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  • Las antiguas farmacias de Concordia

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 27/12/2025 15:34

    Las antiguas farmacias de Concordia Farmacia La Estrella fue fundada por Don Pedro I. Menchaca en 1899 pero en ese tiempo se llamaba Farmacia Alemana. Desde un principio el centro comercial de la ciudad fue ese. No he podido obtener mayores datos sobre esta farmacia, sólo sé que tuvo un depósito enfrente, donde hoy está Carrefour y que siguió operando con esa denominación hasta 1912 en que la compra Aurelio Telayna. El Sr. Telayna decide cambiarle el nombre por Farmacia La Estrella Esquina de Farmacia La Estrella a principios del siglo pasado Los Telayna eran tres hermanos; Juan, que era el mayor, Pedro y Ernesto, pero quien la administraba era Aurelio. Luego de un tiempo, decide vender la farmacia, negocio que concreta vendiéndola a Aranguren Hnos. el 1º de diciembre de 1927 para dedicarse a las tareas agropecuarias. La sociedad de los Aranguren estaba constituida por los dos hermanos, Justo Andrés (Tito) que era bioquímico y su hermano Francisco (Pancho) En tiempos de los Aranguren, todavía se conservaban los frascos de porcelana y potes con el nombre de Farmacia Alemana de Pedro Menchaca- La Farmacia La Estrella en aquellos tiempos pasó a ser la farmacia de moda por la muy buena atención de los Aranguren y se transformó en un sitio tradicional, donde la gente alternaba mientras esperaba que le prepararan su receta. Además tenían merecida fama por su seriedad, honestidad y don de gente. Como en otros casos que ya relaté, hacían (al decir de Jacobo Bilkis) proto especialidades. Eran medicamentos de su propia invención que estaban listos para la venta. Gozaban de gran fama sus jarabes antitusígenos y balsámicos a base de mentol y eucaliptol expectorantes, sus sellos antigripales su dentífrico Pirucha y el Champú de la misma marca Pirucha, seguramente en homenaje a la esposa de Tito Aranguren, Margarita Gallegos de Aranguren quién tenía ese apodo. 1 En 1941 hicieron construir un subsuelo-depósito, seguramente para guardar medicamentos que requerían un lugar fresco para su almacenamiento (supositorios, cremas, etc.) Los tiempos que siguieron fueron difíciles, por la escasez producida por la Segunda Guerra Mundial y por algunas prácticas comerciales que ya se venían manifestando desde hacía un tiempo. Sin embargo, no todos estaban dispuestos a sumarse a esas actitudes que venían a alterar el plácido ambiente comercial y profesional que imperaba en la ciudad. Los hermanos Aranguren precisamente se habían destacado por su acción ética y caballeresca, no sólo en su actividad comercial y profesional sino también en la vida social y en la forma de relacionarse con la gente. Personas de esa categoría personal carecían de defensa frente a la inescrupulosidad. Más aún en tiempos en los que había una fraternidad ínter farmacias donde había cosas que no se estilaban. Los clientes también participaban de esa lealtad a su farmacia y era infrecuente que un vecino fuese a otro establecimiento que no fuese el tradicional, que era generalmente el de su barrio. La Estrella sucumbió sin desviarse de sus normas de rectitud que no podían cambiary no lo hicieron.2 El 15 de julio de 1950 se vendió a una sociedad formada por Enrique Gabe, que era farmacéutico, Jacobo Gabe, que se encargaba de la administración de La Estrella (a la que no cambiaron el nombre) y Pedro Itzcovich, quien se desempeñaba en la atención al público. La nueva sociedad mantuvo la misma actitud ética de sus antecesores manteniendo la clientela que siguió fiel a la farmacia. Con capital propio mejoraron el stock, especialmente en la parte de perfumería, ya eran los tiempos de Kolynos, Colgate, Untisal, Glostora etc. cuya invasión los Aranguren habían resistido a pesar de tenerlos en sus estantes, seguían recomendando las virtudes de los preparados propios. Posteriormente el Sr. Enrique Gabe se retira de la sociedad en razón de su alejamiento de Concordia y compra su parte el Sr. Novidelsky. Por esa razón solicitaron al Dr. Justo Aranguren que se hiciera cargo de la regencia de la farmacia y este aceptó. La firma Itzcovich y Gabe trabajó durante más de 2l años y fueron muy cuidadosos en cuanto a seguir las normas de convivencia a las que me referí antes, pero también exigían que los demás las cumplieran. En ese tiempo el horario de cierre de las farmacias era sagrado, igual que el respeto por el que estaba de turno, y era la policía la encargada de hacerlo cumplir. Pero también recuerdo a Don Pedro Itzcovich recorriendo la ciudad en su Ford Falcon luego de la hora del cierre, para ver si los demás cumplían. Pedro Itzcovich falleció repentinamente y siendo soltero vivía en el Hotel Central, en una humilde habitación. Los restantes socios, Novidelsky y Gabe resuelven vender la farmacia, no sólo porque Don Pedro Itzcovich era quien manejaba el mostrador sino porque nuevos tiempos asomaban en la actividad farmacéutica y era necesario adaptarse a los cambios que se avecinaban, por esa razón la alternativa adecuada era vender la farmacia antes de hacer las inversiones imprescindibles para seguir en carrera. Los nuevos compradores fueron Ignacio Guinzburg y Santiago Kessler, ambos procedían de la ciudad de Santa Fé, con un gran conocimiento en el ramo por haberse desempeñado durante mucho tiempo en la Droguería Alberdi de esa localidad. Rápidamente se adaptaron a la ciudad y a su desenvolvimiento comercial por lo que resuelven hacer inversiones importantes y en 1975 amplían las vidrieras, hacen un entrepiso y modernizan el local destinando una parte sólo a perfumería. Traen además perfumería fina importada y dan mucha importancia a la compra directa a los laboratorios, accesorios y perfumerías. Cabe agregar que los señores Guinzburg y Kessler se integraron con bastante facilidad a Concordia y sus modalidades, logrando un numeroso grupo de amigos y destacándose ambos en la vida social de la ciudad y en alguna actividad deportiva. El Dr. Justo Aranguren siguió brindando la regencia a los nuevos dueños hasta el 23 de julio de 1984 en que falleció. En la tarea de la Dirección Técnica de Farmacia La Estrella pasó a desempeñarse entonces, en reemplazo del Dr. Aranguren la farmacéutica Srta. Irma Windels Algún tiempo después, el Sr. Ignacio Guinzburg se retira de la sociedad para instalarse como mayorista de perfumería. Santiago Kessler continúa con la Farmacia La Estrella ayudado ahora por su hijo Adolfo que agrega a la farmacia instrumental médico en lo que se denominó Cirugía La Estrella Este último emprendimiento comercial cobra importancia por haberse vinculado con la administración de las obras de Yacyretá como proveedores. Sin embargo, Santiago Kessler se ve defraudado por un familiar, aunque por una cuestión ajena a la farmacia, circunstancia de la que no se pudo recuperar y su economía no pudo superar la situación, viéndose obligado a vender La Estrella a Alberto Grand e Hijos, siendo hoy de propiedad del Sr. Carlos Grand y la dirección técnica del farmacéutico Sr. Carlos Contis. Sería entonces la única farmacia del siglo XIX que permanece en el sitio original desde su fundación 1 Eran también fanáticos del automovilismo y en una ocasión compraron una Bugatti que era la envidia del pueblo (era más o menos como hoy tener una Ferrari), de dos plazas descapotable, blanca, y corrían carreras localmente. Por supuesto que eran el crédito de la ciudad. Una vez tuvieron un desafío del propietario de un Ford A retocado para correr una carrera en el hipódromo y se realizó un 25 de mayo del año 1933 ó 34. Pero lo que no tuvieron en cuenta los hermanos Aranguren era que si bien la Bugatti era muy potente, tenía en cambio las ruedas muy angostas y su rival llantas gruesas y la pista era ¡y es de arena!!! No fue carrera y el Ford A ganó sin atenuantes ante el estupor de los asistentes. Mala suerte para los favoritos- El Dr. Justo Aranguren, siendo jovencito se desempeñaba en la ferretería de su pariente Camaño. Allí armaba las bicicletas que venían desarmadas y las ponía a punto para su venta. Con lo que ahorró se compró la primera motocicleta que hubo en Concordia. Jacobo Bilkis (a quien debo la mayoría de los datos que aquí consigno) cree recordar que la moto era una Royal Enfield inglesa a polea. Sigue Tanto llamaba la atención que trascendió que había sido desafiado por un motociclista del Salto, que tenía allí la primera máquina a cadena, más otros competidores que se fueron agregando. Se establecieron las condiciones de la carrera, la que se iniciaría desde el kilómetro seis o sea desde la vía a la entrada de la Pampa de Soler (donde está la Virgen), hasta el puerto. La carrera fue bastante larga, de aproximadamente una hora por los arenales del camino y ese día, una verdadera multitud se hizo presente para ver la singular carrera. Hasta se cruzaron apuestas entre la concurrencia. Se llevaron las motos en el tren hasta el apeadero de La Pampa yse largó la carrera. Recorrieron la ruta de las carretas que traían a las barracas los frutos del país. Era en realidad lo que se denominaba camino de tropa. Y ganó Aranguren nomás y fue el ídolo del pueblo durante mucho tiempo, en el que cada uno tenía algo que contar sobre las múltiples caídas en los arenales y huellones, poner en marcha nuevamente las motocicletas y seguir. Ganó a pesar de correr en inferioridad de condiciones, ya que las motos a cadena tenían una superioridad indudable sobre las a polea, pero el decía que ganó porque conocía bien el camino Fue también el primero en hacer el viaje en moto desde Concordia a Gualeguaychú. Salió a la madrugada de Concordia, arribando a Gualeguaychú a la noche atronando con el escape. Mereció entonces elogios saliendo publicada su hazaña en el diario El Argentino de esa localidad. Tengamos en cuenta que esto sucedió antes de 1914. Con este logro se atrevió al siguiente desafío, que fue el de largarse a Paraná en la moto, pero ya tenía una nueva, a cadena. A falta de rutas iba al costado de las vías, cruzando los arroyos por los puentes ferroviarios y más de una vez, el herrero del pueblo le hizo alguna reparación de emergencia, pero finalmente llegó a destino. Una verdadera aventura en esos tiempos. 2 El Dr. Aranguren vivía de unas cátedras de química y de merceología en los colegios secundarios de Concordia y su hermano Francisco (Pancho), se fue a vivir a Santa Fé y trabajó como Visitador Médico en el Laboratorio Histol

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