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» Diario Cronica
Fecha: 28/12/2025 04:33
Cuando Racing volvió a vivir Fue un viernes por la noche. El 27 de diciembre de 1985 para ser más precisos en la cancha de River. Racing Club de Avellaneda había ganado 4-0 la final de ida ante Atlanta y tanto el plantel como los hinchas ya se sentían en Primera A luego de dos años. La diferencia de gol era muy grande como para pensar en "fantasmas", pero en la vida de Racing siempre había alguno dando vueltas. Y apareció. En la semana llegó la comunicación que indicaba que "si Atlanta gana el segundo partido se deberá jugar un tercer partido desempate y allí valdrá la diferencia de goles". El Coco Basile y los jugadores no entendían nada: se había modificado el reglamento (cualquier similitud con la actualidad es pura coincidencia). Años después se intentó explicar que "era un mito", pero todos saben que fue así. Entonces había que jugar ese segundo encuentro como si el primero no se hubiera jugado. La historia terminó con el 1-1, el golazo de Néstor Sicher (quien falleció hace unos años) y el posterior empate de Bueno para el Bohemio. Los minutos finales fueron con muchos nervios, tensión. No se podía escapar, y no se escapó. El pitazo final de Carlos Mastrángelo fue el comienzo de los festejos académicos. Fue un desahogo. Dos años duró la estadía de Racing en la Primera B (no existía aún la B Nacional). Tal vez a comienzos de 1984 se pensó que "sería un trámite" regresar y se comparó con lo que san Lorenzo había hecho en 1982. Muy lejos estuvo. En ese 84 se tomó con un histórico Deportivo Español y cayó en la final del octogonal con Gimnasia la Plata. Y en el 85, otro equipo bárbaro se le cruzó en el camino: Rosario Central, que fue campeón y en la temporada siguiente se coronó en la A. Tomando nota de lo que le había pasado en el año anterior, Agustín Cejas continuó como DT y se armó un equipo con figuras de la B, como Walter Fernández (figura de Defensores de Belgrano), Miguel Ángel Colombatti (de Morón), Néstor Sicher y Horacio Attadía (de Lanús), por citar unos casos. La campaña fue con altibajos, y Central se escapó. Cuando Cejas dejó el cargo asumió Vicente Cayetano Rodríguez y a poco del final se pensó en el Coco Basile. Y ahí estuvo el padre de la criatura. Luego de los 42 partidos de la fase de grupos comenzaron los mano a mano y el primer cruce fue con un susto mayúsculo ante Banfield: tras el 3-1 en la Bombonera, la revancha fue en el Amalfitani. El partido estaba 1-1 a poco del final y el Taladro marcó dos goles para poner las cosas 3-1 y a Racing le alcanzaba por mejor ubicación en la tabla. Pasó y llegó el turno de Quilmes. Fueron dos partidazos, en donde Racing mostró mayor jerarquía, tanto en el 2-0 como en el 3-1 (ambos en River), aunque podrían haber convertido varios goles cada uno. Y así, la final. El Bohemio también tenía un gran equipo, pero en la ida, la Academia fue apabullante, para terminar con un contundente 4-0 que hizo delirar a los hinchas en el Monumental. Y unos días después, tras el "malentendido" del reglamento, el regreso a Primera. Las corridas por izquierda de Walter Fernández, la clase de Colombatti y Horacio Attadía, los goles y el esfuerzo del Cholo Pavón y Félix Lorenzo Orte, el aporte de Olivera, la aparición de Camote Acuña, y en el fondo, la consagración de Gustavo Costas, el que las vivió todas en el club. Claro que, desde el banco, el Coco puso las cosas en orden y les hizo saber a sus dirigidos lo que significaba la camiseta de Racing. Esa base de jugadores siguió en la A con grandes campañas y el título de la Supercopa, con monstruos como Ruben Paz y el Pato Fillol. Por eso la importancia de ese ascenso, de esa noche en el Monumental, se cumplieron el sábado 40 años.
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