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  • Un recorrido por los barrios porteños donde Favaloro dejó su huella para siempre - Sección Ciudad

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    Fecha: 27/12/2025 15:21

    Por DANIEL RODEGHIERO @danielrodeghiero Director de Sección Ciudad y consultor en Comunicación. Si bien René Gerónimo Favaloro es, por definición, un hijo ilustre de La Plata, su historia grande y su legado tangible tienen sus cimientos en el asfalto de la Ciudad de Buenos Aires. Tras su exitoso paso por la Cleveland Clinic, en Estados Unidos, donde revolucionó la cardiología mundial con la técnica del bypass, Favaloro tomó la decisión innegociable de volver. Y fue aquí, en la Reina del Plata, donde decidió librar su batalla por una medicina de excelencia y humanista. EL EPICENTRO EN MONSERRAT No se puede hablar de Favaloro en la Ciudad sin situarse en la Avenida Belgrano al 1700. Allí, en el barrio de Monserrat, el médico plantó bandera. Su sueño de crear un centro de alta complejidad que combinara asistencia médica, docencia e investigación se materializó en la Fundación Favaloro. Para los vecinos de la zona, ver al doctor llegar temprano no era una rareza. Quienes trabajaron con él recuerdan que su rutina porteña era de una disciplina espartana. Favaloro convirtió esa esquina de Buenos Aires en un faro de esperanza para pacientes de todo el país. Me conformo con que se diga que soy un hombre honesto. Nada más. El resto es una circunstancia, solía repetir, restando importancia a la fama mundial que cargaba sobre sus hombros mientras caminaba por los pasillos de su hospital en el centro porteño. UN MURAL PARA TENERLO SIEMPRE PRESENTE En 2021, se inauguró un mural en homenaje al querido doctor. Esta obra, ubicada en la intersección de las Avenida Entre Ríos y Avenida Belgrano, rinde tributo tanto al arte como a la medicina. El proyecto del mural surgió a raíz de la iniciativa del reconocido artista urbano, quien pintaba un retrato del médico en Wynwood, un famoso distrito de arte al aire libre en Miami. En ese marco, fue contactado por la periodista Connie Ansaldi, quien a su vez se comunicó con Laura Favaloro, sobrina nieta del médico y responsable de la Fundación. Juntas eligieron al artista Maximiliano Bagnasco para llevar adelante este proyecto. UN VECINO DE PALERMO CHICO Favaloro eligió para vivir un departamento en el barrio de Palermo Chico (Barrio Parque), sobre la calle Dardo Rocha. Sin embargo, lejos de la ostentación que suele caracterizar a esa zona exclusiva de la Ciudad, su vida allí era de una austeridad notable. Los vecinos más antiguos de la zona recuerdan su figura: un hombre serio, pero amable, que disfrutaba de la tranquilidad de los espacios verdes cercanos. A pesar de vivir en una de las zonas más caras de la Ciudad, Favaloro mantenía sus gustos sencillos, priorizando siempre su trabajo y sus estudios por sobre la vida social de la alta sociedad porteña. PASIÓN POR EL TEATRO COLÓN Y LA CULTURA PORTEÑA La Ciudad de Buenos Aires le ofrecía a Favaloro uno de sus refugios favoritos: el Teatro Colón. Era un melómano apasionado y un habitué de la temporada lírica. No era extraño verlo en el coliseo porteño disfrutando de una ópera, un momento donde el cardiocirujano dejaba descansar el bisturí para alimentar el espíritu. Pero su gusto no se limitaba a la música clásica. Favaloro tenía una profunda conexión con el folklore y las raíces nacionales. Mantuvo una estrecha amistad con figuras como Eduardo Falú y Atahualpa Yupanqui, con quienes compartía cenas y tertulias en diversos puntos de la Ciudad, celebrando la identidad argentina. GASTRONOMÍA: ENTRE LA SENCILLEZ Y LA AMISTAD Aunque cuidaba su salud, Favaloro disfrutaba del buen comer, entendido como el acto de compartir una mesa. En su recorrido gastronómico por la Ciudad, se destaca un vínculo particular con el mítico bodegón Don Carlos, en el barrio de La Boca. Aunque su corazón futbolero era de Gimnasia y Esgrima de La Plata (pasión que nunca negoció), encontraba en ese rincón boquense, frente a la cancha de Boca Juniors, un espacio de autenticidad. Allí, Carlitos, el dueño, lo recibía no como a una eminencia inalcanzable, sino como a un amigo. Se dice que Favaloro valoraba esos lugares de Buenos Aires donde la pose quedaba afuera y prevalecía la palabra y el afecto. CABALLITO, DONDE SE EMPLAZÓ SU PRIMERA ESCULTURA El Gobierno de la Ciudad decidió rendirle un homenaje a René Favaloro con la primera escultura en su honor en el espacio público porteño. La obra fue emplazada en la Plaza Paseo de la Vida, en el barrio de Caballito, un espacio verde que fue bautizado en su homenaje. Favaloro es un símbolo de valores que trascienden la medicina: ética, trabajo, esfuerzo y compromiso con el otro. Para la Ciudad, es un honor que su figura forme parte del espacio público como parte de nuestra memoria colectiva, dijo Ignacio Baistrocchi, ministro de Espacio Público e Higiene Urbana.

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