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  • Rupturas y reconciliaciones de fin de año

    » Los Andes

    Fecha: 28/12/2025 09:19

    Casi inesperadamente, el cierre de frentes y alianzas de cara a las elecciones desdobladas de febrero en seis comunas deja un saldo importante de novedades que exceden las disputas de cada territorio y que -sin dudas- tienen impacto en el escenario provincial. Se trata de reconfiguraciones a considerar de ahora en más al analizar el devenir de la política local, pues son realineamientos con capacidad de alterar lo conocido. La más significativa, la vuelta al redil republicano del Pro tras su desvarío de octubre donde recaló en el frente opositor Provincias Unidas (PU) con un magro resultado electoral y una confusa señal hacia sus afiliados y votantes. También, y no menos trascendente, la ruptura producida en el peronismo que enfrentará dividido esos comicios, casi una decisión con efecto retardado de las diferencias cada vez más profundas que enfrentaron durante todo 2025 a los intendentes y al kirchnerismo. Un acuerdo justificado por todos Finalmente, y pese a los tibios reparos ante los medios, el Pro mendocino y el intendente de Luján, Esteban Allasino, terminaron sucumbiendo ante el gran acuerdo de los oficialismos nacional y provincial que había marcado el año entre La Libertad Avanza (LLA) y Cambia Mendoza (CM). Con intereses cruzados, los libertarios buscando ampliar su influencia en Mendoza, los radicales intentando hacer pie otra vez en Luján y los macristas tratando de recuperar el rumbo perdido, los tres actores tenían suficientes razones para confluir. El problema, en todo caso, era superar los vetos internos (de Alfredo Cornejo o de Omar De Marchi, hasta Eduardo Lule Menem o Karina Milei) y luego de esto, comunicarlo de la forma que cada cual lo presentara como un triunfo. Y así hicieron. Cornejo puso énfasis en la vuelta de Allasino a CM. El intendente, en la gestión reconocida por el propio gobernador, mientras que el Pro esbozó una suerte de autocrítica al señalar haber escuchado a la sociedad. Todos coincidieron en alejar la decisión de una especulación u oportunismo que en realidad existe: cada cual pretende mejorar su participación en las próximas elecciones, pero también en las que vendrán, en particular 2027. Porque en lo concreto, la novedad efectivamente significa la incorporación (o reincorporación) del Pro a un frente que hasta el momento aspira a mantenerse vigente cuando haya que elegir al sucesor de Cornejo, pero también la posible reelección de Javier Milei. Es probable entonces que los entendimientos de hoy sean desencuentros del futuro, como lo ha dejado plasmado este proceso del año que termina: en política nunca hay que decir nunca. Los chispazos entre cornejistas y demarchistas todavía resuenan y, tal vez el puñado de fotos y posteos de estos días no logren apagarlos. Más crisis para el PJ El 2025 que se despide puso a prueba la paciencia de todo el peronismo que, pese al fuego interno cruzado y la disputa permanente, ya sea por el discurso como por los lugares en las listas, logró mantener esa unidad tan significativa para su imaginario, pero también cada vez más difícil; o al menos, no a cualquier precio como parece ser la síntesis del quiebre de esta semana que los llevará a competir por separado en los municipios que van a las urnas el 22 de febrero. Y si bien en octubre la sangre no llegó al río y el PJ logró recuperar una parte importante de su histórico caudal electoral que sin embargo no alcanzó para neutralizar una derrota por 25 puntos respecto de libertarios y radicales, esta vez los esfuerzos no fueron suficientes. O tal vez ya se habían agotado en aquella última oportunidad. Tras la negativa del congreso partidario a abrir las listas a La Cámpora, el reflotado sello de Unión Popular (UP) con el que Anabel Fernández Sagasti amagó con enfrentar por fuera del partido la candidatura a diputado nacional de Emir Félix, servirá ahora de nave insignia de los kirchneristas y su Manso Frente Mendocino (MFM), la coloquial denominación que les permitirá pujar con su propia boleta de concejales el año próximo. La decisión, no sólo es la virtual ruptura del peronismo, sino también la disminución de las chances de los candidatos de los intendentes del PJ que arriesgan el control de los Concejos Deliberantes en sus comunas, y que, de esta manera, tal vez puedan desajustar los actuales equilibrios o forzar mayorías distintas a las que pretenden los caciques. Más allá de eso, está claro también que este primer y significativo paso comunal, pero de alcance general, podría replicarse en la Legislatura, donde el kirchnerismo también tiene alguna presencia. Y sí, impactar en la recomposición de un partido que en Mendoza no gana para sustos, que tras la recuperación de este año aspira a ser más competitivo en 2027, algo que a la luz de lo ocurrido esta semana no hace más que agregar condicionantes. Los que se juntan y los que se dividen Todo parece indicar que mientras el polo mileísta y sus ahora satélites (ex Juntos por el Cambio como el radicalismo y el macrismo, así como la denominada oposición dialoguista nacional) se reagrupan y concentran bajo el liderazgo de Milei, del otro lado del espectro político, el peronismo enfrenta un proceso de deliberada y profunda discusión (demorada hasta el presente hartazgo, dicen algunos) que tiene más aspecto de desgranamiento o al menos -aunque no sea explícito- de puesta en duda de la conducción de Cristina Kirchner, hoy condenada por corrupción y con arresto domiciliario. En definitiva, no son más que palmarios síntomas de ciclos que se abren o se cierran. Casi como en la vida misma. * El autor es periodista y profesor universitario.

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