoteca, apostó a un proyecto propio, pero no funcionó. Cerré la vinoteca y ahí sentí que ya no tenía nada que me atara, recuerda. La decisión de irse no fue inmediata, pero sí firme. Necesitaba distancia, aire, empezar de nuevo. Cuenta que hoy su trabajo de contacto con gente de todo el mundo sin querer la puso en el rol de embajadora cultural por el que tanto batalló en tierras mendocinas. Y encima, lo hace en otro idioma en el que se mueve como pez en el agua. El alemán -idioma que estudia desde 2012- se volvió una herramienta clave. La mayoría de los huéspedes son alemanes. Poder hablarles en su idioma te abre puertas, explica. También evalúa otros caminos: retomar el mundo del vino, profundizar en turismo o combinar ambas cosas. En Mallorca no está sola. Comparte la experiencia con su pareja, Juan Manuel, también mendocino, que trabaja como barman en un bar local. Juan Manuel trabaja en un local hermoso, dice, orgullosa. Aunque no descarta volver a Mendoza, aclara que no lo piensa en términos inmediatos. Ganas me sobran, pero todo es un proceso. El pasado europeo no es del todo nuevo para ella. Durante la infancia vivió dos años en Suiza, cuando su madre se mudó allí, y volvió a Mendoza a los 14. Esa experiencia temprana, que en su momento fue un desarraigo, hoy aparece resignificada. Creo que todo eso me preparó para animarme a irme ahora, reflexiona. Representante cultural: la puerta que se abrió en Europa En ese cruce entre pasado y presente apareció, hace poco, una oportunidad inesperada: el Centro Argentino de Franken, en Alemania, una institución creada en 1992 que reúne a argentinos y descendientes para sostener la cultura lejos de casa, la invitó a sumarse como referente cultural. El contacto llegó a través de personas vinculadas al centro, que siguen de cerca actividades relacionadas con la identidad argentina en el exterior. El Centro Argentino de Franken funciona como un espacio de encuentro: organizan peñas, bailes folklóricos, charlas y actividades culturales, y promueven el vínculo con la Argentina como destino turístico. La propuesta es que Julieta viaje entre enero y febrero y participe de esos encuentros contando qué es la Vendimia, cómo se vive en Mendoza y por qué sigue siendo una celebración cultural que excede cualquier discusión coyuntural. Me gustaría mucho hablar de Vendimia, contar lo que significa para nosotros, dice. La paradoja no pasa inadvertida. Mientras Guaymallén volvió a elegir a su reina recién este año, la joven que simbolizó la pelea por esa figura contará la cultura y hasta cómo es la fiesta mayor de Mendoza en otro continente. Voy a seguir con la tradición, aunque sea lejos, asegura. Para ella, no se trata de representar un cargo, sino una cultura. Vendimia une, genera encuentro, trabajo, identidad. Eso es lo que quiero transmitir. El cambio de país también implicó un cambio interno. Bajó el uso del celular y asegura que se permite vivir más el presente y correrse de la exposición constante que tanto la expuso hace unos años en Mendoza. Antes estaba todo el tiempo pendiente del teléfono. Hoy trato de estar más tranquila, cuenta. No reniega de su pasado: lo integra como parte de lo que es hoy. La historia de Julieta no quedó congelada en un conflicto. En Mallorca, la reina blue encontró otra forma de representar lo que es: una mendocina que se anima a volver a empezar, sin corona, pero con experiencia, carácter y una identidad que viaja con ella. La reina sin corona: una historia que marcó un antes y un después Julieta Lonigro fue elegida soberana de Guaymallén en la Vendimia 2022, pero no recibió corona, banda ni cetro. Ese año, el municipio, en ese entonces comandada por el radical Marcelino Iglesias, decidió eliminar la figura de la reina y reemplazarla por una embajadora, en un debate atravesado por "una corriente del feminismo" -dice-, política y recortes presupuestarios. La decisión abrió un conflicto inesperado. Junto a la Comisión de Reinas de Guaymallén (Coreguay) y otras organizaciones, Julieta defendió la figura de la soberana como parte de la cultura y la tradición vendimial. Hubo vendimias paralelas, apoyos y rechazos, personas que perdieron trabajos y una discusión que terminó en la Justicia. Durante tres años, la pelea se sostuvo con exposición mediática y un desgaste personal profundo. Yo di la cara, pero las que sostuvieron la lucha fueron las chicas, repite Julieta. Hace unas semanas, la ordenanza fue declarada inválida por la Justicia y Guaymallén volvió a elegir reina con todos los atributos. Para Julieta, que siguió la noticia desde España, fue una reparación colectiva. Valió la pena, resume. No como triunfo personal, sino como cierre de una etapa que la marcó para siempre.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por